La excelencia ya venía inscrita en los primeros documentos fundacionales de EAFIT, y no solo como un aspecto consignado en el papel, sino como parte de una misión que sus fundadores y primeros integrantes fueron imprimiendo en cada clase, en cada proceso, en cada nuevo convenio o en un nuevo reto.
Así, llegó la generación del conocimiento, la nueva ciencia y la nueva tecnología, que empezó a hacer parte de la lista de requerimientos para que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) diera el paso a la entrega de avales de alta calidad y no solo un registro calificado que soporta que una institución cumple con unos mínimos para poder funcionar.
El hecho es que la búsqueda de la calidad en EAFIT no se apega a una norma o a una ley. Esta ha sido una constante de la Universidad de tiempo atrás, inclusive mucho antes de 1997, año en que la Institución se inscribió en el Sistema Nacional de Acreditación, se ha buscado la excelencia en todos los ámbitos.
La primera acreditación para EAFIT llegó en 2003 luego de seguir un arduo proceso de autoevaluación y cuyo resultado la dejó como la primera universidad privada en Antioquia en lograr el reconocimiento y con una certificación por seis años de vigencia. Sin embargo, los aprendizajes propios de un análisis hacia adentro demostraron que las capacidades y los niveles de excelencia eran superiores a los mínimos ya requeridos.
“En ese tiempo solo éramos cuatro universidades acreditadas y en el camino se fueron sumando muchas más. La vinculación al Sistema Nacional de Acreditación nos ha permitido mejorar nuestro conocimiento sobre nuestras fortalezas y oportunidades de mejoramiento, con las visiones (externas a la Institución) de los distintos pares académicos que han visitado y evaluado los programas y a la Universidad misma. También hemos aprendido a mejorar nuestros procesos de autoevaluación y hemos tomado conciencia de que el fin no es la acreditación sino el mejoramiento continuo en la búsqueda permanente de la excelencia académica”, agrega Alberto Jaramillo, director de Direccionamiento Estratégico de EAFIT.
Así, la Institución cumple ya más de 20 años de constancia y compromiso por asegurar la excelencia de sus programas y hoy da cuenta de la alta calidad para 17 pregrados, 8 maestrías y 2 doctorados. “Durante este 2020 tenemos tres programas que buscan su acreditación por primera vez y tres más se encuentran en un proceso de renovación. Así mismo, siete programas más adelantan su proceso de autoevaluación para obtener o renovar la acreditación”, señala Andrea Escovar Grisales, jefa de la Oficina de Evaluación y Aseguramiento de la Calidad.
Dado que las acreditaciones son temporales y que para lograrlas se requiere presentar un plan de mejoramiento, durante las últimas dos décadas EAFIT ha vivido un proceso de avance continuo en la elevación permanente de la calidad de sus programas académicos y de sus actividades de investigación. De ahí que, luego de los seis años que se otorgó la primera acreditación institucional, la Universidad solicitara y obtuviera su renovación en 2010 y posteriormente en 2018.
De esta última, que está vigente hasta 2026, el Ministerio de Educación Nacional destacó aspectos como la Visión y Misión coherentes con el proyecto institucional, valores de los que se ha apropiado la comunidad universitaria, oferta de programas académicos, núcleo docente integrado por docentes con alto porcentaje de doctorado y maestría, entre otros.
Conocimiento, colaboración y formación docente entre lo más destacado
Andrea señala que el CNA es la entidad encargada de liderar estos procesos y de definir los factores y las características objeto de evaluación, entre los que se encuentran aspectos académicos e investigativos, recursos y medios educativos, infraestructura y gestión administrativa, entre otros.
“Una característica esencial para el desarrollo de estos procesos en EAFIT es la participación de los diferentes actores, pues estudiantes, profesores, egresados, directivos, personal administrativo y del sector externo hacen parte de todo este camino. Otro elemento fundamental es contar con evidencias que permitan dar cuenta de la autoevaluación y el mejoramiento continuo”, agrega la directiva.
