Las proyecciones para las exportaciones de América Latina no son muy alentadoras: de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), se espera que disminuyan por tercer año consecutivo, con una contracción del 14 por ciento, y la región deberá escoger entre perpetuar su dependencia global o fortalecer la integración regional.
Tal es el panorama entregado por los expertos de esa entidad, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la presentación –este miércoles 10 de febrero en EAFIT- de su informe Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Caribe. La publicación anual presenta una radiografía del desempeño de los mercados de la región, su influencia en la economía global, explica los diferentes fenómenos macroeconómicos que los afectan, y da a conocer una serie de recomendaciones.
En esta ocasión, Andrea Pellandra, oficial de Asuntos Económicos de ese organismo, explicó la génesis de la desaceleración económica mundial que llevó a la caída de las exportaciones latinoamericanas durante los últimos dos años. Estas mostraron un desempeño inferior al de la crisis mundial de 2009, sólo comparable al que se presentó hace ocho décadas, durante la Gran Depresión, cuando el valor exportado se desplomó un promedio del 23 por ciento anual, entre 1931 y 1933.
"Luego, desde 1950 hasta 2010, el comercio mundial creció a tasas mucho más altas que el Producto Interno Bruto global, y el mayor incremento se dio después de 1990. Entre ese año y 2010, el crecimiento fue dos veces más grande que el del PIB, con un promedio del 6 por ciento en comparación con un 3 por ciento", aseguró Pellandra.
De acuerdo con el analista, los eventos mundiales que causaron dicho incremento fueron la apertura de la economía china a finales de la década de los 70, la cual se fortaleció enormemente veinte años después, así como la caída del muro de Berlín y los cambios tecnológicos de 1990, que crearon una cadena mundial de valores que estimuló el comercio al facilitar la producción en países diferentes a los destinados para la comercialización.
Hay poca integración
Paradójicamente, fueron los últimos cambios en la economía china los que generaron un cambio en la dirección de los vientos para los mercados latinoamericanos y del Caribe ya que, como resultado de su crecimiento, el gigante asiático redujo el componente de insumos importados, lo que afecta la cadena de valor mundial, y exporta cada vez más manufactura relacionada con la tecnología.
Pellandra manifestó que este fenómeno, sumado al crecimiento de la Unión Europea y al aumento del endeudamiento a nivel mundial, fueron los grandes factores que influyeron en la crisis global de 2009, y que el contexto económico internacional actual no es propicio a una recuperación del comercio hasta los niveles que mostró en los años previos a esta.
Pero, a pesar de que la región gozó durante una década de muy buenos precios en materias primas, de las que China ha sido el principal consumidor, la caída de las exportaciones hacia el continente asiático, aunque alta —una disminución del 19 por ciento—, no fue la más considerable.
Y es que la explicación entregada por José Elías Durán Lima, jefe de la Unidad de Integración Económica de la Cepal, deja entrever un fenómeno preocupante que, sin embargo, puede encerrar la clave para enfrentar la crisis: la principal caída de las exportaciones de América Latina se presentó hacia la misma región, con un descenso del 21 por ciento.
"En el caso de Colombia, al panorama se suma una moneda cuya depreciación fue considerable pero no se reflejó positivamente en las exportaciones, pues los exportadores también requieren insumos importados que se han encarecido", señaló el experto, para quien resulta paradójico que el déficit regional de infraestructura de transporte y la burocracia dominante en los procesos administrativos generen costos no arancelarios que encarecen el comercio intrarregional hasta niveles superiores a los de comerciar con Estados Unidos (E.U.).
En ese sentido, el informe -presentado en Medellín con apoyo de la Escuela de Economía de la Universidad- advierte que el costo promedio de comercio entre los países de El Caribe y los de la región es de un 154% comparado con el comercio entre estos y E.U., que no supera el 89%. Para América del Sur las cifras son del 91% en contraste con un 84% y, en Centroamérica y México, los números muestran un 88% frente a un 66% con el país del norte.
Esta situación, señala el documento, "desincentiva la integración productiva entre las economías de la región y su participación en las cadenas globales de valor", y pone a una región con una estructura exportadora de productos primarios y una débil inserción internacional frente a una encrucijada: o continua con la estrategia de suscribir tratados comerciales que aumentan la dependencia global y pueden mostrar preferencias hacia algunos países o regiones, o diversifica sus mercados y opta por la integración regional.
Las sugerencias del informe
Las recomendaciones de la Cepal están más encaminadas a la segunda opción: promover la agenda de facilitación del comercio intrarregional; invertir en innovación; diversificar e impulsar la industrialización; y fortalecer el consumo de productos nacionales, entre otras medidas.
En palabras de Durán Lima, el desafío está al interior de cada uno de los países, pues hace falta una mayor coordinación entre los organismos gubernamentales para resolver asuntos burocráticos, dirimir conflictos fronterizos y resolver problemas inherentes al desarrollo de la infraestructura.
"Las reglas del juego están cambiando y los países de la región no se están adaptando, como sí lo están haciendo los de Asia. Si las exportaciones intrarregionales fueran del 40 por ciento o más, la situación económica podría mejorar. Por eso es necesario estimular el comercio intrarregional y fomentar los encadenamientos productivos a través de políticas de desarrollo tecnológico con sostenibilidad ambiental y producción más limpia. Se requieren políticas industriales modernas que promuevan la integración entre sectores", puntualizó el directivo.
Al respecto, Thomas Goda, profesor de la Escuela de Economía y Finanzas de EAFIT, advirtió sobre la necesidad de aumentar el dinamismo tecnológico en A.L., una región que produce muy pocos bienes en este frente. "A pesar de los tratados de libre comercio, hoy hay menos diversidad en los productos de América Latina que a principios de 2000", resaltó.
El informe, sin embargo, señala que la región ha avanzado en la implementación de medidas que facilitan el comercio con un promedio del 68 por ciento en la Encuesta Global de Facilitación del Comercio e Implementación del Comercio sin Papeles 2015, en la que México y Colombia lideran con un 83 por ciento y un 82 por ciento, respectivamente.
En este sentido, y con el fin de minimizar los efectos de la continuidad en la caída en las exportaciones que se prevé para este año, este organismo prepara una matriz, que tendrá lista a finales de febrero, que permitirá medir las relaciones entre sectores industriales al interior de cada país —qué le compra un sector a otro— para identificar posibles enlaces y cadenas productivas entre naciones y pensar en relaciones a escala internacional y, tal vez, poder presentar un panorama más alentador en 2017.
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Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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