Juan Camilo Montoya Echavarría
Colaborador
Fiel a su hoja de ruta, el Itinerario EAFIT 2030, la Universidad sorprende con un proyecto sostenible, seguro, vanguardista e innovador en cuanto a su modelo pedagógico, que propiciará espacios de creación para la ciencia. Un edificio con el ADN de EAFIT, acorde con el mundo contemporáneo y leal a su compromiso con el entorno que la rodea, y en el que se conectarán propósitos con conocimiento.
Con el Edificio de Ciencias se consolidará un corredor científico y tecnológico que beneficiará directamente a más de 5500 estudiantes y que su primer nivel será, además, de libre acceso para toda la comunidad estudiantil.
Que los edificios y el campus sean un lugar para permanecer ha sido una premisa de la Institución en los últimos años cuando se incorporó el concepto de Universidad Parque y con este la construcción de mucha de la infraestructura con la que hoy cuenta EAFIT, caso la Biblioteca, el Edificio de Ingenierías y otras edificaciones que invitan a estar. A eso le apunta el nuevo Edificio de Ciencias con sus ocho pisos, 13.600 metros cuadrados, 42 laboratorios y novedosos espacios de aprendizaje, en los que se vivirán el aprendizaje, el descubrimiento y la creación, y la proyección social.
Esta infraestructura, que está proyectada para entregarse este año en la conmemoración de los 60 años de EAFIT, será el bloque 20, contiguo al Edificio de Ingenierías (bloque 19), con lo que se consolidará un corredor científico y tecnológico que beneficiará directamente a más de 5500 alumnos y que su primer nivel será, además, de libre acceso para toda la comunidad estudiantil.
La llegada del Edificio de Ciencias es un mensaje de la Institución a la sociedad, no solo para enriquecer la experiencia académica, sino para jalonar un ecosistema científico que investigue y proponga soluciones a Medellín, Antioquia y Colombia.
Para Mauricio Perfetti Del Corral, vicerrector de Descubrimiento y Creación de EAFIT, este nuevo bloque es una ratificación de la evolución de la Universidad. “Refleja amplitud de pensamiento, de las disciplinas, ampliar la visión. Ese edificio desde su concepción misma está diseñado para contribuirle a las ciencias, para inspirar vidas, irradiar conocimiento y forjar humanidad y sociedad. Ese es el gran aporte de la Universidad en estos 60 años”, afirma el Vicerrector.
“Es la transformación del modelo educativo que vivirá la Universidad. Más que un proyecto arquitectónico y civil, es académico en la medida en que actualiza muchas de las áreas de trabajo de la Escuela de Ciencias”, Luciano Ángel Toro.
Luciano Ángel Toro, decano de la Escuela de Ciencias, ve en el edificio ese lugar en el que se realizarán nvestigaciones multidisciplinarias de alto impacto. “Es la transformación del modelo educativo que vivirá la Universidad. Más que un proyecto arquitectónico y civil, es académico en la medida en que actualiza muchas de las áreas de trabajo de la Escuela de Ciencias. Es un mensaje muy potente a la sociedad. Pocas universidades en el país están haciendo inversiones de esta magnitud para el desarrollo de la ciencia”, indica.
“La ciencia no se hace entre cuatro paredes. Hay que desmitificar eso. Al contrario, es una actividad que debe estar a la vista de todos y debe servir para todos. Desde cualquier lugar del edificio se podrá ver para afuera y viceversa”, Luciano Ángel.
Un modelo dinámico y de alta interacción
Una universidad se debe al aprendizaje, a la ciencia, a la proyección social y a sus estudiantes. Este proyecto ha sido conceptualizado y diseñado para que sirva a ese propósito. La estrategia académica contempla nuevas formas de aprendizaje activo, por proyectos y experiencial. Es una estructura para integrar. Los espacios de aprendizaje y de investigación se conectan con áreas compartidas para incentivar actividades colaborativas.
