El campus eafitense en la década del 70 del siglo pasado. Pocos bloques y mucho verde pin-taban el paisaje citadino de este sector del sur de Medellín.
Beatriz Mesa Mejía
Colaboradora
Desde sus cuatro puntos cardinales, EAFIT entrega un mensaje de armonía. Poner a dialogar la academia, la cultura y la naturaleza ha sido uno de los mayores retos emprendidos en una Institución que, de tránsito, se ha convertido en un lugar para permanecer.
Árboles, arbustos y flores dan la bienvenida, mientras una rica fauna sorprende. A veces son los patos migratorios, otras, las mariposas de colores únicos que aparecen en ciertas temporadas. Las más de doce mil orquídeas ofrecen tonos difíciles de describir y algunos pájaros dan mensajes de esperanza con sus cantos. Así es. Basta detenerse en el Patio de Los Pimientos para disfrutar de esa tierra recuperada que habla de equilibrio.
Esto ha sido un proceso de varios años. Desde su llegada en 2004 el rector Juan Luis Mejía Arango lo soñó. En parte, hay una historia personal, por su cercanía con el campo, que le dio plena conciencia de la trascendencia de cuidar el medio ambiente por el bien del planeta.
Su antecesor, Juan Felipe Gaviria Gutiérrez, comenzó la transformación. Al construir la Biblioteca y el Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, con diseños de los arquitectos Carlos Julio Calle (1930-2013) y Juan Fernando Forero Soto -artífices del plan maestro-, imaginó un campus en el que la naturaleza marcara caminos. Juan Luis continuó el proyecto y descubrió la potencialidad de ese terreno fértil, apto para una vegetación nativa, ideal para transformar un espacio con exceso de cemento en un verdadero parque.
El objetivo era acondicionar lugares para estar en los que el verde ofreciera sosiego. Tal como se hizo entre la Biblioteca y el bloque de Música, donde se instaló la escultura
El Ágora, del artista Hugo Zapata.
El paisajista Jorge Mesa, quien prefiere ser llamado jardinero, recuerda cuando comenzó a trabajar allí, al lado de Carlos Uribe ‘Cachi’, su socio, quien murió prematuramente. “Iniciamos cuando estaba el doctor Juan Felipe en la rectoría. Cerca al bloque 38, detrás de la Biblioteca, se quería adecuar un jardín”. Había cámbulos, palmas, un guayabo jaboticaba, aves del paraíso… El objetivo era acondicionar lugares para estar en los que el verde ofreciera sosiego. Tal como se hizo entre la Biblioteca y el bloque de Música, donde se instaló la escultura
El Ágora, del artista Hugo Zapata. “La intención era que los estudiantes estuvieran ahí reunidos, como ocurría en la Grecia antigua. Así, realizamos la primera gran obra que tenía mucho de urbanismo”. Un espacio que era un parqueadero tomó otro rumbo. Y a este le siguieron otras propuestas de gran impacto.
Esa Universidad Parque tiene como referente una base cultural a la que se le ha apostado con un impulso superlativo, fortaleciendo así las humanidades.
En espacios yertos por el asfalto se hicieron siembras significativas, el amoblamiento cobró un nuevo sentido. Se ubicaron mesitas y bancas, se construyeron senderos peatonales y jardineras. Y, poco a poco, esos lugares adquirieron una vida particular. Estudiar, conversar, planear, vivir la Universidad más allá de las aulas comenzó a ser una realidad.
“Con la llegada de Juan Luis hubo un vuelco, él vino con una idea muy interesante de convertir el campus en una Universidad Parque, y que, al mismo tiempo, fuera un corredor ecológico entre las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana, y el Jardín Botánico”. Son numerosas las intervenciones. Cerca al Puente de la 4 Sur existía un lago que se llevó ese ensanche, se hizo un nuevo espejo de agua, punto de encuentro con las aves migratorias; el edificio de la Escuela de Ingeniería rompió esquemas con su fachada de helechos y flores; en otro sector, los carboneros crecieron ofreciendo frescura y en una de las plazoletas se hizo protagonista una gran ceiba, y así, cada rincón tiene una historia.
