Asumir la conservación ambiental como un hecho cultural y de desarrollo social es fundamental no solo para garantizar la sostenibilidad biológica y la supervivencia humana sino también para construir la paz en Colombia.
Así lo considera Luis Gilberto Murillo Urrutia, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, quien asistió este martes, 14 de marzo, al foro La importancia de los bosques y la restauración ecológica que se ofreció en EAFIT gracias a la organización de la Universidad en conjunto con la Fundación natura y la Carrera Verde Colombia -que en su tercera edición tendrá un capítulo en Medellín, el 26 de marzo-.
En el evento el funcionario propuso la creación de los Bosques para la Paz, una estrategia basada en reconciliación, educación ambiental, proyectos productivos, entre otras acciones, para avanzar en conservación de la biodiversidad, generación de empleo, desarrollo social, reconciliación e integración de excombatientes y comunidades locales en la recuperación de los ecosistemas.
Los esfuerzos gubernamentales en este sentido, de acuerdo con las cifras oficiales que se presentaron indican: disminución del 56 por ciento en la deforestación, entre 2010 y 2015; aumento de 13 millones a 24 millones de hectáreas en áreas protegidas durante esta administración (con una meta final de 26 millones); 20 de 37 complejos de páramo delimitados, incluido el de San Turbán en 2014; protección de frailejones a través de viveros y de recuperación de áreas, con ayuda del Ejército y la Universidad de los Andes, entre otras medidas.
"De 2014 a 2015 pasamos de 140.356 hectáreas anuales deforestadas a 124.035 -un 12% menos-. Aunque este año nos acercamos a las 130.000, debido al aumento de quema y potrerización de zonas de bosque natural en el sur del país, en especial en el sur del departamento del Meta. En Guaviare, Caquetá y Putumayo esperamos reducir la cifra a 90.000 hectáreas anuales", manifestó Murillo.
Solo Antioquia, de acuerdo con el funcionario, aporta unas 16.000 hectáreas de bosque deforestadas anualmente, sobre todo debido a la minería ilegal al norte del departamento, un elemento con un alto factor de riesgo si se suma a los peligros de deslizamiento y al deterioro de la calidad del aire en el Valle de Aburrá, así como a la inminente temporada de lluvias.
Las acciones gubernamentales se enfocan no solo en la reducción del 30 por ciento de gases de efecto invernadero sino también en sumar al concepto de conservación ambiental nociones relacionadas con conocimientos, costumbres, creencias religiosas y vida social en las diferentes culturas del país, con miras a generar sinergias para la paz y el posconflicto.
"Anoche se aprobó la Jurisdicción Especial para la Paz y eso nos permite avanzar hacia la justicia ambiental y nos asegura empezar a construir la paz con la naturaleza y el medio ambiente en Colombia. Hay muchos delitos ambientales susceptibles de ser llevados a este escenario, con el fin de comprometer al país en la restauración de nuestros ecosistemas", explicó el jefe de la cartera ambiental.
Todas las voces
Asumir esta propuesta de abordar la restauración ecológica como un hecho cultural significa, en palabras de Julio Carrizosa Umaña, miembro honorario de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y panelista del foro, no solo prestar oído a las visiones positivistas y los datos técnicos sino también a todas las áreas del conocimiento; a los sectores social, político, económico, artístico, científico y académico, y a lo acordado en los diálogos de paz con la guerrilla de las Farc.
"Las acciones ambientales deben contemplar lo acordado en La Habana (Cuba) respecto a salvaguardia de bosques y delimitación de áreas protegidas. Eso implica un cambio de actitud en términos de conservación ambiental en Colombia. Si el Gobierno logra, como anuncia Minambiente, vincular a 500 excombatientes como guardabosques y gestores ambientales, garantizándoles formación, es fabuloso, pero se debe también educarlos en manejo de áreas protegidas y restauración, y tener en cuenta a todos los desempleados en Colombia", advirtió Julio Carrizosa.
Con esa visión coincidió Gustavo Wilches Chux, experto en gestión de riesgo de desastres, cambio climático y desarrollo sostenible, para quien es urgente la alineación de los intereses de la sociedad con las necesidades del sistema inmunológico del planeta, así como modificar los planteamientos del sistema ético antropocéntrista dominante por los de un sistema bioecocéntrica, basado en la dignidad y los derechos de todo ser vivo.
"Muchos de mis colegas no consideran al bosque y al agua como sujetos de derechos pero, cuando violamos el derecho del agua a fluir, por ejemplo, ella misma lo reclama, con consecuencias catastróficas. Es necesario hacer embalses y represas, pero también aprender a conversar con el agua y mirar opciones de compensación. Es triste tener que demostrar con cifras la conveniencia de la existencia de los bosques", explicó el especialista.
Dichas cifras, en el caso del Valle de Aburrá, son preocupantes, teniendo en cuenta el informe presentado por María del Pilar Arroyave Maya, investigadora del grupo Sostenibilidad, Infraestructura y Territorio (Site) de la Universidad EIA: los 700.000 árboles urbanos de los 10 municipios del territorio, ubicados tanto en zonas públicas como privadas, solo logran capturar 4.700 toneladas de carbono al año de un millón de toneladas emitidas en ese mismo período.
Por eso, en la tarea de establecer el Bosque para la Paz local, en el que cada árbol estará dedicado a una víctima y se contará con el liderazgo del Área Metropolitana y recursos del Fondo Nacional Ambiental y del Fondo Colombia Sostenible, la idea de Minambiente es sumar al sector privado mediante recursos de compensación ambiental y siembra de árboles, así como a la ciudadanía en las diferentes regiones del país, reduciendo de paso la presión a las corporaciones regionales, depositarios históricos de la responsabilidad de velar por el medio ambiente.
No en vano, el anuncio de Minambiente fue celebrado por Alejandro González Valencia, director de Corantioquia, para quien la recuperación de los bosques en Colombia es un asunto que pasa por la legalidad y la gobernabilidad. "Las corporaciones autónomas no gobernamos el país y, por eso, no podemos solucionar solas los problemas de reforestación ni de impactos por los proyectos de infraestructura", aclaró el directivo.
Respuesta conjunta
La presencia en Medellín de Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, obedece también a la reacción del Gobierno a la reciente alerta naranja por la calidad del aire en la capital antioqueña. "Estoy en la ciudad para revisar la respuesta del Área Metropolitana a los desafíos en términos de calidad del aire y cómo podemos seguir acompañándola no solo con las instituciones de Antioquia sino también con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), Ecopetrol, representantes del Clean Air Institute, y delegados de los ministerios de Salud, Minas y Transporte. Vinimos a escuchar a las autoridades locales y a hacer algunas propuestas", señaló el funcionario.
Tres árboles por cada atleta
En el foro se recordó que el próximo 26 de marzo se realizará en Medellín la tercera edición de la Carrera Verde, de Fundación Natura y Grupos Argos, que está dirigida a corredores y ciudadanos interesados en el cuidado del medioambiente y tiene la intención de apoyar la reforestación con enfoque de restauración ecológica.
La organización sembrará tres árboles por cada atleta que participe. La información sobre las categorías, condiciones e inscripciones se pueden consultar en www.carreraverdecolombia.com