El CNA, en su objetivo de jalonar la educación en el país de forma profunda, estableció una serie de aspectos que deben cumplir todas aquellas instituciones que de manera voluntaria busquen obtener el aval. De acuerdo con Helmuth, entre las más relevantes están generar conocimiento a través de investigación que resulte en productos que se puedan comercializar; establecer redes de colaboración internacional tanto para profesores, como para estudiantes; la cantidad, la suficiencia y la formación del cuerpo profesoral que pueda transmitir, crear e innovar; y que maestros como estudiantes dominen un segundo idioma.
“En esos aspectos, como en muchos otros, EAFIT lo ha hecho muy bien y de eso da cuenta una acreditación institucional por ocho años que es una de las más altas del país. Es de destacar que fue pionera en la búsqueda de la alta calidad cuando envío a universidades internacionales a una camada de profesores para que se formaran en doctorado a finales de los 90, la destinación constante de un rubro importante para la investigación y el apoyo a los docentes, el liderazgo para crear redes externas en otros países y, de manera especial, para el programa en Ingeniería de Diseño de Producto con la Universidad Tecnológica de Delft con la que hay intercambio constante”, menciona el docente.
Para él, la diferencia entre el 2001 cuando el foco se puso de manera formal en este proceso y el 2020 cuando la Institución conmemora sus 60 años, es suficientemente amplia como para entender que el proceso se ha hecho bien y que no solo se trata del resultado, sino de los aprendizajes que quedan en cada área o dependencia para mejorar cada día.
Desde las escuelas también se certifican procesos de calidad
Una de las unidades académicas que desde muy temprano se sumó a la filosofía de la acreditación fue la Escuela de Administración en la década de los 90, justamente con el pregrado en Administración de Negocios.
Además, cuenta Ricardo Uribe Marín, decano de la Escuela de Administración, en 2010 se comenzaron a buscar procesos de acreditación internacional y de allí han resultado avales como
The Association of MBAs(Amba) para la Maestría en Administración (MBA); el Consejo de Acreditación en Ciencias Sociales, Contables y Administrativas en la Educación Superior de Latinoamérica, A.C. (Cacsla) para el pregrado en Contaduría Pública o
Business Graduates Association(BGA) para toda la escuela —incluidos pregrados y posgrados—. Así mismo, junto a la Escuela de Economía y Finanzas hace parte de
The Association to Advance Collegiate Schools of Business(Aacsb), considerada como la alianza para la educación en negocios más grande del mundo. En esta última se lleva un largo proceso de acreditación internacional.
“Hemos dado estos pasos para buscar una educación de calidad y excelencia en los procesos y justamente nos permiten estar en sintonía con las mejores prácticas a nivel mundial desde el punto de vista académico, administrativo y financiero. Ese es para nosotros uno de los elementos más importantes porque nos permite medirnos, alinearnos, cerrar brechas y aportar a la visión global de la Universidad en su Itinerario EAFIT 2030”, dice el Decano.
Y así es como cada individuo de la comunidad universitaria propende con sus acciones a aportar desde su quehacer de manera significativa a los logros y los resultados colectivos, que benefician a toda la Institución y le otorgan una mejor visibilidad en la región y el mundo. Prueba de esto son las certificaciones que Icontec ha otorgado a diferentes unidades eafitenses en los últimos años.
“EAFIT se destaca entre las universidades del país por su compromiso con la calidad, reflejado en el número de programas acreditados, pero también por otros indicadores como las patentes obtenidas, por sus actividades de investigación, de innovación, de transferencia de conocimiento a los sectores público y privado, por su compromiso con el arte y la cultura, y por la participación en distintos proyectos del sector público en el ámbito local y nacional. La calidad de los programas que ofrecemos se ratifica, en primera instancia, por las acreditaciones nacionales y externas recibidas; pero también por el desempeño de sus egresados y por la confianza que los bachilleres y sus familias depositan en nosotros cuando nos eligen para formarse profesionalmente”, concluye Alberto Jaramillo.