El de EAFIT es un jardín dinámico, un microcosmos en 51.402 metros cuadrados de área verde disponible. Hecho para el uso, no solo para la contemplación, está en renovación constante, eso hace que el campus se transforme, sorprenda, con sus 131 especies en flora, 58 especies de aves, 9 especies de mamíferos y 4 especies de herpetofauna.
Para cumplir este sueño se formó un equipo integrado por especialistas de distintas disciplinas. Y aquí es importante destacar que el edificio de la Biblioteca, con sus espacios expositivos, sus salas de audición y de Patrimonio, marca una centralidad, alrededor de la cual giran las adecuaciones, lo que va más allá de un asunto estructural, esa Universidad Parque tiene como referente una base cultural a la que se le ha apostado con un impulso superlativo, fortaleciendo así las humanidades. De manera metafórica es como si ese centro para la cultura estuviera en el claro del gran bosque, absorbe la luz y de ahí sale el reflejo, un espacio para conservarlo así, con el objetivo de no saturar y que siga siendo fuente, dice Jorge Mesa.
El de EAFIT es un jardín dinámico, un microcosmos en 51.402 metros cuadrados de área verde disponible. Hecho para el uso, no solo para la contemplación, está en renovación constante, eso hace que el campus se transforme, sorprenda, con sus 131 especies en flora, 58 especies de aves, 9 especies de mamíferos y 4 especies de herpetofauna.
Ese proyecto verde tiene sustento en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Lina Marcela Rozo León, coordinadora del Sistema de Gestión Ambiental, afirma que entre los aspectos que han permitido que la U sea ejemplo de sostenibilidad están su compromiso con la gestión ambiental, financiera y social manifestado desde la alta dirección (políticas, visión, misión y planeación estratégica), la vinculación con el pacto global de Naciones Unidas, la Escuela de Ecología Urbana y el vínculo con las universidades del G8, lo que implica una transformación cultural a partir de cambios de hábitos personales. El Itinerario 2030 marca una ruta, “desde la medición de la huella de carbono y el plan de neutralidad, como contribuciones positivas frente al cambio climático”. Ese concepto de Universidad Parque está anclado en “una política ambiental que declara el compromiso con la conservación de la biodiversidad”.
Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador de Extensión Cultural de EAFIT, explica que “se configuran contenidos para una agenda diversa, sensible y transversal al proyecto educativo”.
El apoyo de la comunidad y las inversiones en tecnología han posibilitado el uso eficiente del agua y la energía. Se ha logrado el 71 por ciento de aprovechamiento de residuos y se triplicó el ingreso de biciusuarios promedio diario. El Plan de Movilidad Sostenible ha entusiasmado a la población estudiantil como generadora de cambios. Entre 2018 y 2019 se redujo un 6,7 por ciento el ingreso de vehículos al campus. Hay 22 biciparqueaderos para 444 bicicletas. El conocimiento en temas ambientales y el compromiso con la sostenibilidad están dentro de los rasgos que identifican el perfil del eafitense, dice Lina Rozo.
Una rica agenda cultural
Conciertos, exposiciones, teatro, conferencias y cine hacen parte de la propuesta que convoca a públicos internos y externos. Una programación para el disfrute y la reflexión. Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador de Extensión Cultural de EAFIT, explica que “se configuran contenidos para una agenda diversa, sensible y transversal al proyecto educativo. Aportamos a la consolidación y la promoción del talento artístico, así como al rescate del patrimonio histórico”.
A lo largo del año se programan cuatro exposiciones de gran formato, con unos 35.000 espectadores y se realizan 70 visitas guiadas. Umbral, ciclo de arte joven, pone en escena nombres de artistas poco conocidos. Igualmente, se destacan las muestras en el campus que indagan en hechos coyunturales: el aniversario de escritores y artistas o acontecimientos históricos significativos. Un trabajo que cuenta con la participación de dependencias académicas, la Rectoría y la Sala Patrimonial, que es visto por una comunidad diaria de más de 15.000 personas. La oferta anual, que invita a quedarse en la Universidad, incluye, entre muchos otros, la Primavera Musical, ocho conciertos con músicos locales e internacionales, tres montajes teatrales, el ciclo de Mesita de Noche, las sesiones de Literatura de Viajes, los 56 foros anuales del Cineclub, las conferencias de Amar y Comprender la Ópera. Están los mercados internacionales, como Circulart y Monkeyweek, y con distintas dependencias se programan unas 135 actividades anuales.
