Primer premio en mejor diseño y mejor fotografía en el GSBC 2018. Así está encabezado el correo de la buena nueva que recibió el equipo Kratos EAFIT-Postobón, el mismo que los confirmó, el miércoles 6 de junio de 2018, como ganadores, por partida doble, en el Global Space Balloon Challenge, un certamen internacional organizado por instituciones como la Universidad de Stanford, la Universidad de Michigan y el Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT).
El equipo Kratos se presentó a este concuro con la creación y lanzamiento al espacio de una góndola con experimentos científicos y un satélite del tamaño de una lata de refresco (conocido como Can Sat). Durante meses, un equipo interdisciplinario de cerca de 40 integrantes de EAFIT —al que se unieron investigadores de la Universidad de Antioquia, la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), el Instituto Técnico Metropolitano (ITM) y la Universidad Nacional— trabajaron en el diseño y la preparación del lanzamiento.
El 27 de abril, desde un aeródromo en Puerto Boyacá (Magdalena Medio boyacense), el equipo realizó el lanzamiento cumpliendo con el objetivo de hacer llegar el material a la atmósfera y mantener contacto vía remota con el satélite, lo que se pudo comprobar cuando los paneles solares que estaban unidos a la lata se desplegaran luego de una orden que se le envió (ver video que se reseña en el recuadro).
Las imágenes del satélite con los paneles desplegados y el registro fotográfico de la Tierra desde la atmósfera son, justamente, razones para el premio de mejor fotografía. “Tenemos excelentes noticias. Ganaron el primer lugar en mejor diseño y mejor fotografía por voto del público. Felicitaciones”, dijo parte del correo que envió la organización.
Uno de los que celebró esta noticia fue el ingeniero mecánico Juan Sebastián Rodríguez Cuartas, director técnico del proyecto lobo Can Sat Kratos, quien explicó que uno de los requisitos de la competencia era que los globos que se lanzaran —cada equipopuede lanzar desde el sitio del mundo donde lo crea más conveniente— proveyeran material audiovisual.
En relación con el otro premio, al del diseño de la góndola, Juan Sebastián narró que la competencia tuvo en cuenta el esfuerzo, el enfoque creativo, la creatividad tecnológica, el profesionalismo y la claridad. La prioridad en el caso de Kratos era tener un diseño que generara recordación e identidad y, por eso, se basaron en la Cattleya, un género de orquídeas presente en Latinoamérica. Además, en el campus de EAFIT hay cerca de 14 mil de estas flores y la orquídea es la flor nacional de Colombia.
“A partir de ahí quisimos hacer un diseño conceptual y crear un vehículo para pruebas estratosféricas con conceptos de lo que se conoce como biomimética, que es inspirarse en la naturaleza o lo bio para tener un diseño funcional”, complementó Juan Sebastián.
Pruebas y Ensayos
Pocas semanas antes del lanzamiento aeroespacial, el equipo perteneciente al Semillero en Cohetería y Propulsión de EAFIT, que reúne a estudiantes y expertos en distintas áreas como la ingeniería mecánica, la electrónica, la física, las telecomunicaciones, la robótica, el diseño industrial y la biología se reunieron para afinar los detalles de la misión.
En una imagen de Google Maps, que proyecta la ubicación geográfica de la base área desde donde se desarrolló la misión, Juan Sebastián Rodríguez señaló el sitio exacto del lanzamiento e informó el área donde se instalarían cada una de las personas encargadas de esta iniciativa.
“Este es el valle del Magdalena. Ya se han hecho simulaciones en este lugar y si tenemos suerte el globo se desplaza de manera horizontal, ya que en Colombia los globos siempre tienden hacia el occidente por los vientos alisios”, expresó el director.
Los Can Sat son instrumentos a pequeña escala que simulan lo que podría ser un gran satélite, similar a los que lanzan las grandes agencias internacionales.
Estos artefactos fabricados con dispositivos electrónicos son sistemas que permiten recolectar datos y transmitir información por telemetría a una estación terrena conectada a una computadora portátil, generalmente de las condiciones meteorológicas del espacio cercano, además de poder realizar otra cantidad de experimentos. En los años recientes, estas tecnologías están siendo utilizadas por países en vía de desarrollo para acceder a conocimientos de la ciencia aeroespacial.
Fue en el Laboratorio de Desarrollo Espacial de la Universidad de Stanford, en 1999, la primera vez que se propuso el concepto de los Can Sat (Can-Satellite), por el profesor Robert Twigg. La posibilidad de lanzar uno pequeño dentro de una lata de refresco —no mayor a 500 gramos de masa— cautivó la mente de los aficionados aeroespaciales del mundo. Basados en estos avances tecnológicos, posteriormente la Universidad de Tokio logró poner en órbita dos satélites más grandes que los Can Sat: los CubeSat.
Desde la popularización de los pequeños satélites se han creado diferentes competencias de lanzamientos de globos sonda, aviones a escala y cohetes equipados con Can Sat alrededor del mundo, utilizando estos aparatos espaciales como herramienta pedagógica para la enseñanza de la ingeniería en escuelas y universidades.
