Al comparar una fotografía de la Medellín de hace 60 años con la ciudad actual la transformación es evidente. El crecimiento en extensión, la infraestructura física, los medios de transporte, la geografía de sus laderas, el número de habitantes y otra serie de cambios son muestra de una metrópoli que ha sabido moverse, adaptarse y evolucionar en el tiempo.
Por su trayectoria de 60 años de crecimiento, logros y nuevos desafíos, se puede decir que la historia de EAFIT está íntimamente ligada a la de la ciudad en la que se encuentra inserta. Su origen mismo fue el resultado de los esfuerzos de un grupo de 18 visionarios.
La consolidación de la industria y de sus gremios empresariales, el posicionamiento de un ecosistema de emprendimiento apalancado por diversas entidades, y el vínculo -cada vez más cercano- entre academia y sector real dan cuenta, también, de un crecimiento a pasos agigantados, y de una apuesta sólida y decidida por el desarrollo sostenible del país.
Y eso no significa que hace 60 años no existieran empresas en Medellín. Al contrario, con una población de 500.000 mil habitantes y una vocación empresarial orientada hacia el campo textil, la manufactura y la transformación de materias primas, la ciudad-región ya comenzaba a dar pistas del centro económico e industrial en el que se convertiría en el futuro. La única diferencia es que, en ese momento, hace seis décadas, no se contaba con una institución para formar a los administradores que saldrían a liderar dichas empresas.
Justamente por ese motivo, y por su trayectoria de 60 años de crecimiento, logros y nuevos desafíos, se puede decir que la historia de EAFIT está íntimamente ligada a la de la ciudad en la que se encuentra inserta. Su origen mismo fue el resultado de los esfuerzos de un grupo de 18 visionarios que, a finales de la década de 1950, se propusieron llenar ese vacío en la educación y entregarle a la ciudad su primera escuela de administración, en este caso la naciente Escuela de Administración y Finanzas (EAF).
Dos de los empresarios que participaron en ese proceso de creación, Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez y Jorge Iván Rodríguez Castaño aprovechan esta conversación para realizar lo que ellos denominan “un brochazo de recuerdos y memoria” a esos antecedentes que llevaron a la constitución de la Universidad, a sus inicios como la primera escuela de administración de la región, y a la apuesta de Institución con la que se sueñan en el futuro, una que siga portando el legado de sus fundadores, pero que fije la mirada en un horizonte aún más retador y lleno de desafíos.
“La Universidad de Syracuse, en Estados Unidos, nos envió a cinco profesores que, rápidamente, se adaptaron por completo a nuestra situación local, y que se apropiaron de este sueño que teníamos como si fuera el de ellos mismos”, Juan Rafael Cárdenas.
Jorge Iván Rodríguez Castaño, uno de los visionarios que le dio vida a EAFIT hace seis décadas.
De una reunión de empresarios a un proyecto educativo vital, maduro y con futuro
Fue así como un grupo de empresarios liderados por Hernán Echavarría Olózaga, y entre los que se encontraban Gabriel Ángel Escobar, Luis Fernando Cano Olano, Elkin Echavarría Olózaga, Luis Echavarría Villegas, José Gutiérrez Gómez, Jorge Posada Greiffenstein, Horacio Ramírez Gaviria, Juan Gonzalo Restrepo Londoño, Peter Santamaría Álvarez, Diego Tobón Arbeláez, Alejandro Uribe Escobar, Rodrigo Uribe Echavarría, Alberto Vásquez Lalinde, Jesús María Mora Carrasquilla, Luis Fernando Echavarría Vélez, Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez y Jorge Iván Rodríguez Castaño se reunieron en las oficinas de la Andi para intercambiar ideas y poner en marcha un nuevo proyecto: la creación de una escuela de administración y finanzas.
Y con la férrea determinación de crear un proyecto educativo que aportara a la industria,
a la sociedad y a la región, Jorge Iván Rodríguez Castaño y Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, en compañía de Luis Fernando Echavarría Vélez y Jorge Posada Greiffeinstein, integraron el comité que se encargaría de convertir esa idea en una realidad.
¡A conversar con los fundadores!
¿Qué recuerdan de esos primeros momentos, de las reuniones, del proyecto que comenzaba a gestarse y de las motivaciones que los llevaron a darle vida a esta Institución que ya cumple 60 años de trayectoria?
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez: Recuerdo que en ese entonces acababa de regresar de hacer mi maestría en Ingeniería Industrial en los Estados Unidos y estaba comenzando a trabajar en Coltabaco. Jorge Iván Rodríguez, por su parte, se desempeñaba como gerente en Corona. Nuestra labor, en ese entonces, fue liderar ese comité que concretaría el proyecto de crear una escuela de administración.
Recurrimos, por ejemplo, a la Corporación Educativa para la Industria y a uno de los programas creados por el presidente John F. Kennedy (Estados Unidos) para que nos apoyaran. Y Ernesto Satizábal, quien en ese entonces se esempeñaba como director de Incolda, nos prestó sus instalaciones para la firma del acta de constitución, el 4 de mayo
de 1960, así como para esos primeros años de funcionamiento.
