Alejandro Arboleda Hoyos
Egresado del pregrado en Comunicación Social de EAFIT
Siendo un joven periodista del diario El Espectador en Medellín, a finales de los años 80 del siglo pasado, Carlos Mario Correa Soto, con 23 años de edad, indagaba y reporteaba temas adicionales por su cuenta para abordarlos narrativamente. A pesar de los caprichos y mutilaciones de los editores, durante los 13 años continuos que trabajó en este periódico, se la “jugó” por apuestas narrativas producto de sus intereses creativos y literarios.
Es precisamente ese “amor” que él ha confesado por la crónica latinoamericana el que lo ha llevado a interesarse y dedicarse a estudiar este género durante los 24 años que ha sido profesor. Esta labor investigativa dedicada al estudio y análisis del periodismo narrativo le ha permitido convertirse en un cronista de la crónica que ha publicado en total tres libros sobre este género literario mayor.
La más reciente de sus obras es Narradores del caos, un libro donde se abordan las apuestas de los ‘Nuevos cronistas de Indias’ por medio de un seguimiento juicioso a este tipo de narrativa de no ficción, al revisar textos publicados en libros impresos y sitios digitales desde el año 2000. En este análisis se hace un recorrido por los temas recurrentes y por otros pendientes de abordar, así como por las formas de reportear de estos ‘cronistas latinoamericanos contemporáneos’.
Con este trabajo el periodista y docente completa su trilogía de libros producto de investigación sobre la crónica, publicados en la Editorial EAFIT. “Esta investigación de 10 años comprende además los libros La crónica reina sin corona (2011) y Aprendiz de cronista (2014). Con este trabajo no solo busco fortalecer la capacidad lectora de los estudiantes, sino también hacer que ellos vean un espejo en los cronistas latinoamericanos y den sus primeros pasos como escritores de crónicas”, asegura Correa.
Una mirada latinoamericana
Uno de los primeros objetivos que se trazó Carlos Mario con esta investigación fue abordar la crónica saliendo del ámbito nacional, al proponer un contexto que ofreciera un panorama de la crónica latinoamericana contemporánea desde México hasta Argentina. Para él, el precedente de la investigación sobre crónica en Colombia lo han hecho Juan José Hoyos y Maryluz Vallejo, quienes fueron profesores suyos en la Universidad de Antioquia, y Daniel Samper Pizano.
Inmerso entre los montones de libros que le dan vida a su hábitat crónico y lugar de trabajo, el docente se dio a la tarea de cumplir este objetivo. Por eso, los últimos cincos años revisó 16 textos y el portal Periodismo Narrativo en Latinoamérica. Crónicas Periodísticas con Chispa de antologías de crónica latinoamericana con la colaboración de estudiantes del curso géneros periodísticos II y de las maestrías en Escrituras Creativas y en Hermenéutica Literaria, de la Universidad EAFIT.
“Mis estudiantes han cumplido un papel muy importante, involucrándose en la investigación como curadores en términos de pertinencia de las crónicas que fui inventariando. Ellos se encargaron de ver la calidad formal y de contenidos, y con sus lecturas me han hecho ampliar mi visión panorámica de esos textos. Logran que yo los aprenda a valorar más allá de cualquier capricho personal”, precisa.
Además de hacer este análisis de contenido, Carlos Mario se dedicó a entrevistar a 12 cronistas de diferentes países de Latinoamérica para incluirlos en el libro como los narradores del caos, aquellos que recurren a temas como las violencias, las extravagancias, lo extraordinario, la supervivencia, la pobreza, la cultura, la recreación, los oficios, los deportes extremos, el fútbol y el boxeo.
“Mis estudiantes han cumplido un papel muy importante, involucrándose en la investigación como curadores en términos de pertinencia de las crónicas que fui inventariando,” Carlos Mario Correa.
De esa manera, Narradores del caos está estructurado en tres partes. La primera, llamada Una crónica de la crónica, es un recorrido por los temas más recurrentes de la crónica entre el año 2000 y 2017, y por las formas, los hábitos, las rutinas y las estrategias de reportear de sus autores. En la segunda están las 12 entrevistas a cronistas latinoamericanos, cada uno destacado en su estilo y contexto; y la tercera es un catálogo que tiene un listado de 70 Nuevos cronistas de Indias con sus redes sociales, otro de 300 mencionados por países, y un directorio de 105 sitios web de crónica disponibles en Internet.
Recuperar el valor del género
Carlos Mario se considera a sí mismo como un “doliente” de la crónica porque la siente y cree que su trabajo e investigación le da una reivindicación de narrativa literaria mayor. Por esa razón, cree que este tipo de proyectos demuestran el valor que tiene promover la crónica como un género literario ambicioso que también puede ser un objeto de estudio en los pregrados, las maestrías, los doctorados e, incluso, en los colegios.
El valor de la crónica, según resalta el docente investigador, se fundamenta en que es más que periodismo y pasa a ser una propuesta literaria cuando es bien escrita, bien investigada, bien reporteada y bien documentada. Se resalta su valor literario en especial, dice el profesor Correa, cuando hace parte de una estrategia de escritura como apuesta consciente de los autores por trabajarla con rigor y disciplina.
