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Nota de opinión

Mayo 14, 2015

​La educación superior en la agenda del país

​Si este programa aumenta o disminuye la inequidad, si debería ser beca en vez de crédito condonable y si perjudica o no a las universidades públicas, son algunos de los principales cuestionamientos alrededor de esta iniciativa. 

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​El programa “Ser pilo paga”, que lleva a cabo el Gobierno nacional,  ha generado todo tipo de comentarios y opiniones en diferentes escenarios políticos, económicos y civiles. Este programa busca promover el acceso a la educación superior, la movilidad social y el crecimiento del capital humano en Colombia.

Algunos puntos de vista coinciden en que no habrá una disminución de la inequidad, debido a que el programa promueve solamente el acceso de quienes tienen buenos resultados académicos, desconociendo el diferencial de oportunidades que tienen los estudiantes desde su primera infancia. Adicionalmente, ignorar la posibilidad de fracaso con diferentes consecuencias para los becados y no becados, también puede aumentar la inequidad. No obstante, dadas las características de los pilos, sus posibilidades de éxito también son mayores.

No hay evidencia para Colombia si generaría mayores beneficios que este programa otorgara becas en vez de créditos condonables, por lo cual las opiniones son diversas. Quienes están a favor de los créditos argumentan que este es un incentivo económico adecuado que estimula a los estudiantes, lo cual, sumando a los apoyos de manutención, repercutirá en una efectiva graduación. Por otro lado, sus opositores afirman que los estudiantes y sus familias podrían incurrir en grandes deudas y este riesgo puede generar presión en los estudiantes y su rendimiento académico decrecería, convirtiéndose así en un incentivo contraproducente. 

El papel de las universidades públicas es vital, por años estas instituciones han provisto de educación de alta calidad a estudiantes de bajos recursos, provocando movilidad social, lo cual está en sintonía con el corazón de “Ser pilo paga”, sin embargo solo capturaron alrededor del 13% de los pilos. Las universidades públicas requieren una financiación real, necesitan articularse de una mejor forma con este proyecto, no deben quedarse por fuera. 

Este programa envía señales muy positivas a la educación superior, los pilos solo pueden elegir entre universidades acreditadas, esto prende las alertas en las instituciones que faltan por acreditar y genera una competencia necesaria en nuestro país que debe traer consigo un aumento en la calidad. Para los estudiantes y padres de familia ya existen nuevas posibilidades, lo que produce mayores exigencias que también deben producir un incremento en la calidad.
 
Con una iniciativa como esta, que es una inversión social, los beneficiados no son solo los pilos, es la sociedad en general, la cual también es la proveedora de los recursos para que estos jóvenes puedan acceder a la educación. El riesgo del fracaso debería ser asumido en diferentes porcentajes por todos los actores: Estado, universidades y estudiantes. El incentivo de poder estudiar es mucho mayor al de tener que condonar con una efectiva graduación, entonces los esfuerzos deben estar enfocados en un acompañamiento pertinente en el proceso educativo, donde la motivación sea el eje fundamental. En contraprestación el deber de los pilos es devolver a la sociedad esta oportunidad, ahí debe estar la retribución, en trabajar por el avance social y científico del país, es esto lo que puede cerrar la brecha de inequidad, no la sola adjudicación de becas-crédito. 

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Stefania Rodriguez C.
Ingeniera Matemática. Estudiante de la Maestría en Economía, Universidad EAFIT