De niña soñaba con ser astronauta y trabajar en el espacio. Hoy, Luz María Martínez Sierra tiene un lugar ganado en Nasa, se mueve con soltura en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) y habla con agrado de sus aportes para una nueva gran misión a Júpiter.
"Se está hablando de una misión a uno de los satélites (lunas) de Júpiter, llamado Europa, que está cubierta en hielo, y se sospecha que hay un océano de agua líquida en su interior", explica.
Ella es ingeniera física de EAFIT, realiza un doctorado en ingeniería nuclear en Texas A&M University y trabaja de tiempo completo en el JPL de Nasa.
Allí se desempeña en el Departamento de Ambientes Naturales Espaciales, donde se encargan de simular y determinar la radiación y los micrometeoritos que las naves espaciales encontrarán eventualmente.
"Como los niveles de radiación en Júpiter son muy altos, para mi grupo esta misión va a ser un gran reto. Necesitamos modelar el ambiente de Júpiter lo mejor posible para garantizar que la misión sea un éxito, así que en este momento estamos muy involucrados con esto", refiere.
Sin embargo, en su opinión, las simulaciones dependen del diseño de las misiones, es decir, de las trayectorias y del planeta o cuerpo celeste al que se dirijan, bien sea Júpiter, el Sol o Marte.
"Nosotros tenemos que garantizar que las naves espaciales sobrevivan en estos ambientes hostiles. Por eso es importante que los ingenieros que diseñan y construyen las naves tengan todas las características del medio que rodeará las naves espaciales", comenta Luz María.
La labor de su equipo también es analizar y modelar la radiación alrededor de la Tierra, lo que, en sus palabras, es importante porque estas radiaciones pueden ser muy perjudiciales para las personas y animales que viven en la superficie, al producir enfermedades como cáncer y cataratas.
De esa forma trabajan para comprender el comportamiento físico de la radiación -auroras y cinturones de radiación alrededor del planeta- y sus interacciones con los componentes biológicos y artificiales de la tierra, como computadores, redes eléctricas y satélites de GPS y televisión.
"En cualquier momento puede haber un incremento en la radiación, con tormentas magnéticas o explosiones en el Sol, lo que puede perjudicarnos no solo a los humanos de manera directa, produciéndonos enfermedades, o a través de los dispositivos electrónicos con los que interactuamos, pues estos son muy vulnerables a la radiación y pueden fallar en cualquier momento", afirma.
A bordo de una simulación
El equipo de simulación está conformado por ocho personas, entre las que se cuenta a Luz María, quien se especializa en la parte de radiación.
"Usamos diferentes códigos de transporte para hacer las simulaciones de las reacciones nucleares. Esta simulación modela partículas atómicas (electrones, protones, iones, etcétera) o rayos-X (rayos gamma) que provienen del Sol o de la galaxia y nos permiten ver cómo interactúan con diferentes materiales", precisa.
De esa forma, logran describir cómo un electrón con mucha energía cinética puede interactuar con, por ejemplo, un microchip, lo que les ayuda a entender cómo la radiación degrada los materiales en el espacio y genera problemas en circuitos electrónicos.
Su grupo trabaja en la fase de prediseño de las misiones y naves espaciales, y hace parte de la Oficina de Seguridad y Éxito de las Misiones, es decir, el área encargada de calidad y control.
"Lo que me gusta de mi trabajo es que participamos en diferentes misiones a la vez, y apoyamos a todas las iniciativas en diferentes fases del diseño, lo que nos mantiene en contacto y al día de lo que pasa en el laboratorio", puntualiza.
Un nuevo logro cada día
Para Luz María, hacer parte de Nasa, significa un sueño hecho realidad. "No ha sido fácil el camino y aún me queda muchísimo por aprender. Pero es una satisfacción ir a trabajar cada día. El trabajo no se siente como una tarea rutinaria, cada día es diferente y cada día hay un nuevo logro que alcanzar", opina.
No obstante, dice que lo más importante es que el trabajo en Nasa está enfocado en alcanzar objetivos científicos y tecnológicos.
En cuanto a la presencia de los colombianos en esa agencia, sostiene que se ha encontrado con una sorpresa, al conocer más colombianos en el JPL de los que esperaba. Aunque cree que hay más, pero que aún no los ha conocido, resalta la participación de Carolina Restrepo y Paul Núñez.
"Es importante la presencia de colombianos (en general de extranjeros en JPL) porque aquí no requieren la ciudadanía norteamericana para poder trabajar. Paul labora con el departamento de Astrofísica y Carolina trabaja en el Departamento de Robótica", indica.
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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