En los 120 años de su natalicio, León de Greiff no se presentó como una figura lejana, recreada en libros y retratos de vieja guardia. Tampoco como el autor que llegó a ser señalado en Colombia como un poeta extranjero, ilegible, al que no valía la pena leer. La memoria del escritor de Medellín (Antioquia), que habló unas veces desde la voz de Leo Le Gris, de Gaspar de la Nuit y bajo muchos otros alteregos se recordó en su aniversario como una vida y obra de la que aún queda mucho por descubrir.
Para hablar de esos recuerdos -de su biblioteca personal, de su relación con la música, de su concepto de la amistad, de su vida como contabilista del Ferrocarril Troncal de Occidente, y de otros detalles íntimos del poeta- se le rindió un homenaje el 22 de julio en EAFIT. A la cita fueron convocados Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT; Hjalmar de Greiff, hijo del maestro; Belisario Betancur Cuartas, expresidente de la República; Carmen Millán de Benavides, directora del Instituto Caro y Cuervo, y Héctor Abad Faciolince, director del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas.
"Este encuentro tiene tres propósitos: conmemorar el natalicio 120 del maestro León de Greiff; hacer una serie de actos alrededor del centenario de publicación de la revista Panidas, que dirigió en los tres primeros números León; y agradecerle a la familia de Greiff la generosidad que ha tenido con EAFIT de entregarnos parte de la biblioteca personal del maestro, que para nosotros es una joya invaluable y una fuente de investigación maravillosa", refirió Juan Luis Mejía.
Para el Rector, de Greiff (22 de julio de 1895-11 de julio de 1976) tiene un significado especial: lo ha acompañado en su vida en distintas etapas y sensaciones, y lo considera el arquetipo del poeta. "Me gusta mucho, sobre todo, el León de Greiff de Bolombolo, es el que me descubre una geografía, un mundo y me parece maravilloso que siendo él contador de un ferrocarril haya logrado crear un universo poético como el de allí".
Gustavo Yepes y el barítono Andrés Yepes precedieron la conversación con composiciones creadas a partir de poemas del maestro: A una dama, Canción ligera y Son. Luego, continuó la evocación de una vida recordada con anécdotas, admiración y buen humor; con fragmentos de los versos del literato en la voz de su amigo Belisario Betancur, o de su más reciente investigador, Héctor Abad Faciolince, quien reconstruirá su biografía.
Aunque para Belisario Betancur la música con la que inició el acto fue evocadora, sostuvo que al maestro no le gustaban las canciones sobre su poesía, por lo que le pedía (al expresidente) que tarareara las que conocía y, el miércoles 22 de julio de 2015, como lo hizo con el literato, el exmandatario cantó un corrido mexicano y un vallenato creados a partir de los versos de de Greiff.
Un poeta vivo
La obra de León de Greiff, reconocido como uno de los más destacados poetas del siglo XX, sigue vigente, la misma que, según Abad, no se entiende sin sus lecturas. Ese trasegar literario ahora está en EAFIT gracias a la donación de parte de la biblioteca personal del poeta, que hizo recientemente su hijo Hjalmar y su nieto Alexis, en la que se cuentan más de 600 títulos. También la Universidad recibió el miércoles, de manos de Belisario Betancur, el ejemplar personal de de Greiff de las Obras Completas de Alberto Aguirre.
La Universidad también recibió un mapa de la región de Bolombolo dibujado por León de Greiff, una foto del viejo puente de esa región con las especificaciones técnicas de puño y letra del poeta, y los retratos del maestro hechos por Ricardo Rendón. Hjalmar prometió sumar a esos regalos las declaraciones de renta de su padre quien, de acuerdo con él, nunca fue rico, se desempeñó como empleado público y tuvo una mala pensión.
Hector Abad contó que León de Greiff entró a su vida por el oído a los 16 años de edad, y comentó que después de la poesía, la música y la sonoridad de las palabras del poeta, se ha interesado mucho por su personalidad: un hombre cálido con su familia, y dulce y querido con sus amigos, quien al morir conservaba un retrato de su amigo Rendón en la mesita de noche.
"Si yo traje esos dos dibujos de Rendón es para hacer referencia a la amistad, que fue un sentimiento que él tuvo con mucha gente muy disímil. Rendón fue una persona especial, fue una relación muy cálida como la tuvo también con otros amigos. Él no sintió odio contra nadie y no pretendía ser más que nadie. Era un poeta por vocación", dijo Hjalmar de Greiff.
Y es que a pesar de sus dificultades económicas y de ser un empleado que marcaba reloj, el escritor esquivaba los reconocimientos. En el homenaje se le recordó como un hombre que fue rebelde desde niño y que tuvo diferencias con muchas personas y las expresó, pues le molestaba el elogio indigesto y no buscaba el aplauso.
Hjalmar manifestó que los libros de su padre fueron hechos en muy pocas ediciones, por ejemplo, el Libro de los Signos tuvo 500 ejemplares, y es más leído en Rusia, con una obra que tuvo 15.000 o en Cuba con una antología de 10.000 ejemplares.
"En Colombia nunca se ha hecho ese número de ejemplares de una de sus obras. Es un poeta por descubrir, y por eso he tenido el cuidado de hacer la recopilación pensando en que otras generaciones algún día puedan estar interesadas en leer esa obra, que quiero que sea la más fiel", anotó su hijo.
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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