Fueron unos primeros meses de mucho trabajo, pero llenos de satisfacciones, en los que nos concentramos plenamente en formar profesionales integrales que lideraran el crecimiento económico de la época. La Universidad de Syracuse, en Estados Unidos, nos envió a cinco profesores que, rápidamente, se adaptaron por completo a nuestra situación local, y que se apropiaron de este sueño que teníamos como si fuera el de ellos mismos.
También comenzamos a fortalecer el área de contabilidad, y para eso la Universidad Drexel, en Filadelfia, nos envió al profesor Bernard J. Hargadon, un hombre que, inmediatamente, nos maravilló con su forma de ver los números, el campo contable y la educación. De hecho, se llegó a decir que la contabilidad en Colombia había sido una antes y después de él.
Y así, el crecimiento nos llevó de las oficinas de Incolda (en lo que hoy es la calle Colombia), a una casa ubicada en El Palo, entre las calles Maracaibo y La Playa, y luego a la consecución de un lote propio en el barrio la Aguacatala, donde seguiríamos apostándole a este anhelo que teníamos de Institución.
Crecimos, avanzamos, aprendimos, nos fortalecimos y una vez vimos que estábamos cumpliendo con esa promesa inicial, nos dimos cuenta que era necesario que comenzáramos a abrirnos a nuevos campos del saber.
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, uno de los fundadores de la Universidad que continúa activo en el Consejo Superior. El empresario hizo parte del grupo de 18 fundadores de la Institución.
Jorge Iván Rodríguez Castaño: Y es que si bien nuestra apuesta inicial fue por la formación en el campo de la administración y las finanzas, durante esos primeros años también identificamos una ausencia de conocimientos técnicos, especialmente en los campos textil e industrial.
“No hay un solo día que no mire la prensa o los noticieros y encuentre alguna nota positiva sobre EAFIT, de su figuración en los ránquines y en las principales clasificaciones educativas del mundo”, Jorge Iván Rodríguez.
Fue así como, dos años más tarde, con el apoyo de la fundación Whirlpool y del programa
Tools for Freedom, del Gobierno de los Estados Unidos, nació el Instituto Tecnológico (IT) desde el que se ofrecían las tecnologías industrial, textil y mecánica. Esta entidad asociada a EAF no solo sería crucial para la consolidación de nuestro nombre EAFIT, sino que sentaría las bases para la llegada de las ingenierías a la Institución, y para destacarnos como una entidad de educación superior que sabía responder a las demandas socioeconómicas del país.
Y al ver la Universidad de hoy, después de seis décadas de trayectoria, ¿sienten cumplidas las expectativas de ese anhelo que, como fundadores, tenían a finales de los años cincuenta?
Jorge Iván Rodríguez Castaño: Entre 1958 y 1959 no aspirábamos a más que a darle a esta ciudad una escuela de negocios, que formara a los administradores de sus empresas. En ese momento nunca nos cruzamos por la cabeza las ingenierías, las humanidades o las ciencias. Por eso, ver en lo que se ha convertido no solo es un sueño cumplido, es más que eso: es vernos sobrepasados por todos los propósitos y las ambiciones que teníamos.
No hay un solo día que no mire la prensa o los noticieros y encuentre alguna nota positiva sobre EAFIT, de su figuración en los ránquines y en las principales clasificaciones educativas del mundo; de sus contribuciones a la sociedad, de sus nuevos programas y proyectos. Todo eso me hace sentir un inmenso orgullo.
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez: Cada vez que visito la Universidad me doy cuenta de que me rodea un crecimiento sorprendente. Ese 4 de mayo de 1960 lo que hicimos fue sembrar una semillita que ha ido creciendo de forma exuberante. Si una de estas personas tuviera la oportunidad de viajar en el tiempo y contarle a mi yo de hace seis décadas en lo que nos hemos convertido, le diría que es una utopía.
EAFIT me maravilla todos los días, y por eso solo puedo expresar mi gratitud a los que le han dado continuidad a este sueño; a los otros fundadores, a los exrectores y al rector actual Juan Luis Mejía Arango, a los profesores y a los funcionarios, a todos aquellos que nos han aconsejado en el camino, y a la sociedad que nos ha acogido de una manera tan espectacular. Que siempre sepan que estamos al servicio de ellos.
“EAFIT ya es un éxito, pero el llamado es a seguir sobresaliendo en otros campos, especialmente en el tecnológico y las transformaciones de la cuarta revolución industrial”, Jorge Iván Rodríguez.
¿Qué les dirían a esos otros 16 fundadores si tuvieran la oportunidad de hablarles y resumirles 60 años de trayectoria, crecimiento y posicionamiento institucional?
Juan Rafael Cárdenas: A todos ellos les diríamos, primero, que gracias, que hemos mantenido su espíritu inicial, y que tienen muchos motivos para sentirse orgullosos, pues ese pequeño comité que crearon y en el que depositaron su voto de confianza logró convertir esa idea inicial en uno de los proyectos educativos más importantes del país.