“Lo llamativo de la ingeniería aeroespacial es que estimula el imaginario colectivo humano en los grandes retos del descubrir, y ayuda a pensar qué hay más allá de esta pecera de aire que habitamos, lo que permite que se generen nuevas ideas que aporten a los desarrollos de tecnología en punta”, señaló Andrés Yarce Botero, ingeniero físico y estudiante de doctorado en EAFIT y TuDelft (Holanda), encargado de realizar simulaciones y diseñar modelos matemáticos que predicen hacia dónde se mueven las masas de aire.
A su vez, y como parte de la preparación, los integrantes del equipo recibieron la visita de Luz María Martínez, ingeniera física colombiana egresada de EAFIT, quien trabaja para la Agencia Norteamericana del Espacio y la Aeronáutica (NASA). Ella les habló de los proyectos científicos relacionados con las futuras expediciones robóticas a Júpiter, y con el Jet Propulsion Laboratory, de California (Estados Unidos).
Extremófilos al espacio
Hace más de 60 años, el Sputnik I ruso fue la primera misión espacial exitosa en poner un satélite artificial en órbita y propagar ondas de radio en la ionósfera. Paralelamente, en esta expedición, un grupo de biólogos incluyó abordo una perra —conocida como Laika— siendo el primer animal cosmonauta para experimentar sus condiciones de vida en el espacio exterior.
Con el mismo objetivo, y esta vez como parte de la misión, investigadores de la Universidad de Antioquia se unieron a la exploración científica para transportar tardígrados y cianobacterias tropicales a la estratósfera. Estos animales microscópicos, conocidos como osos de agua, pueden sobrevivir a catástrofes astrofísicas y resistir extremas temperaturas.
“Con grupos de investigación en biología de la Universidad de Antioquia experimentamos con tardígrados. La idea es comprobar la viabilidad de estas especies en la estratósfera. Se envían tres poblaciones: de la Antártida, de un páramo colombiano y de Medellín. Como símbolo de la alianza científica entre las universidades, se recogieron tardígrados de los campus para la muestra biológica”, comentó Diego Valle, experto en bioingeniería de la Universidad de Antioquia.
Además de la experimentación biológica con osos de agua, la misión también se encargó de llevar poblaciones de cianobacterias tropicales, atrapadas en el lago del Parque Norte de Medellín, para estudiar su comportamiento en el espacio.
“Los globos estratosféricos son una plataforma muy interesante para experimentar. Principalmente medimos variables ambientales, pero también vamos a validar un medio de comunicación. Eso es lo primario. Como parte de la misión, aprovechamos el espacio de la góndola e incluimos los extremófilos en el vuelo”, apuntó Juan Sebastián.
Una iniciativa de múltiples miradas
El satélite es una de las tres iniciativas que abarca el Proyecto Kratos, una apuesta de EAFIT y Postobón que busca potencializar la formación de estudiantes desde una perspectiva experiencial, materializada en proyectos innovadores y de alto impacto con alcance internacional.
Desde ese enfoque, los integrantes, provenientes de diferentes pregrados de EAFIT, aportan su conocimiento, creatividad y visión de futuro para desarrollar los experimentos. Además del satélite, continúan trabajando en un vehículo electro-solar que competirá en el iLumen European Solar Challenge que se realizará en Bélgica, así como en la programación de una súper computadora con gran poder para gestionar datos complejos, que medirá a los estudiantes a universitarios de múltiples países en el ISC High performance 2018, un desafío de tres días.
Kratos refleja —en palabras de Manuel Acevedo Jaramillo, decano de la Escuela de Administración, desde donde se impulsa el proyecto— una manera en la que EAFIT está buscando transformar sus procesos de aprendizaje para dotar a los estudiantes de competencias cada vez más determinantes como aprender a trabajar en equipo, trabajar bajo presión y enfrentar desafíos cada vez más complejos en términos de nuevas tecnologías que permitan el avance del país.
“Para EAFIT el hecho de que su equipo Kratos haya ganado dos de las tres categorías en las que competía es un reconocimiento de la inmensa calidad tanto de los estudiantes y profesores, como de los procesos administrativos. En el caso de los premios que obtuvimos, competimos con más de 500 equipos en el mundo que representaban a 60 países de todos los continentes, con todas las tecnologías disponibles, pero logramos demostrar que cuando hay planeación, trabajo en equipo, y articulación con el sector público y la empresa, Colombia, como nación, puede asumir cualquier desafío”, concluyó Manuel.
¡Rumbo al espacio!
EAFIT, Postobón y la Fuerza Aérea de Colombia se unieron para hacer realidad la misión de lanzar a la atmósfera una góndola con experimentos científicos y un satélite del tamaño de una lata de refresco. La misión hizo parte del programa Kratos, que se coordina desde la Escuela de Administración de la Universidad y convoca a estudiantes de diferentes dependencias académicas para promover el aprendizaje a través de retos. En este video puede apreciarse la magnitud de esta iniciativa que, en abril de 2018, lanzó un satélite al espacio desde un aeródromo en Puerto Boyacá (Magdalena Medio boyacense).