“Este edificio también es emblemático como proyecto académico. Los arquitectos interpretaron muy bien la intención de juntar teoría y práctica, pregrados y posgrados. La proyección hacia la sociedad se materializa con espacios para la consultoría; y los estudiantes tendrán lugares para reunirse, hacer eventos y dialogar con grupos de investigación, profesores, consultores y empresarios”, añade el Decano.
Según su visión, la interacción es fundamental porque de allí surgen nuevas ideas y acuerdos que propician el aprendizaje experiencial. “Hubo intención en todo eso. Habrá muchas terrazas, paredes para rayar y lugares para el esparcimiento”, dice el directivo. Émerson Marín Parra, arquitecto que concibió la infraestructura, explica que pocas universidades tienen el primer piso abierto como lo tendrá el Edificio de Ciencias “con permeabilidad, utilizando nuestro clima y aprovechándolo para que el edificio respire”. A su vez, asegura que entre lo más complejo de la estructura estuvo la especificidad de cada laboratorio y espacios. “Son más de 60 tipologías distintas, proyectos diferentes que había que ponerlos a hablar en una sola condición técnica. Muy diferente a las aulas normales que son como la misma tipología”.
Esta condición también fue abordada por el decano Luciano Ángel. “La estructura se tiene que adaptar a condiciones cambiantes. Hoy se tiene un equipo, mañana se cuenta con otro, luego un sistema de gases, después aire acondicionado o aire comprimido, o tal vez toque instalar una caldera. Las condiciones técnicas de los laboratorios exigen que se adapten a nuevas demandas. El mobiliario también debe ser flexible, que se pueda reacondicionar el espacio”, subraya.
El edificio albergará a estudiantes de los pregrados en Ingeniería Matemática, Ingeniería Física, Geología y Biología. Cinco maestrías: Matemáticas Aplicadas, Ciencias de la Tierra, Física Aplicada, Biociencias, y Ciencia de los Datos y Analítica. También los doctorados en Ingeniería Matemática y Ciencias de la Tierra. No obstante, el edificio impactará transversalmente todas las áreas de la universidad.
Creación científica a la vista
Otro aspecto novedoso que tendrá este bloque será la fachada semitransparente. Y no es algo meramente estético: tiene la intención de terminar con el paradigma y la separación entre ciencia y sociedad, como si los científicos estuvieran encerrados en cuartos secretos y la comunidad que los rodea no se pudiera enterar del trabajo que realizan.
Gracias a la fachada en vidrio, desde los exteriores se podrán apreciar los espacios académicos. Esta disposición de infraestructura genera aproximación hacia la actividad que se desarrolla, sea análisis con equipos, reuniones de alto nivel o un profesor haciendo una dinámica de trabajo experiencial. Para el decano Luciano Ángel, este elemento del edificio hace eco de un principio fundamental de la ciencia y valor de la Universidad: la transparencia.
“La ciencia no se hace entre cuatro paredes. Hay que desmitificar eso. Al contrario, es una actividad que debe estar a la vista de todos y debe servir para todos. Desde cualquier lugar del edificio se podrá ver para afuera y viceversa”, confirma el académico.
Ricardo Tamayo Uribe, jefe del Departamento de Planta Física de la Universidad, especifica que el edificio tendrá tres anillos. Primero, un núcleo de concreto donde estarán los laboratorios, luego un pasillo circular con una estructura metálica colgada desde el último piso y después un espacio con oficinas, baños, salas de reuniones y de descanso. “Tendrá mucho verde alrededor, habrá terrazas en todos los pisos que se salen de las fachadas y columnas vegetales en el primer piso”, añade.
Sostenible y seguro
La responsabilidad con el medio ambiente y las condiciones de sismo resistencia completan esta joya de la arquitectura. Desde su diseño y construcción, el proyecto contó con características para reducir el impacto ambiental. El material de excavación y los residuos se reutilizaron como relleno, lo cual impidió que el 75 por ciento de los residuos sólidos fueran al relleno sanitario.