La Orquesta Sinfónica EAFIT reúne en el auditorio Fundadores a un público fiel. Sus conciertos de temporada ofrecen un repertorio inspirador con estrenos de compositores locales e internacionales y presenta solistas de distintas procedencias. Igualmente, la Editorial EAFIT, dirigido por la escritora Claudia Ivonne Giraldo Gómez, se fortalece con su catálogo de libros académicos y de poesía, en sayo y ficción, que se editan con esmero y que se llevan a distintas ferias dentro y fuera de Colombia. La biblioteca es centro de conocimiento con sus títulos impresos y digitales, su hemeroteca y su sala de Patrimonio Documental. Además, la Librería Acentos sugiere otras exploraciones. Y dentro de este gran abanico, la Universidad otorga el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, del que es organizador y gestor el escritor Héctor Abad Faciolince.
El cuidado de sí y de los otros
El respeto por el medio ambiente y el fortalecimiento de la actividad cultural están ligados al cuidado de sí y de los otros. Y allí la Dirección de Desarrollo Humano-Bienestar Universitario hace presencia. Luz Amparo Posada Ceballos, su directora, explica que busca “potenciar el bienestar, con el objetivo de mejorar la calidad de vida, desde el cuidado como una responsabilidad mutua de empleados y estudiantes, y de la Universidad, que propicia espacios y servicios para que esa comunidad se acoja a ellos”.
A los programas de salud, con médicos y psicólogos, se suma el fortalecimiento de los grupos estudiantiles, integrados por voluntarios que generan eventos académicos y proyectos de investigación y sentido social. “Son plataformas de aprendizaje para el liderazgo, con una estructura y responsabilidades; se les da un presupuesto y son autónomos para manejarlo”. Son 13 grupos estudiantiles de pregrado, con 1200 estudiantes. Cerca de 100 alumnos están en los entes colegiados; 77 hacen parte de las juntas directivas de los grupos estudiantiles y cinco están en el grupo primario de representantes estudiantiles. Hay 11 grupos de expresión artística y 16 tipos de talleres de desarrollo artístico. Y 18 equipos deportivos competitivos para estudiantes de pregrado y posgrado, 3 equipos de empleados y 3 de egresados.
En la actualidad, el campus de la Universidad conversa con su entorno. Al fondo puede verse el puente de la 4 Sur y en primer plano está la Biblioteca.
Con cerca de 10.000 estudiantes en pregrado, unos 3000 de posgrado y 354 profesores de planta de tiempo completo, además del personal administrativo y los profes de cátedra, EAFIT hace sentir que cada uno importa en ese engranaje. La Universidad es como una gran casa desde la cual comienza una transformación interior, más allá de lo cadémico, los estudiantes pueden descubrir mucho de lo que ellos son, las potencialidades de su ser, afirma Luz Amparo.
Y, paralelo con ese proyecto de bienestar, está el trabajo desde la Dirección de Desarrollo Institucional y de Egresados. Isabel Cristina Gómez Yepes, su líder, dice que su objetivo es “cultivar vínculos para transformar vidas”. Hay dos líneas, el impulso a la filantropía y los programas con los egresados -en total, se han entregado 65.536 títulos-. El ejercicio filantrópico convoca a eafitenses y empresasque, en unión con la Universidad, aportan a causas justas. “Creamos un concepto que nos alinea con el propósito superior de EAFIT de inspirar vidas e irradiar conocimiento para formar humanidad social”, explica Isabel. Para Juan Luis Mejía, esa apertura a múltiples conversaciones es como una gran polifonía dada por esos procesos académicos inmersos en una Universidad Parque con una creciente actividad cultural, humanista y científica, un lugar para permanecer en el que se toma conciencia de un mundo amplio y diverso.