Las llamadas “
fake news” que hoy inundan las redes sociales, así como las cadenas de información poco confiable que circulan entre los contactos de WhatsApp, crean un mundo en muchas ocasiones alrededor de la mentira y la desinformación que afecta al marketing político. Es un mundo en el que se involucra la neurosicología, la intencionalidad de unos productores y hasta la familiaridad.
Casos virales como las noticias falsas sobre el censo del Dane, encuestas fraudulentas a favor o contra de candidatos, rumores y campañas de desprestigio, verdades a medias, y sucesos del pasado traídos al presente o sacados de contexto con datos imprecisos para orientar la opinión pública son la cotidianidad en las redes sociales de internet como Facebook y los chats de mensajería instantánea.
Para investigadores como Camilo Andrés Tamayo Gómez, coordinador de la especialización en Comunicación Política de EAFIT, al entender las redes sociales como un campo de lucha política claramente las estrategias electorales de las campañas responden a esas luchas, y agrega que no considera “que haya alguna acción en las redes que sea ingenua o libre, la estrategia de campaña que pasa por el mundo digital muchas veces busca diferentes fines, busca confundir, o generar debate o atacar a otro candidato. Hay claramente una instrumentalización de las redes sociales para buscar fines políticos”.
Uno de los interrogantes que surgen en ese contexto es cómo logran distribuirse rápida y extensamente esas noticias virulentas. Una posible respuesta es que suelen presentarse con un lenguaje cercano y común para la población, con una tendencia alarmista pretendiendo propagar un rumor. Para los especialistas en comunicación, la mejor manera de combatir estas cadenas falsas de noticias es reconocer en primera instancia la fuente de información, la legitimidad social y la credibilidad del medio que la suministra. Además, mirar la fecha de publicación original, pues muchas “fake news” se generan a partir de reciclar eventos del pasado.
“Si nosotros comprendemos las dinámicas que existen en cómo se desarrolla, por ejemplo, el mercadeo digital a todo nivel, y con esto me refiero a la construcción de lo que llamamos universos posibles, hoy más que nunca tener un relato, una historia, permite que cualquier marca se haga a una percepción favorable a partir de los usos del consumidor, y eso no exime el contexto político. Hoy en día las "fake news" permiten afirmar la condición de cómo se crea una ficción alrededor de valores y cualidades que pueden tener algún individuo para que la gente se forme simplemente una idea”, opina Omar Mauricio Velásquez Hurtado, profesor de la Escuela de Humanidades de EAFIT.
Desde un punto de vista neurosicológico, se cree que este comportamiento habitual de reproducir mensajes o cadenas falsas de noticias, se da porque el ser humano tiende a confiar mucho más de una información si proviene de alguien reconocido o cercano. Muchas veces por el simple vínculo familiar se tiende a creer que algo es cierto, sin cuestionar la procedencia de la información.
“Es la expresión de la emotividad que impide que la gente haga filtro a la información que recibe, que la crea y la transmita, sobre todo, cuando esa información les refuerza su propia visión de las cosas. Nos damos cuenta que existe ese tipo de consumidores y multiplicadores de noticias falsas, pero también productores. Y eso cambia el perfil, sin duda los productores tienen una racionalidad estratégica y lo hacen de manera más intencionada. Una parte muy importante de las noticias falsas, se está comprobando, es que no son espontáneas”, apunta Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Humanidades de EAFIT.
Sobre el auge de esa nueva plaza pública virtual —donde los apasionamientos, los intereses y la propaganda se abren un nuevo escenario—, pero principalmente sobre las noticias mentirosas, se han suscitado duros debates y polémicas, como ocurre con el reciente caso de la trama rusa y la elección presidencial en Estados Unidos y el Brexit británico.
“En el año 2010 fue el auge del internet en Colombia para apoyar campañas políticas. Gracias al impacto de las redes sociales se logra una identificación directa con el candidato. Lo interesante es que se pasa de apoyar un político, tradicionalmente, a volverse fan de un líder”, analiza Camilo Tamayo.
El impacto y las posibles implicaciones que surgen a partir de estas nuevas dinámicas de la información, sugieren que pueden tener una fuerte influencia en las próximas jornadas de participación electoral. A esto se le suma, señalan los expertos, el incierto panorama que evidenció las recientes encuestas sobre la intención de voto en el país, donde alrededor del 48 por ciento de los colombianos se mostró indeciso. “Claramente, estos fenómenos afectan cada vez más el voto. Existe un caldo de cultivo donde surgen falsas cadenas de noticias que llevan las corrientes de opinión”, concluye el docente.
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Alejandro Gómez Valencia
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