Juan Felipe Restrepo David
Editor y candidato a doctor en Humanidades
Y la cuestión crucial fue lo primero en nombrarse: existe aún discriminación ética, cultural, sexual y estética, fundamentada de manera velada o evidente en el hecho de creer, por ejemplo, que una mujer aún no está preparada para dar el salto o para ser considerada en las esferas de lo ya acabado, es decir, en las instancias de proyección y posición que ocupan los hombres; o en el hecho de defender una postura a favor del “arte”, que implica el juicio de una escritura que no está mediada ni debe ser juzgada por géneros, y que si la gran mayoría de las personas escritoras son hombres no hay nada qué hacer, y que si los lectores prefieren, por estadísticas, leer más hombres que mujeres entonces no deben cuestionarse tales decisiones ni mucho menos los medios y mecanismos de divulgación y sus valores culturales de mercado.
Era, y en muchos sentidos sigue siendo, un panorama tan desabrido, y simplista, como el que solía constatarse en los siglos pasados cuando de registro, antologías o anales de la literatura colombiana se trataba, pues, antes que alimentarse discusiones, más bien se solían evitar: si las cosas ya eran de una manera por los órdenes que se suponían “naturales” y validados por legitimidades políticas o religiosas (hombres arriba, mujeres abajo), qué sentido tenía cuestionar, o, peor, prestar atención a las personas que protestaban.
El contexto de la discusión fue el siguiente: corría el año de la celebración Colombia-Francia 2017, y entre la gestión y dirección de la oficialidad de ambos países –en el caso colombiano, el Ministerio de Cultura– se convocó a un evento que mostraría, según la selección hecha, lo más representativo de la literatura colombiana en la Biliotèque de l’Arsenal en París. Entre los elegidos solo había hombres, ninguna mujer, para de la más importante de las presentaciones.
Después de levantada la polvareda y puestos los puntos sobre las íes, en comunicado de desagravio oficial, el Ministerio de Cultura alegaría en su defensa que sí había escritoras invitadas (Piedad Bonnett, Laura Restrepo, Margarita García Robayo, Camila Charry, Power Paola, Carolina Sanín), solo que cancelaron su participación o las agendas no coincidían o asistirían mucho después a otros eventos. En todo caso, por infortunados azares o por polémicas coincidencias, el grupo central y más visible solo estuvo conformado por hombres; y, por si fuera poco, para atizar más el fuego, se alegó en algunos medios que tal grupo no incluía miembros y escritores hombres defensores, y activistas declarados, de los derechos de las comunidades afro, indígena y lgtbi. Toda una discusión para dar y convidar. Durante los siguientes meses, los alegatos y debates llegarían a adquirir todos los tonos y contornos: desde los más juiciosos argumentos hasta los más airados insultos.
A asumir una posición
Este es uno de esos temas en los que el compromiso y la reflexión personales no avanzan sin que se asuma una posición. Dicho en otras palabras: ser aguas tibias en este terreno, tarde o temprano, pasa cuenta de cobro, porque toca terrenos de la propia subjetividad, precisamente, por las maneras como se construyen las relaciones sociales e íntimas, con lejanos y cercanos.
Al tratarse de una de las cuestiones más álgidas en la actualidad, por su urgencia inaplazable o por su evasión voluntaria, las preguntas se amplían, o mejor, se profundizan, en busca de los cimientos de las ideas y los comportamientos: el continuo crecimiento y apoyo injusto e injustificado de las jerarquías a partir de fundamentos, por ejemplo, de género (como la “dominación masculina” sobre las mujeres, tal como lo nombra Pierre Bourdieu) o de dinero (como la clasificación del valor de las personas a partir de sus riquezas, legales o ilegales, según lo desarrolla Georg Simmel en su Filosofía del dinero).
Todo aquello que remita a los prejuicios sociales más arraigados y a los presupuestos morales más inamovibles y secretos (no los que se ventilan, quizás, solapadamente, para no perder algún beneplácito anhelado) es como abrir un corral de animales exóticos: no se sabe muy bien qué puede resultar, pues es lo humano lo que se tiene de frente, desnudo y hermoso, temible e impredecible; y para la muestra, están las inagotables historias de Stendhal, Dostoievski, Conrad, Rulfo, Faulkner, Carrasquilla.