“De hecho los antecedentes literarios de todos los países de Latinoamérica están en las crónicas en Argentina, en Ecuador, en Perú, en Colombia, en México. Hay literaturas de crónicas en el siglo XVII, XVIII y XIX en la región que son antecesoras y sentaron bases importantes estéticas, literarias y culturales para lo que luego se ha trabajado hasta hoy en la novela latinoamericana”, resalta Carlos Mario.
Tras dedicar años a la búsqueda minuciosa de documentación histórica y leer con interés permanente sobre la crónica en el contexto latinoamericano, el docente investigador defiende que es un género antecesor a los géneros literarios como la novela y el cuento, así como al periodismo informativo. Incluso, según él, por ejemplo, los novelistas del boom latinoamericano, como lo hicieron los articulistas y poetas del modernismo, trabajaron la crónica y el periodismo narrativo con tanto empeño formal y con tanta disciplina como escritores profesionales, así como lo hicieron en el trabajo de sus obras más importantes.
Después de devorarse y analizar con lupa en todos sus tiempos libres las antologías seleccionadas, Carlos Mario empezó a gestionar las citas con cronistas latinoamericanos de diferentes contextos. Algunos reconocidos como el caso de Juan Villoro (México) y Cristian Alarcón (Chile), y otros no tanto como Marcela Turati (México) y Mónica Baró (Cuba), con los que reforzó su planteamiento de que la crónica nunca desaparecerá y, por el contrario, siempre vuelve con más fuerza.
Una narrativa que renace
Carlos Mario afiló su lápiz y resaltó en su libreta de apuntes lo que consideró uno de los elementos más importantes de esta investigación: el renacer “indudable” de la crónica latinoamericana. Él la compara con el Ave Fénix porque siempre resucita con mayores bríos, más remozada, pero con un factor determinante: el empeño y la creatividad que, en cada momento histórico, le ponen a la crónica determinados autores.
Según cuenta, en este momento el renacer de la crónica latinoamericana se debe a un grupo de escritores que dejaron a un lado el periodismo de los medios y se volcaron a la crónica, con más tiempo, dedicación y empeño en las búsquedas temáticas de este género. Estos escritores son los que han sido denominados por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) en esta época como los ‘Nuevos cronistas de Indias’.
El docente considera que la crónica latinoamericana tiene un sello tan personal, que la ve como el género más autónomo de la región, ya que la opinión, la entrevista y la noticia son géneros con ascendencia anglosajona.
“Este grupo de novelistas y periodistas que dejaron a un lado el periodismo diario son los que están dándole a la crónica el sitio que merece. Ellos son quienes la revitalizaron en formas, en contenidos, en tratamientos, en el rigor investigativo, en la disciplina de escritura y esos son los cronistas que he relacionado en el libro y a los que llamo narradores del caos”, dice Carlos Mario.
El docente considera que la crónica latinoamericana tiene un sello tan personal, que la ve como el género más autónomo de la región, ya que la opinión, la entrevista y la noticia son géneros con ascendencia anglosajona. El reportaje de crónica como el que él muestra en Narradores del caos, según dice, es muy propio de Latinoamérica, ya que está hecho con su aliento, y trata los problemas y situaciones de su contexto social.
El objetivo de estudiar la crónica
Uno de los logros alcanzados satisfactoriamente para el autor ha sido lograr que a los autores abordados y entrevistados se les valore y se les estudie desde la academia, al igual que a la crónica latinoamericana contemporánea como género literario mayor. Carlos Mario dice que así logra demostrar que la crónica también puede ser un objeto de estudio como lo han sido la novela, el cuento y la poesía.
“Indudablemente al hacer libros como Narradores del caos la crónica toma fuerza y toma lugares de reconocimiento en nuestra sociedad actual. Creo que hago mucho por la crónica como género periodístico con valor literario por medio de las presentaciones públicas, las participaciones en seminarios, la producción de artículos y las actividades de promoción de los resultados de investigación”, indica.
Una de las motivaciones más grandes de su trabajo como docente investigador es involucrar activamente a sus estudiantes en este tipo proyectos de investigación que dan como resultado diferentes publicaciones especializadas sobre la crónica. Él considera que abre una veta para este género al esperar que más personas de la academia, como estudiosos del periodismo y de la literatura, lo aborden como objeto de estudio.
En ese sentido, Carlos Mario dice sentirse satisfecho porque ha mostrado un camino que sus estudiantes de pregrado y de maestría pueden seguir, así como él lo hizo con sus maestros universitarios. Para él, entre los logros más importantes de su investigación, que ha dado como resultado la trilogía de libros sobre crónica, es poder contagiar de curiosidad e interés a diferentes personas del ámbito académico en las universidades y a profesores de colegios para lograr que en sus clases de español y literatura se estudie este género literario.
Como un cronista de la crónica, entre sus proyectos a corto plazo el docente tiene planeado seguir escribiendo más capítulos sobre esta narrativa en el ámbito académico, con una antología de trabajos periodísticos y de reflexiones sobre el oficio de la reportería en el contexto de los 15 años de Periodistas en la Carrera. Este es el evento más importante del pregrado en Comunicación Social de EAFIT, que convoca anualmente a cerca de 300 estudiantes reporteros en torno a una maratón periodística donde la crónica es protagonista.