Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa de EAFIT
La importancia de incentivos para las universidades y los estudiantes, así como la necesidad de un sistema de información claro sobre las tasas de retornos de las instituciones de educación superior y sus programas académicos. Esos son algunos de los temas que amplía María Marta Ferreyra sobre el más reciente reporte de educación superior en América Latina y el Caribe que presentó el Banco Mundial.
¿Cómo se da el círculo para que una persona con título universitario tenga mejor ingreso que una persona que no lo tiene?
La diferencia entre los ingresos promedio de una persona con título universitario y una sin título es muy alta. El retorno es de 104 por ciento en la región, aunque varía mucho entre países. Colombia tiene los retornos más altos, cerca del 180 por ciento. Pero hay mucha variación en esos retornos y ese es un mensaje muy importante del estudio. Es fundamental que los estudiantes conozcan el retorno promedio, la variación en los retornos y los retornos en las distintas carreras. Hay carreras que tienen retornos muy bajos y hay carreras en determinadas universidades que tienen retornos aún menores. Por eso, en este reporte, hacemos énfasis en la importancia de que exista información en el ámbito de cada institución y de cada programa sobre cuáles son los resultados académicos y también laborales.
¿Cuáles son las áreas del conocimiento que en este momento están dando mejores retornos?
Cuando miramos datos de Chile y de Perú sabemos que las áreas con los retornos más altos son ciencia, tecnología, ingeniería, y las que tienen retornos más bajos son educación y humanidades. Hay áreas del conocimiento con retorno relativamente altos, como por ejemplo derecho. Sin embargo, hay gran variación a los retornos en derecho; los graduados de algunas universidades obtienen retornos muy altos y los graduados de otras obtienen retornos muy bajos. Por eso enfatizamos en la importancia de que esta información exista en la universidad y en el programa.
Algo que el estudio señala es que la región tiene un déficit en la producción de científicos y que eso está relacionado con el déficit de innovación con respecto al mundo desarrollado.
¿Cómo se podría conseguir que las universidades aporten esa información?
Hay diferentes maneras. Una es que existan incentivos financieros para que las universidades reporten. Por ejemplo, en el caso de las universidades que reciben fondos públicos quizás la entrega de los fondos puede ser condicional, al menos en parte, a la entrega de la información. Por otro lado, quizás los gobiernos puedan difundir cuáles son las instituciones que proveen la información y cuáles no. Lo importante es que el gobierno o algún otro actor en la sociedad tome la iniciativa de crear una cultura de información para que la sociedad se acostumbre a esperar esa información y a consultarla.
¿Qué tal está la región en términos de acreditación de alta calidad en la educación superior?
Muchos países de la región han progresado, pero muchas veces los sistemas de acreditación descansan sobre insumos como el cociente entre profesores y estudiantes, la educación máxima de los profesores, o la calidad de la infraestructura. En realidad, lo que nosotros quisiéramos es un sistema de acreditación que mida los resultados que las universidades están obteniendo, porque en definitiva esto es lo que las familias están mirando. Es muy difícil diseñar sistemas de acreditación porque la evidencia está mezclada y es importante tener expectativas realistas respecto a los que un sistema de acreditación puede hacer. Un sistema de acreditación quizás tenga gran capacidad para prevenir que malas universidades funcionen, pero quizás no tenga demasiada capacidad para identificar a las mejores instituciones. Siempre es más fácil identificar el fracaso que identificar el éxito, aunque aun identificar el fracaso es importante.
"Mientras que la desigualdad aumenta en otras partes del mundo, en América Latina ha caído y pensamos que una de las explicaciones es el aumento del porcentaje de las personas con acceso a la educación superior, por esos altos retornos que tenemos".
¿Cómo mantener un balance entre la oferta y la demanda de programas teniendo presente las tasas de retorno?
No podemos descuidar las áreas del conocimiento que tienen bajos retornos. Por ejemplo, educación es un área del conocimiento con bajo retorno y, quizás, sea porque hay otras variables que compensan como, para poner un caso, la posibilidad de tener los veranos libres para los maestros. Estoy de acuerdo con que no podemos descuidar las áreas que tienen bajos retornos financieros. Lo que sí podemos hacer es que, si hay un área de interés estratégico, el gobierno siempre tiene la prerrogativa de destinarle fondos adicionales. Algo que el estudio señala es que la región tiene un déficit en la producción de científicos y que eso está relacionado con el déficit de innovación con respecto al mundo desarrollado. Una de las razones que explican este fenómeno es la ausencia de sistemas de financiación que recompensen la investigación como existe en el mundo desarrollado.
En el reporte del Banco Mundial se hacen sugerencias sobre la duración de los programas académicos, ¿tiene que ver eso con la diferencia de tiempos entre el mercado laboral y la oferta académica?
En Estados Unidos un programa universitario típico dura cuatro años mientras que en esta región dura cinco o seis. Necesitamos examinar si esos años adicionales agregan conocimiento. Pensamos que es importante que los programas sean breves, que provean las competencias necesarias, pero quizás no sea adecuado pensar que en cinco o seis años el estudiante va a aprender todo lo que necesita saber para el resto de su vida. Lo más probable es que tenga que seguir aprendiendo, pero, por eso mismo, no puede pasar seis años al principio.
En América Latina y el Caribe aumentó del 21 al 40 por ciento el ingreso a la educación superior de las personas entre 18 y 24 años. El reporte dice que mayor educación es menos inequidad, ¿cómo ha impactado ese incremento en la desigualdad?
