Es mágico y simple. Lo hacen incluso los animales y está en actos tan naturales como amamantar. Lo entienden prácticamente en todo el mundo y es un gesto tan simple como poderoso. Es el abrazo. Y esta acción, con la que las personas tradicionalmente comunican sus emociones, también fue la inspiración para que Viviana Otálvaro Guzmán, ingeniera de diseño de producto de EAFIT, diera rienda suelta a su idea de crear abrazadores.
Bonga, Cumbia, Maco y Tollo integran la familia de herramientas ideada por la eafitense, y que tienen, como principal finalidad, hacer compañía a niños con enfermedades cardiacas, adultos en pabellones de oncología, personas en situación de calle y cualquier persona que quiera o necesite sentir la fuerza sanadora de un abrazo.
Los abrazadores, muñecos de trapo, desprovistos de ojos y nariz, y dotados con largos brazos y colores alegres responden a un diseño que busca mejorar las conexiones emocionales. Esta iniciativa hace parte de la Fundación La Isla de los Abrazadores, de la que Viviana es directora y con la que, gracias al apoyo externo y las donaciones, han podido entregar cerca de 2000 unidades.
“Los abrazos aumentan el nivel de oxitocina en la sangre, crean una sensación de bienestar, ayudan a dormir mejor. Un abrazo genera confianza y nos ayuda a conectarnos con los demás”, asegura la egresada, quien agrega que instituciones como Casa de la Chinca, Fundación Mamá Yolanda, Clínica Cardiovascular y San Vicente Fundación ya cuentan con algunos ejemplares.
Con esta misma iniciativa, la ingeniera se presentó a la competencia de ideas que organiza la institución alemana The Do School, en donde obtuvo una beca para ampliar sus estudios. En este país se encontró con estudiantes provenientes de culturas y países muy diversos y todos entendieron la fortaleza de su idea. Esa universalidad, más el carácter social de la propuesta la llevaron a estar entre las mejores 20 de las 900 iniciativas participantes.
En la actualidad, además de ofrecer la posibilidad de que cualquier persona se identifique fácilmente con ellos, los abrazadores también son fáciles de armar, coser y rellenar de manera artesanal. Y en esa labor Viviana cuenta con el apoyo de 11 mujeres tejedoras de los barrios Altos de la Torre y Robledo La Huerta (ambos de Medellín), varias de ellas desplazadas de Dabeiba (Antioquia). Con ellas, Viviana ha ampliado su sueño de liderar un emprendimiento que genere capital social y aporte a una distribución justa de los ingresos.
Viviana cuenta que las entregas son encuentros mágicos en los que participan psicólogos, trabajadores sociales y profesionales de la salud que se han quedado tan sorprendidos como con los efectos que tiene el obsequio.
Cada abrazador va acompañado de un libro para trabajar la educación emocional y acciones que ayudan a superar traumas, ver las crisis como oportunidades y dejar ir resentimientos. La idea que tiene Viviana es seguir reuniendo los recursos para donar abrazadores y, al mismo tiempo, dar empleo a las tejedoras de la Isla. Los interesados pueden comprar un abrazador, o comprar dos y donar uno, y pueden encontrar más información sobre la Fundación en huggerisland.com.
Salirse del molde y creer en los sueños
Desde niña la creatividad y la posibilidad de crear cosas hicieron parte de los principales campos de interés de Viviana. Esta curiosidad la pudo fortalecer y profesionalizar, años más tarde, como estudiante del pregrado en Ingeniería de Diseño de Producto, del que se graduó en 2006.
La conjugación entre teoría y práctica, además de la propuesta institucional de aportarle a la sociedad desde el conocimiento, son algunas de las cualidades que la egresada destaca de este proceso de formación, y del que recuerda, especialmente, las enseñanzas e inspiración que obtuvo por parte del profesor Juan Diego Ramos Betancur.
“En la Universidad pude adquirir, por un lado, las bases del pensamiento ingenieril, pero por el otro pude aprender a pensar diferente, a salirme del molde y a creer y trabajar por los sueños que uno se propone”, sostiene Viviana, quien también se ha desempeñado como docente de cátedra en EAFIT, el Instituto Tecnológico Metropolitano y la Universidad Pontificia Bolivariana.
En la actualidad la ingeniería de diseño de producto, quien también cuenta con una especialización en Biodiseño y Productos Mecatrónicos de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), comparte las experiencias y los logros de su fundación con el programa de Empresarismo de Innovación EAFIT y con los estudiantes de las maestrías en Ingeniería y Administración. Su aspiración es que en el futuro más personas se vinculen a esta causa y, por supuesto, los eafitenses serán bienvenidos a sumar esfuerzos en esta labor social.