Claudia Ivonne Giraldo Gómez
Jefa de la Editorial EAFIT
Ya lo estipulan muy bien los primeros estatutos de la Universidad de Padua redactados en 1264: “Sin ejemplares no habrá universidad”.
Posiblemente sea la Editorial de una universidad uno de los lugares del campus más silenciosos y activos al mismo tiempo. La edición de libros, ese antiguo oficio, precisa largas horas de trabajo y concentración, pero también creatividad y una ebullición y movimiento constantes: desde el primer diálogo con los autores, las correcciones cuidadosas y lentas para organizar el texto de la mejor manera; la armada y la diagramación, pensar en la carátula desde el color, el papel, la cinta, hasta la imagen perfecta; discutir sobre títulos –esos calambures que pretenden contar un libro en una frase–; el diseño de las colecciones, las cajas, los tamaños, los tipos de letra; los contratos y los permisos; la espera para que de la imprenta llegue el producto pensado y trabajado por un grupo de personas, paso a paso, en una filigrana que es difícil de imaginar para quienes están por fuera del proceso.
En 1997 el rector de la Institución de entonces, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, creó el Fondo Editorial EAFIT. Y con Leticia Bernal al frente, en el Fondo –como se lo conocía– comenzaron a construir un catálogo con las producciones de los profesores e investigadores de la Universidad.
Pero al final todo el trabajo se justifica por la alegría casi mística de abrir el libro intocado, aspirar su aroma, constatar que por gracia de los hados no hay errores qué lamentar –o que los que hay son pequeños porque a una o dos letras les dio por cambiarse de sitio sin permiso–; la expresión de alegría del autor al tomar en sus manos eso que también es él o ella y que también lo define. Todo esto compensa el esfuerzo, la tesión y la emoción puesta en cada uno de estos nuevos y antiguos objetos que todavía son capaces de arrancar suspiros en las viejas como en las nuevas generaciones.
En 1997 el rector de la Institución de entonces, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, creó el Fondo Editorial EAFIT. Y con Leticia Bernal al frente, en el Fondo –como se lo conocía– comenzaron a construir un catálogo con las producciones de los profesores e investigadores de la Universidad. Esta, que es la misión y el sentido de la existencia de una editorial universitaria –servir de ventana, de vitrina al conocimiento que se produce dentro de la Institución, y que la hace pertinente y necesaria– se enriqueció con la decisión de abrir el catálogo a la literatura, a la creación artística, como una manera de vincularse con la sociedad sobre la que incide el trabajo de la Universidad.
Este último período de la Editorial se ha caracterizado por una renovación formal y la convocatoria a la comunidad académica para que entienda que este espacio es suyo, que les pertenece.
Unos pocos años después se unió al equipo Rubén Darío Vasco (Rubencho), quien desde entonces ha sido la cara de la editorial en ferias y eventos del libro, así como en las librerías de la ciudad y del país. Llegó luego Alina Giraldo, quien, con laboriosidad de hormiga, buen gusto y conocimiento, le ha dado a la editorial ese “toque” de perfección que se reconoce dentro y fuera de la Universidad. Y, un poco más tarde, se integró a este equipo “semilla”, Gilberto Valencia, que se ha encargado con juicio y dedicación de llevar los dineros, de hacer que alcancen, de promover la editorial y de pensar, junto a Rubén, en planes de venta. Después han llegado varios directores editoriales y un equipo de editores que han sabido llevar a la Editorial EAFIT, junto al equipo de base, a convertirse en una aspiración para publicar de muchos autores de la ciudad y del país.
Explosión de colecciones
Publicar literatura –novela, cuento, poesía, ensayo– ha sido una decisión que Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, desde 2003, ha mantenido e impulsado con verdadero interés y conocimiento. Uno de sus grandes aportes ha sido promover los rescates de autores y de obras, que, si bien no son desconocidos, sí han dejado de publicarse o han sido publicados antes en ediciones poco cuidadas. Nacieron así dos bellas colecciones: La Biblioteca Fernando González, que se coedita con la Fundación Otraparte, y que tiene como propósito reeditar toda la obra publicada e inédita del maestro González. Y la Colección Rescates que ha puesto en las manos de los lectores publicaciones como la revista Acuarimántima y obras de Cayetano Betancur, de Rafael Uribe Uribe, Magda Moreno, entre muchos otros.
En 2016 salió el primer libro de la Biblioteca Gonzalo Arango, Obra negra y este año vio de nuevo la luz, Sexo y saxofón. En 2017 nació también la Biblioteca Mario Escobar Velásquez –tres novelas y un ensayo inédito sobre la historia de la aviación en Antioquia– que se construirá año a año y para la que se unieron tres editoriales y la Fundación Mario Escobar Velásquez.
Este último período de la Editorial se ha caracterizado por una renovación formal y la convocatoria a la comunidad académica para que entienda que este espacio es suyo, que les pertenece. Que los profesores e investigadores publiquen cada vez más y que todas las escuelas se vinculen al proyecto editorial es un objetivo fundamental sobre el que se debe apuntalar el trabajo. La belleza de las ediciones académicas le dan la dignidad que sus contenidos ameritan.