Mientras que la desigualdad aumenta en otras partes del mundo, en América Latina ha caído y pensamos que una de las explicaciones es el aumento del porcentaje de las personas con acceso a la educación superior, por esos altos retornos que tenemos. Con el tiempo lo más probable es que esos retornos caigan. Ahora son muy altos, en gran parte, porque el porcentaje de la población económicamente activa en nuestra región que tiene un título de educación superior es muy bajo: en promedio es el 14 por ciento, mientras que en Estados Unidos es del 41. En la medida en que más gente acceda a la educación superior, los retornos van a caer, con lo cual la desigualdad también se va a cerrar.
En temas de deserción el reporte habla de factores económicos, ¿entre prestamos condonables y becas totales una alternativa es mejor que otra?
En el estudio investigamos las ventajas y desventajas de cada sistema. En balance, quizás necesitamos una combinación de los dos porque la educación superior va a continuar expandiéndose. En este momento, en promedio, solamente el 50 por ciento de los estudiantes de la región termina la secundaria, es decir que hay mucho lugar para la expansión y, sin embargo, la región fiscalmente está en una situación comprometida, está creciendo a tasas menores. Es decir que esperar que el gobierno pueda financiar a través de becas toda la expansión en la educación superior quizá sea ilusorio. Lo más probable es que necesitemos considerar tanto becas y gratuidad como programas de préstamo, que tienen ventajas y desventajas. La gratuidad va a expandir la matrícula y el acceso porque bajaste a cero el precio del servicio.
El problema es que si está acompañada de ingresos no selectivos quizás también aumenta la tasa de deserción porque le das entrada a estudiantes que no están preparados para graduarse, no están preparados para el trabajo de la educación superior. La gratuidad, al final, favorece a los estudiantes de ingresos y preparación académica más alta porque ellos son los que tienen mayores opciones de graduarse. Los préstamos no condonables crean mayor esfuerzo por parte del estudiante porque si sé que voy a tener que devolver un préstamo, sé que me conviene graduarme para recibir ingresos más rápido. Eso me facilitará la devolución del préstamo y además entiendo que me conviene graduarme pronto para evitar la acumulación de deuda. Los préstamos no condonables crean incentivos al esfuerzo, la desventaja es que espantan el acceso porque solamente los estudiantes que se sienten seguros que se van a graduar y van a poder devolver el préstamo son los que lo van a tomar.
"Colombia ha hecho un trabajo excelente expandiendo la educación superior y la matrícula en la educación superior se ha duplicado —o más que duplicado— en solamente 10 o 12 años".
¿La certidumbre académica también incide en la decisión de tomar o no un préstamo para educación?
Eso me lleva el siguiente punto. Tanto las becas como los préstamos son mejorables. En el caso de los préstamos puedes tener préstamos contingentes al ingreso, puedes tener préstamos con garantía del Estado. En las becas se pueden mejorar los efectos indeseados haciéndolas, por ejemplo, condicionales a la preparación académica y, sobre todo, al rendimiento del estudiante para que no asuma que el financiamiento va a existir independientemente de sus resultados.
Dice el reporte que solamente 10 universidades de la región están entre las mejores 500 de educación superior del mundo, ¿por qué se está tan lejos, apenas superando a África?
Tiene que ver con los principios de política que mencionamos en el estudio: la falta de información, la falta de incentivos, de capacidad de elección por parte de los estudiantes y la falta de buenos mecanismos de supervisión y regulación. El tema de los incentivos es crítico. Cada vez que hablamos de resultados en calidad en términos de graduación, de retorno, de cómo se posiciona la región respecto al mundo, lo que estamos viendo es el producto de acciones de los estudiantes, pero también de acciones de las instituciones. Por eso es tan importante darles incentivos a ambos para que produzcan mejores resultados. Los sistemas de financiamiento son fuentes muy poderosas de incentivos, entonces es importante que empecemos a pensar en financiar a instituciones y a estudiantes de una manera que esté vinculada a los resultados, a objetivos estratégicos del país en sus procesos de desarrollo.
¿Cuáles serían los enfoques del sistema de educación superior además del asunto de la información?
Es importante enfatizar el papel de los incentivos. Mucho de lo que vemos en educación superior está relacionado con la existencia de incentivos que son muy pobres. Por eso, a pesar de que la región invierte recursos razonables en educación superior en comparación a países de similar grado de desarrollo en otras regiones del mundo, los resultados son inferiores. Y eso está directamente relacionado con la ausencia de incentivos para que estudiantes e instituciones produzcan resultados mejores. Tenemos que repensar el sistema de financiamiento a los estudiantes y a las instituciones para que produzcan resultados más cercanos a lo que deseamos. Necesitamos diseñar sistemas de supervisión que premien a las instituciones con alto valor agregado, es decir, a aquellas instituciones que reciben estudiantes con poca preparación académica pero que agregan mucho valor en términos de conocimiento o de resultados laborales.
¿Cómo percibe el panorama de Colombia en cuanto a cobertura y variedad?
Colombia ha hecho un trabajo excelente expandiendo la educación superior y la matrícula en la educación superior se ha duplicado –o más que duplicado– en solamente 10 o 12 años. En términos de equidad Colombia ha progresado, pero todavía tiene camino por recorrer. Hay una brecha muy grande entre el acceso de los estudiantes ricos y los estudiantes pobres, y lamentablemente la mayor parte de esa brecha se debe a la desigualdad previa a la educación superior. Ahí hay otra asignatura pendiente para Colombia: trabajar en los niveles previos a la educación superior. En términos de variedad también ha progresado, pero aún tiene a la mayoría de sus graduados en unos pocos campos del conocimiento. En calidad esa es, sin duda, una frontera, otra asignatura pendiente porque a medida que se ha expandido la matrícula también se ha expandido la deserción.