Será el primer edificio de Antioquia con aislamiento sísmico y el tercero en el país. Este sistema consta de 12 aisladores con cauchos que harán que ante un temblor, mientras el suelo se mueva, el edificio permanecerá quieto.
También cuida la calidad del aire de los boratorios con extractores y filtros, la captura de aproximadamente el 90 por ciento del agua lluvia que caerá sobre el techo del edificio, lavamanos que ahorran el 67 por ciento de agua potable y eficiencia energética
gracias a la utilización de luz natural, paneles solares, iluminación LEED, ventiladores eficientes y bombas hidráulicas.
Para Ricardo, EAFIT siempre le apuesta a la sostenibilidad, por lo que este será el primer edificio con el que buscarán la certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) en categoría Gold, por su rendimiento y aporte al medio ambiente. “Desde el Edificio de Ingenierías ya vienen criterios sostenibles importantes. El de Ciencias tendrá luminarias con bajo consumo, automatización de la iluminación y sistemas adiabáticos de ventilación mecánica”, destaca.
Luciano Ángel, por su parte, resalta que el edificio será protagonista del concepto de Universidad Parque porque la ingeniería hizo comunión con los elementos de la naturaleza. Además, “fue construido en el lugar donde había otro edificio, no se borró nada verde. El Edificio de Ciencias está concebido para ahorrar un 18 por ciento de la energía que consume y generará energía limpia con los paneles solares en la terraza que producirá el 11 por ciento de la energía necesaria para tener el edificio funcionando”.
La sismo resistencia también hace de esta obra algo importante. Será el primer edificio de Antioquia con aislamiento sísmico y el tercero en el país. Este sistema consta de 12 aisladores con cauchos que harán que ante un temblor, mientras el suelo se mueva, el edificio permanecerá quieto. Según los expertos, esta estrategia será la que tendrán los edificios en el futuro.
“Estos aisladores permiten que todo el movimiento de la estructura sea solidario. El edificio permanecerá quieto, aunque abajo se mueva el mundo. Esto asegura la vida de las personas y nos ayuda a preservar la infraestructura y los laboratorios que tendrán equipos delicados que se podrían afectar ante un eventual sismo”, asevera el Decano.
Aporte para la sociedad
El impacto del Edificio de Ciencias saldrá de las puertas de la Universidad. Consciente de su compromiso con el entorno y como actor clave en la sociedad, EAFIT buscará que las investigaciones que allí tengan lugar estén pensadas en brindar soluciones a problemas de Medellín, Colombia o incluso en el ámbito mundial.
Para María Clara Ceballos Arango, jefa del Centro de Filantropía de EAFIT, la Universidad ha pasado por varias etapas. Fue creada por empresarios, luego llegó la generación del conocimiento con investigación enfocada en necesidades locales, y ahora es la Universidad la que convoca a empresas para proponer soluciones y para esto la ciencia es el mecanismo propicio para cumplir con este fin.
“Siempre pienso en una frase del Rector, que dice que una ciudad o un país que no investiga en torno a sus necesidades siempre dependerá de otras latitudes. Es el momento para hacerle el llamado a las empresas para que juntos trabajemos por una mejor ciudad, una mejor sociedad”, asegura María Clara.
Agrega que empresas estratégicas para la ciencia están invitadas a que hagan parte del edificio, que se instalen e investiguen y la Universidad, por su parte, puede aportar becas para maestrías y doctorados.
“El Edificio de Ciencias será el escenario ideal porque en un café de empresarios con investigadores pueden surgir muchas ideas y ese ecosistema lo propiciamos en la Universidad. Esto apalanca más creación y más oportunidades”, concluye.
El Edificio de Ciencias es todo un hito en la historia de la Institución. Su presencia ya hace parte del paisaje eafitense y dentro de poco estará poblado de estudiantes, profesores e investigadores. Es un regalo para el entorno por estas seis décadas de EAFIT, por doce lustros de brindarle soluciones a la sociedad.