Es cierto, lo que aquí se menciona es solo una de las aristas de un problema que, si bien cada vez se nombra y se discute más con apertura y complejidad, así mismo se desborda en constantes casos de intolerancia y crímenes, denunciados y sin denunciar. Se ve cada día en los medios. No hay cómo tapar el sol con un dedo. Se trata de la verdad y de su defensa, y de las concepciones como humanidad, de la individualidad, y, sobre todo, de la otredad.
Hace muy poco, por poner solo un ejemplo que atañe a lo académico, en octubre de 2018, la Red Colombiana de Mujeres Filósofas expresó su indignación ante el concurso profesoral de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional porque evidenciaron que se estaría perpetuando la desigualdad de géneros en la filosofía académica colombiana: según los datos del Observatorio de Asuntos de Género de la Universidad Nacional, en el Departamento de Filosofía, sede Bogotá, la proporción de profesores y profesoras de planta es de 94,5 por ciento hombres frente a 5,5 de mujeres. Y ni qué decir de su actual rectora, Dolly Mejía, la primera mujer en ocupar ese cargo en los 150 años de historia de esa universidad.
Una discusión que atañe a la academia
Ahora bien, si en uno de los lugares de la estructura social y política debe alimentarse la discusión sobre la discriminación e inclusión de género debe ser, precisamente, en la universidad como productora de conocimiento, tanto en su divulgación como en su crítica. Este es, sin duda, uno de los llamados de la construcción de una integridad institucional. Y una editorial, como la de EAFIT, no debe estar al margen. Al contrario, en la medida en que la edición y publicación de libros y demás materiales textuales (digitales e impresos) es uno de los principales soportes de la proyección universitaria, se está frente a una labor ineludible: la de ser escenario para la visibilización, incluyente y rigurosa en sus procesos, de la creación y de la investigación de las personas integrantes de la comunidad universitaria, sin ofrecer favoritismos de género (ni mucho menos continuar con la misma línea patriarcal) ni algún otro tipo de exclusión.
Por eso, en esta ocasión, como editorial perteneciente a una comunidad académica, literaria y artística, todo el equipo quiso reconocer y celebrar la presencia y voz, en el catálogo actual, de las investigadoras y escritoras (pertenecientes o no a la Universidad EAFIT), que a lo largo de los 21 años de existencia de la Editorial, han publicado acá y cuyo número, dicho sea de paso, ha ido en aumento en los últimos cuatro años, quizás porque hay una confianza que poco a poco ha ido creciendo y asentándose.
Sus nombres no solo son un testimonio de calidad, constancia y permanencia, sino que, por sí mismos, son muestra tajante y tangible de que los procesos, aunque lentos, cambian al menos en las posibilidades de esa visibilización, pues, de alguna manera, es lo que sucede en otras editoriales universitarias del país. Esta, finalmente, es la afirmación de la Editorial EAFIT: continuar como escenario que ofrece garantías de equidad y apertura.
Investigadoras, profesoras, divulgadoras, traductoras, editoras académicas
Natalia Alzate, Luz Dary Aristizábal, María Teresa Espinosa, Lía Tobón, Maribel Serna Rodríguez, Patricia Cardona Zuluaga, María Rocío Arango, Ana Cristina Vélez, Marda Zuluaga Aristizábal, Liliana María López Lopera, Clemencia Ardila Jaramillo, Inke Gunia, Sabine Schlickers, Beatriz Restrepo Gallego, Marta Lucía Restrepo Bravo, Cristina Patricia Lamb Bernal, Sarah de Mojica, Anita Gómez de Cárdenas, Aline Helg, Gloria Isabel Ocampo, Gloria María Gallego, Ana Carolina González, Yulieth Hillón, Alejandra Ríos, Laura Correa, Lina Marcela Gil Alzate, Jennifer Ortiz, Diana María Carmona, Diana María Osorio, Diana Isabel Gómez, Juliana Villegas, Adriana Roldán Pérez, Luz María Rivas Montoya, Silvia Ivonne Ponce Sagredo, Mery Gallego Franco, Rubi Consuelo Mejía Quijano, María Eumelia Galeano, Imelda Ramírez González, Laura Fuentes Vélez, Nancy Doris Ospina, Isabella Builes Roldán, Donatella Pini, Carolina Maldonado, Sandra Turbay, Carolina Salazar Rodríguez, Isabel Cristina Lopera, Victoria Eugenia Ramírez, Nataly Montoya Restrepo, Alejandra Toro Murillo, Gina María Giraldo Hernández, María Helena Franco, María Fernanda Ramírez, Adriana Ramírez, Katalina Vásquez Guzmán, Claudia Patricia Fonnegra Osorio, Sandra Argenis Franco Ceferino, Andrea Perneth Montañez, Ismaria Zapata Hoyos, Viviana Palacio, Yazmín López, Claudia Escudero Zapata, Catalina Murillo Gómez, Sonia López, María Teresa Uribe, Eumelia Galeano, Clara Inés Aramburo, María Cecilia Vélez, Ángela Uribe Botero, Ana María Tangarife, Lillia Yasmín López, Andrea Echeverri Jaramillo, Vera Toro, Diana Londoño Correa, Flor Ángela Marulanda, Eva Rivas Sada, Sandra Patricia Ramírez, Karim León Vargas, Lylia Palacios, Paula Andrea Tamayo, María Cristina Roa, María Camila Suárez, Andrea del Mar Valencia, Andrea Idárraga Arango, María del Pilar Rodríguez, Francia Elena Goenaga, Erica Cecchinato, Maura Rossi, Olga Lucía GarcésUribe, Carmen Alejandra Ocampo-Salazar, Juliana Tabares y Nathalia Franco.