E, igualmente, les diría que, aunque hace 60 años le apuntábamos a llenar un vacío específico que existía en el momento, hoy seguimos llenando muchos más vacíos, y en diferentes campos y frentes, porque contamos con el conocimiento, el talento, la experticia y el compromiso para hacerlo.
¿Cuáles consideran que han sido los principales logros que ha alcanzado la Institución en ese recorrido?
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez: Hoy EAFIT cobija muchas áreas del saber, tanto en pregrado como en maestría y doctorado, cuenta con casi 55 mil egresados, y tiene una red de convenios y relaciones en todo el mundo. Esa evolución, sumada a la transformación de la infraestructura física y a su apuesta por la investigación y la innovación, es la evidencia de un proceso muy importante de crecimiento, de modernización y, sobre todo, de entendimiento del mundo que nos rodea.
La organización en sí misma ha tenido que adaptarse para moverse con los tiempos actuales, y cada semestre graduamos a casi 1000 nuevos profesionales que, con unas sólidas bases éticas, salen a contribuir al desarrollo del país. Eso sin contar con un programa de becas fortalecido con el que se busca que más jóvenes, de diferentes sectores socioeconómicos, puedan acceder a la educación superior.
Un logro enorme es que EAFIT ya no tiene límites para soñar. Al contrario, cada vez se convierte en un actor más importante de la sociedad, ayudando a la comunidad, desde su labor de proyección social, como asesora de las autoridades y de los principales tomadores de decisiones de la ciudad, la región y el país.
Jorge Iván Rodríguez Castaño: Es una satisfacción enorme ver que, en estos 60 años, incluso los desafíos nos han motivado. También nos hemos perfeccionado con los altibajos y nunca hemos bajado la energía. Siempre estamos a la vanguardia, creciendo, ampliando redes, inquietos por el saber, y forjando, de manera constante, planes para responder a todos esos retos. Incluso en este momento, en el que el mundo vive una crisis con la pandemia del covid-19, la Universidad no se detiene y sigue llevando una luz de esperanza.
¿En una sola palabra, qué significa hoy EAFIT para esta sociedad en la que se encuentra inserta?
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez: Yo diría que EAFIT hoy es impacto. Es y seguirá siendo una fuente de valor, de inquietudes y de formación de profesionales competentes e integrales, de respuestas para la sociedad y de participación en temas de interés nacional, un agente de cambio y un motor de transformación.
Y finalmente, después de dejar un legado tan importante en la historia institucional, ¿cómo esperan que la Universidad siga portándolo en los próximos años?, ¿cuál es el camino que creen que EAFIT debe continuar hacia el futuro?
Jorge Iván Rodríguez Castaño: EAFIT ya es un éxito, pero el llamado es a seguir sobresaliendo en otros campos, especialmente en el tecnológico y las transformaciones de la cuarta revolución industrial. Hace un par de décadas fuimos pioneros en la llegada del internet a Colombia, y eso es una muestra de que siempre hemos estado a la vanguardia en ese campo, pero el mundo evoluciona tan rápido que debemos anticiparnos a esos cambios y plantearnos nuevas inquietudes académicas. Los 60 años que hemos vivido hasta el momento nos han preparado para eso.
Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez: Esta Universidad está llamada a seguir jugando un papel muy importante en el futuro. La educación es la clave para el desarrollo sostenible del país, y lo que debe seguir procurando EAFIT es responder a la sociedad en ese sentido, y desde todos sus campos de formación, y de los que puedan surgir en el futuro.
Y es que el futuro nos depara nuevas áreas a las que seguramente responderemos, como ya lo hicimos con Ingeniería Agronómica de manera reciente. Y seguramente se vendrán otros acontecimientos sociales, cambios, tecnologías y condiciones que nos retarán como Institución. Y a todos ellos sabremos responder con altura.
Pioneros, visionarios, artífices...
A finales de la década de 1950, un grupo de industriales y otros empresarios soñaron con la idea de que el país contara con una carrera universitaria que en su ADN llevara la palabra “Administración”. Agrupados en el gremio de los industriales de la Andi, ese anhelo se hizo tangible el 4 de mayo de 1960, a las 4:30 de la tarde, con la firma del acta con la que se formalizó la creación de la entonces Escuela de Administración y Finanzas (EAF).
En esta reunión participaron: Hernán y Elkin Echavarría Olózaga, Gabriel Ángel Escobar, Luis Fernando Cano Olano, Luis Echavarría Villegas, José Gutiérrez Gómez, Jorge Posada Greiffens-tein, Horacio Ramírez Gaviria, Juan Gonzalo Res-trepo Londoño, Peter Santamaría Álvarez, Diego Tobón Arbeláez, Alejandro Uribe Escobar, Rodri-go Uribe Echavarría, Alberto Vásquez Lalinde, Jesús María Mora Carrasquilla, Luis Fernando Echavarría Vélez, Juan Rafael Cárdenas Gutié-rrez y Jorge Iván Rodríguez Castaño.
Mensaje de Bernard Hargadon, primer profesor de EAFIT
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Reconocimiento a los fundadores de la Universidad EAFIT
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