Representantes Electos, Rectora, Vicerrectores, Decanos, Desarrollo Estudiantil, reciban un cordial y afectuoso saludo, nadie se alcanza a imaginar la felicidad que me estar aquí parada hoy con todos ustedes.
Después de un año y cinco meses, cuando de un momento a otro, un viernes a las 3 de la tarde, nos llega al correo institucional un mensaje donde nos explican que, producto de un sinfín de partículas aparentemente mortales, la vida en el campus, los amigos, los abrazos, las clases frente a un tablero, las risas del quinto piso, las conversaciones en la terraza o el tejadito y la opción 2 de Frisby quedaban suspendidas hasta nueva orden, aquí estamos, porque todo tiene un principio, pero también un final.
Un año y cinco meses donde tuvimos que estudiar, trabajar, comer, socializar, dormir, reír, llorar, extrañar y añorar en exactamente el mismo espacio, hoy, podemos celebrar el pequeño privilegio que nunca creímos perder: abrazarnos con la mirada y sentir que lo logramos, sin dejar a un lado que la ciencia y lo desconocido nos demuestra todos los días, que los pequeños somos nosotros.
En medio de esa pequeña grandeza, los invito hoy, representantes, a posesionarnos no por el reconocimiento que recibirán en contados instantes, que, aunque absolutamente merecido, es tan sólo el comienzo de un camino donde espero cumplan su labor, no sólo de ser el puente entre estudiantes y universidad, sino también a que, como dice un amigo al que admiro profundamente, se atrevan a tener conversaciones incómodas para construir relaciones sanas. Créanme, porque lo digo con conocimiento profundo de causa, que en esta universidad hay espacio para cada una de sus ideas, siempre y cuando estén enmarcadas en el respeto y en el valor de la idea del otro, aunque muchas veces no las compartamos. Atrévanse a dejar huella. Atrévanse a ir más allá.
Los invito también, a salirnos de esa zona de confort en la que entramos producto de la pandemia: Volvamos al campus, habitémoslo, imaginémonos un futuro conectado con el aprendizaje y un cuidado responsable. Propongamos y solucionemos desde la solidaridad, el cuidado, la empatía, el aprendizaje y la justicia.
¡Bienvenidos todos a la oficina que ahora es suya en el bloque 29! Eso sí, de a dos en dos para que Karen no nos haga ojitos.
Hoy nace una nueva labor para nosotros los representantes y los que nos siguen: ser embajadores de un campus bioseguro, plural, diverso, respetuoso, donde todas las personas, independiente de su sexo, orientación sexual, ideológica, política o económica tengan un lugar seguro al cual recurrir, y, sobre todo, construir un campus y una comunidad cero tolerantes con cualquier tipo de violencia, venga de donde venga. Porque aquí todas las ideas caben, y todas las vidas valen.
Por último, queridos representantes, los invito a disfrutárselo, a ser felices, a alzar la mano para pedir ayuda y a entender que somos repres, pero no invencibles. A preguntar cuando no sepan, a soñar cuando propongan, y a decir no puedo cuando se vean rebasados. Desde hoy y hasta dentro de un año, representarán la voz de todos los que les confiaron su voto, pero también de los que no. Desde hoy, tienen en ustedes la responsabilidad de soñar y materializar su realidad y la de 9.187 estudiantes. Porque, al fin y al cabo, es de los sueños de donde la realidad se desprende.
Muchas gracias,
Lucía Jaramillo Mesa