¿Se imagina un mundo en el que pueda poner a su servicio la tecnología para optimizar de forma inimaginable el funcionamiento habitual de su organización y obtener prácticamente cualquier asunto que quiera? Pues bien, ya ocurre, a gran escala, y a toda velocidad… ¿Le puede sonar muy radical?
Los conceptos Revolución 4.0 (también conocida como la Cuarta Revolución Industrial) y transformación digital andan muy en boga en los años recientes. Son la última ola de la innovación. El Foro Económico Mundial, entidad que ha hecho zoom a estos conceptos, se ha encargado de aterrizar sus definiciones. Por un lado, la transformación digital no debe entenderse solo se trata principalmente de transformar los modelos actuales teniendo como centro a sus usuarios para generarles un alto valor, y como complemento apalancándose en una apropiación estratégica de nuevas tecnologías disruptivas de base digital.
Por su parte, la Cuarta Revolución Industrial, en la que está enmarcada esta transformación, no se define por un conjunto de tecnologías emergentes en sí mismas sino por la transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura de la revolución digital (anterior). Así lo define Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial: “estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”, vaticina.
Si bien el panorama es retador y las implicaciones del cambio son numerosas (muchas de estas ya impactan), esto no debería causar una preocupación. Al contrario, es mejor suponer que generará ocupación por parte de los involucrados.
¿Qué tan dispuesto está en cuanto a innovar y a adaptarse? Esa parece ser una de las preguntas clave, teniendo en cuenta la velocidad, el alcance y el impacto de este proceso. Ya no será el más grande superando al pequeño, será el más rápido superando al más lento.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, los modelos educativos antes considerados exitosos han sido cuestionados y, en muchos casos, han empezado a reemplazarse.
Una transformación enfocada en las personas
En toda transformación las personas juegan un papel fundamental, pues se convierten en la llave para abrir y asegurar la sostenibilidad de los cambios que este proceso trae consigo. Es así como los directivos y líderes de las empresas deben alentar a cada miembro de la organización a asumir la responsabilidad, brindándoles el marco, las herramientas y los incentivos necesarios.
Lo anterior implica, a su vez, la búsqueda y el desarrollo de diferentes habilidades, experiencias específicas, y estilos de trabajo que, tal vez, no hayan sido considerados anteriormente, como desarrollar talentos internos, formar equipos multidisciplinarios, crear redes de colaboración entre empresas, concebir nuevos sistemas de evaluación o redefinir los papeles de liderazgo.
Para la transformación digital debemos involucrarnos todos. Hacerlo parte de nuestro día a día. Es una dinámica de cambio que en las organizaciones debe ser cada vez más natural y orgánica. Por ende, el reto, especialmente en el sector educativo, es una participación activa y rápida. Debemos tener la capacidad de revisarnos y reinventarnos para lograr los cambios requeridos con oportunidad y de manera constante, asegura Carlos Andrés Jaramillo Lasso, jefe de la Oficina de Admisiones y Registro de EAFIT, que ya ha empezado a realizar propuestas en transformación digital.
Transformación digital en educación, oportunidad para rediseñar el sistema
El sector educativo no es ajeno a los cambios que se están experimentando en otros campos. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, los modelos educativos antes considerados exitosos han sido cuestionados y, en muchos casos, han empezado a reemplazarse, pues han dejado de ser efectivos frente a las innovaciones tecnológicas y pedagógicas, a la par de los cambios sociales y económicos que los profesores y estudiantes están enfrentando en el siglo XXI. Es así como los modelos de aprendizaje, la forma de acceder al conocimiento, y los esquemas de gestión y administración de instituciones deben adaptarse a esta dinámica.
Carolina Jeux Conde, CEO de Educación Digital de Telefónica, considera que, dado que la educación es el instrumento más poderoso para reducir la desigualdad y sentar las bases para un crecimiento sostenido, requiere “incorporar la tecnología para lograr la democratización del acceso al conocimiento contribuyendo a la igualdad de oportunidades”. En este sentido, la educación digital no debe limitarse a determinadas etapas, sino que debe abarcar todas las fases del aprendizaje. Pero, ¿la educación cómo hará frente a esta nueva realidad? Especialmente, dice Jeux, trasladando el foco de atención del profesor al alumno, quien se convierte en un eje.
Las aulas se convierten en el centro del placer de aprender, donde los alumnos comparten su cultura, resuelven problemas comunes y crean relaciones virtuales y físicas.
“La tecnología es un facilitador de la transformación que se está produciendo en la educación, apoyando la implantación de metodologías didácticas, el cambio de rol del docente; la personalización del aprendizaje y la transformación de los alumnos, al no ser simplemente consumidores de tecnología, sino creadores. En este contexto, las aulas se convierten en el centro del placer de aprender, donde los alumnos comparten su cultura, resuelven problemas comunes y crean relaciones virtuales y físicas. Y, sobre todo, donde descubren su pasión por aprender”, puntualiza.
Diego Leal Fonseca, director del Centro de Excelencia Académica de EAFIT, coincide con esta idea: “estamos hablando de la transformación de la experiencia del estudiante y eso implica repensar tiempos, formas de acceso, certificación y otros aspectos que están vinculados por la experiencia de aprendizaje”. En este sentido, las universidades se convierten no solo en un proveedor de un servicio específico, sino también en piezas clave para el acompañamiento del estudiante.
Los retos que plantea la transformación digital son de amplio espectro. Repensar la relación que tienen las organizaciones con sus distintos grupos de interés y la experiencia en términos de atracción es fundamental para adaptarse a las nuevas dinámicas.
