La trascendencia de las redes sociales en la cotidianidad es hoy tan importante que la viralidad de algunas tendencias, expresadas en videos, fotos, textos o memes puede cambiar en minutos la vida de una persona e, incluso, influir en asuntos económicos y políticos de mayor calado, así como en la forma en que los mismos se informan a través de los medios de comunicación tradicionales.
Ese es el panorama en el que, de acuerdo con Ómar Mauricio Velásquez Hurtado, profesor del Departamento de Comunicación Social de EAFIT, se mueve hoy la opinión pública, sin que exista una conciencia clara de la responsabilidad y los riesgos detrás de hacer clic en los botones de Me gusta o Compartir en redes sociales, en las que mucha información es compartida de manera exponencial.
Tras reconocer la importancia de las tecnologías en las dinámicas sociales, el experto señala la falta de educación para el uso de las mismas por parte de los denominados nativos digitales, es decir, las generaciones nacidas a partir de la década de los 80, quienes, en sus palabras, "carecen de educación relativa al respeto por el otro, desde el núcleo familiar ".
Omar añade que cuando en las redes se hace un señalamiento público "estas, por un principio de apropiación que subyace en sus lógicas, empiezan a participar de una especie de coro que se radicaliza. De pronto aparece un meme ofensivo que se viraliza y se incurre en una injuria indirecta contra una persona o una institución. Cuando alguien hace parte de ese coro entra en un contexto en el que a una persona no se le está respetando su integridad".
En ese sentido, sugiere no solo que los usuarios extremen sus cuidados al opinar o compartir contenidos en internet, sin importar lo inofensivos que estos parezcan, sino que se profundicen los esfuerzos, desde el derecho, para entender la lógica de la legislación sobre este particular, la que, desde su punto de vista, es desconocida en Colombia.
Los riesgos
Jorge Iván Bonilla Vélez, docente del Departamento de Comunicación Social, señala que expresar una opinión reviste un riesgo mayor en estos tiempos, debido a la resonancia que puede alcanzar la misma a través de las redes, en donde la propensión de los seres humanos a mostrar sus emociones y solidaridad con diversas causas, propuestas y dinámicas de la vida cotidiana se hace más visible y llega a ser conocida por muchos.
El analista opina "que la aprobación y las redes sociales llegaron a pervertir las relaciones de los seres humanos, que interactuaban de manera proactiva en todos los espacios. El aplauso en las relaciones cara a cara se convierte en el Me gusta de las interacciones cotidianas con el otro a través de las redes, lo que nos lleva a pensar que ese fenómeno siempre ha existido, pero ha mutado de forma, y puede encerrar las misma responsabilidad social y moral detrás de actos como aplaudir el discurso de un dictador. En ambos casos se trata de fenómenos con tintes de exclusión".
Al respecto, Omar Velásquez considera fundamental el papel de los medios de comunicación tradicionales, los que, conscientes del lugar que le otorgan las audiencias a los contenidos en redes, utilizan cada vez con mayor frecuencia las tendencias que se viralizan en las mismas como insumos para dar forma a sus noticias, un fenómeno en el que adquieren particular relevancia los denominados influenciadores, o personas cuya cantidad de seguidores en la red los convierte en puntos de partida para mover la balanza de la opinión pública hacia uno u otro lado.
"El nivel de impacto que tenga una tendencia en las redes depende del principio de oportunidad, lo que hace que una persona con pocos seguidores comparta un comentario agudo sobre un asunto y este sea visto y compartido por un influenciador con miles de seguidores. Desde allí, el peso de esa opinión aumenta", explica el experto.
Según Omar, es inquietante que hoy no existe censura ni técnica ni ideología para encauzar el uso que damos a la tecnología. Eso hace que cuente cualquier punto de vista, muchas veces construido sin contexto o información, y se pasen por alto aquellos basados en argumentos sólidos.
Sin embargo, Jorge Iván Bonilla advierte que la duración de estos asuntos en la memoria de los usuarios de las plataformas digitales de interacción social es de corto plazo, aunque debe analizarse muy bien cuánto pueden tardar sus consecuencias en la vida íntima de las personas: "el efecto de esas emociones, expresadas a través de un
Me gusta, genera una gran viralidad, pero tiene un nivel de persistencia y permanencia que no es constante", concluye el docente.
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Juan Carlos Luján Sáenz
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