Narradoras, periodistas, poetas, guionistas, artistas y ensayistas
María Teresa Andruetto, Coral Bracho, Gina Saraceni, Esperanza López Prada, Teresa de Jesús, Marta Elena Vélez, Rocío Vélez de Piedrahita, Sol Astrid Giraldo, Ángela Restrepo, Anne Marie Van Broeck, Isabel Carrasquilla, Alexandra Cardona Restrepo, Diana Ospina, María Martínez de Nisser, Luisa Valenzuela, Ana María Cadavid, Lina María Parra, Fanny Buitrago, Sandra Castrillón, Esther Fleisacher, María Adelaida Escobar Trujillo, Raquel Shwartzer, Lucía Victoria Torres, Gloria María Posada Restrepo, Magda Moreno, Jiàn Rúfēng, Méi Ěr, Lǐ Chéng’ēn, Paula Barros, Patricia Escobar, Yenny León, Isabel Botero, Valentina Toro, Emma Lucía Ardila y Ana María Cano.
Presencia de la Editorial EAFIT en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, 2018
Presentaciones de libros
Martes, 11 de septiembre. De El Edén al parque público, de Juan Sebastián Betancur; y El paisaje en la mirada, compilación de Juan Felipe Restrepo David. Presentó: Ignacio Piedrahíta.
Miércoles, 12 de septiembre. Colección Debajo de las Estrellas: Cuentos de Darío Ruíz Gómez y Relatos impares de Julio Paredes. Presentó: Juan Diego Mejía.
Sábado, 15 de septiembre. Y se volvió nadaísta el mundo: sesenta años de un grito: La ejecución de la estatua, de Amílkar U; X se escribe con J: cartas de Jaime Jaramillo Escobar y Jotamario Arbeláez 1965-1982; Memorias de un presidiario nadaísta, de Gonzalo Arango (Biblioteca Gonzalo Arango, coedición Otraparte); Primer Manifiesto Nadaísta, de Gonzalo Arango (coedición Sílaba-Otraparte). Presentaron: Jotamario Arbeláez y Gustavo Restrepo.
Sábado, 15 de septiembre. Cuatro niñas malas: Tiempo del sur, de María Adelaida Escobar; Malas posturas, de Lina María Parra; y Lenguas de fuego, de Ana María Cadavid. Presentó: Gina Saraceni.
Domingo, 16 de septiembre. La madurez de la memoria: La memoria de la escritura, de Álvaro Pineda Botero; El sol que nunca vimos, de Jaime Restrepo Cuartas; y Señales de paso, de Rodrigo Pérez Gil. Presentó: Juan Felipe Restrepo David.
Salón Iberoamericano del Libro Universitario
13 de septiembre
Derecho de autor vs. Derecho a la información. María Alejandra Echavarría Arcila y Carlos Felipe Londoño Velásquez conversaron con Luis Hernando Lopera Lopera.
Editar y publicar en la universidad. Jorge Sánchez y Diana Carmona conversaron con Claudia Ivonne Giraldo y Doris Aguirre.
El libro que escriben los editores. Manuel Borrás conversó con Julio Paredes y Darío Jaramillo Agudelo.