Programa Tec 21 como caso de éxito
Una de las instituciones en Latinoamérica que se han centrado en las necesidades del estudiante, al apostarle a los procesos de transformación digital, es el Tecnológico de Monterrey (México), que a través del modelo Tec21 se centra en mejorar la competitividad al potenciar las habilidades del alumno y desarrollar las competencias requeridas en los diferentes campos profesionales.
Tal como lo explica José Tam, quien lideró el proceso de transformación digital en la institución y quien es en la actualidad el vicepresidente de Transformación Digital de Softtek, se decidió ver este proceso como una oportunidad estratégica para iniciar una etapa de reinvención de la organización aprovechando el mundo conectado. Lo anterior, con miras al mejoramiento de la experiencia de sus clientes al implementar cambios disruptivos, innovando en modelos de negocio y detectando las oportunidades digitales en sus productos y servicios: “de esta forma, mejora no solo la experiencia del cliente sino también los resultados operativos y la eficiencia de la organización”, asegura el académico.
El modelo se centra en cuatro componentes que permiten la formación de líderes capaces de enfrentar con éxito los retos del siglo XXI. Estos son: aprendizaje basado en retos, flexibilidad, profesores inspiradores y vivencias memorables.
El aprendizaje basado en retos brinda experiencias retadoras y reales que desarrollan el sentido humano de los alumnos; la flexibilidad permite que cada uno elija sus materias y las experiencias de aprendizaje que mejor se ajusten a sus intereses para decidir la trayectoria de su profesión; los profesores Los retos que plantea la transformación digital son de amplio espectro. Repensar la relación que tienen las organizaciones con sus distintos grupos de interés y la experiencia en términos de atracción es fundamental para adaptarse a las nuevas dinámicas. inspiran a sus alumnos, son innovadores y aprovechan la tecnología; todo esto, mientras los estudiantes se forman en espacios novedosos que facilitan el aprendizaje y acceden a una amplia gama de actividades deportivas, culturales y de liderazgo.
La materialización de esta idea, que ahora posiciona al Tecnológico de Monterrey como una de las instituciones que van a la par de la transformación digital en América Latina, comenzó en 2012 y se espera que culmine su fase de implementación en 2019.
¿Qué se hace en EAFIT?
Diego Leal explica que la Universidad ha asumido el reto de la transformación digital, razón por la cual ha venido enfocándose en entender y dimensionar los retos que trae consigo: “la creación de una Vicerrectoría de Aprendizaje y del Centro de Excelencia para el Aprendizaje y la Innovación Educativa, que articula varias áreas de la Universidad, se vincula directamente con la intención de darle otro sentido a la experiencia de aprendizaje del estudiante y a la transformación de procesos operativos”, cuenta.
Agrega, además, que a través de EAFIT Virtual se ha logrado dar importantes avances en la producción y oferta de cursos Mooc (Massive Open Online Course, por sus siglas en inglés), que vinculan a grupos importantes de estudiantes y que se convierten en la base para la transformación digital: “hay mucho por hacer, pero hemos empezado el proceso de encontrar respuestas a factores clave cuando nos movamos hacia un proceso más consolidado de transformación digital”, afirma.
Desde la Oficina de Admisiones y Registro también se está trabajando en la optimización de procesos para dar los primeros pasos hacia la transformación digital: “estamos yéndonos a la política de cero papel en la inscripción de los aspirantes. Inicialmente, se les pedía traer la documentación impresa y física, pero ya se habilitaron sistemas de información para que lo puedan hacer de manera digital. Estamos facilitando un proceso para ellos y, a la vez, estamos generando eficiencias para la Universidad”, comenta Carlos Andrés Jaramillo, quien explica que se está ejecutando un proyecto similar con los certificados impresos, a través de la implementación de la firma electrónica digital con el objetivo de certificar la información académica de los estudiantes en mucho menos tiempo y sin tener que trasladarse al campus por el certificado.
¿Qué desafíos vienen?
Los retos que plantea la transformación digital son de amplio espectro. Repensar la relación que tienen las organizaciones con sus distintos grupos de interés y la experiencia en términos de atracción es fundamental para adaptarse a las nuevas dinámicas. Incluso, para Carlos Jaramillo, hay que partir de la base. “El primer paso es que todos entendamos qué es y qué no es transformación digital. Ser conscientes de la realidad y el reto que tenemos: la transformación no es solo automatizar o invertir en tecnología para innovar. Hace parte. Pero deseamos partir de la transformación de nuestro modelo: crear nuevas propuestas y servicios para potenciar nuestra Misión y cumplir con nuestro propósito superior”, indica.
En conclusión, es importante que se conozca que el sistema está inmerso en una revolución digital, lo que permite convertirse en testigos de uno de los cambios más profundos de la humanidad al erigir a las actuales generaciones en protagonistas y en agentes activos de este. ¿Se está dispuesto a asumirlo? Estar preparados y dispuestos requiere de un compromiso amplio y duradero con una amplia visión para que la transformación suceda y se pueda convertir, en cualquier ámbito, en el mejor aliado.
Cinco claves para entender la Revolución 4.0
• Alemania fue el primer país en establecerla en la agenda de Gobierno como estrategia de alta tecnología.
• Se basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con software, sensores, nanotecnología y tecnología digital de comunicaciones.
• El internet de las cosas jugará un papel fundamental.
• Permitirá agregar muchos recursos a la economía mundial en los próximos 15 años.
• Cambiará el mundo del empleo por completo y afectará a industrias en todo el planeta
Fuente: Foro Económico Mundial, 2016.