Hoy, cuando los soportes de la lectura son variados y se avecinan cambios insospechados en la manera de transmitir la información y los contenidos, eso que se conoce como libro, ya sea en papel o en otro soporte, se sostiene como parte fundamental de la memoria de la humanidad. Pero, atentos a los cambios, la Editorial EAFIT le ha apostado a ofrecer libros bellos, bien hechos y de excelentes contenidos; a abrirles la puerta a autores poco conocidos, llevar la herencia literaria a los nuevos lectores y ampliar una Colección Académica de gran calidad y belleza. Estos son objetivos que marcan este cumpleaños con los que todo el equipo editorial se siente comprometido. Trabajar en la Editorial EAFIT es un privilegio.
La Editorial desde su gente
Cuando ingresé a la Universidad EAFIT en agosto del año 2000, el Fondo Editorial contaba con aproximadamente 38 libros publicados y era un proyecto que iniciaba con mucho entusiasmo y vitalidad hacia la conformación de una editorial universitaria que le permitiera a la Institución la publicación de su producción literaria, académica e investigativa. Hoy, 17 años después y con cerca de 600 títulos publicados me es muy grato seguir perteneciendo a ese proyecto ya convertido en toda una realidad y que, además, nos ha permitido difundir en todos los ámbitos el saber y la investigación de los profesores y autores que han confiado en este proyecto editorial. Ha sido muy enriquecedor desempeñarme en el campo del mercadeo y ventas por la relación que a través de este tiempo se ha establecidocon los autores, distribuidores, librerías y, particularmente, el público con quienes termina uno creando lazos de amistad y de mutuo interés. Igualmente da satisfacción ver las muy buenas reacciones de las personas en general ante los títulos que se publican, especialmente por lo interesante de sus temas y la belleza de sus diseños. ¡Larga vida y un maravilloso futuro a este proyecto! Rubén Darío Vasco. Librero. Filósofo de la UPB.
Desde mi llegada a la editorial he visto florecer muchos sueños: los míos y los de un grupo de autores que ha conseguido que el fruto de su trabajo se hiciera realidad, productos que en algunos casos afianzan el espíritu y en otros amplían el conocimiento. La Editorial es mi segunda casa, donde también soy feliz, pues allí encuentro todos los días un grupo de personas que confían en mi trabajo y me hacen sentir útil, valioso y, además, me apoyan y me alientan en todas las actividades. Un gran abrazo para todos y felicidades por sacar adelante este gran proyecto. Gilberto Valencia Trujillo. Coordinador Administrativo, magíster en Administración.
Para alguien apasionado por leer y que crea en el poder del lenguaje como desciframiento y máscara, como acción y metáfora, y si además ha encontrado en el conocimiento una forma de expansión de sus propios horizontes, tener como oficio la edición es conquistar un espacio de inmensa alegría. Y eso es lo que me ha sucedido: editar es mantener un diálogo de ideas y expresiones, de riesgos y desafíos, en el que se ponen en juego, y a toda prueba, las propias convicciones. Es un país como el nuestro, de una tímida, pero creciente tradición editorial, en muchos casos de esfuerzos y aciertos aislados, mantener en pie una editorial es, a todas luces, creer aún en la capacidad transformadora del libro, en su vitalidad y en su necesidad. Juan Felipe Restrepo David. Editor, candidato a doctor en Humanidades.
Con el cambio de oficina, la editorial regresó al bloque 3 en junio de 2016. Hubo también un cambio de jefe: Nathalia Franco, al regreso de su maestría en España, pasó a liderar el Centro de Integridad y llegó Claudia Ivonne Giraldo y, con ella, la materialización de una idea: los libros deben ser bellos, deben anunciar desde la imagen de carátula y el color y las guardas y las solapas que buscan lectores y que, si los encuentran, no los decepcionarán, que el esmero que se ha puesto en su apariencia se corresponde con el que pusieron sus autores. Lograr todo esto, lograr que un archivo digital que nos confía un autor se transforme en un objeto que pueda ser deseado por un lector, y comprado por este, requiere también calcular, convertir el trabajo en un precio, y llamar y conseguir información y guardarla y organizar presentaciones y copas de vino y pasabocas. Ahí aparecen Gilberto y María Adelaida, y otra vez Rubén, para que el libro esté en las librerías y en las ferias, al alcance de los lectores. Marcel René Gutiérrez. Editor, especialista en Humanidades.
Hace un año empecé a trabajar como editora en la Editorial EAFIT. Ya con la sola noticia de que había sido aceptada para el cargo me alegré mucho; me imaginaba rodeada de libros, de gente amable y en un ambiente intelectual activo y estimulante. La realidad no ha defraudado esas expectativas iniciales: he acompañado la publicación de libros que siento como secretos retoños míos y he compartido con un equipo incansable –al mando de una jefa que invita con el buen trato y el ejemplo–, que se reúne y se alegra cada vez que un libro nuevo llega de la imprenta. Carmiña Cadavid. Editora, abogada.
Gracias a la Editorial EAFIT soy una aprendiz orgullosa de su labor. Reconozco que estoy en una excelente escuela, en donde le dan valor a mi trabajo y me enseñan con humildad. Mis compañeros son generosos, comprometidos con mi aprendizaje y me han incluido con cariño en su entorno. Me siento agradecida, estar en este lugar hace parte de las mejores cosas que hasta hoy me suceden. Carolina García Marín. Practicante de comunicaciones. Estudiante de Comunicación Social, Universidad Luis Amigó.