La empresa alemana para la que trabaja Carlos Andrés Giraldo Murcia, como líder de los mercados de Colombia y Centroamérica, tiene sus oficinas en Bogotá. Pero gracias al teletrabajo, este ingeniero de procesos de EAFIT puede estar en contacto permanente con su equipo, disperso por diferentes países de la región, desde Medellín.
Una situación similar vive María Camila Borrás Santiago, egresada de la maestría en Comunicación Transmedia, y quien debido a su trabajo como ejecutiva en una compañía de cosméticos se encuentra regularmente por fuera del país. “Con mis compañeros utilizamos muchas herramientas como Google Drive para compartir archivos, o Skype Business para las reuniones o videoconferencias. En esta época la distancia ya no es un impedimento”, señala.
A estas dos experiencias también se suma Andrés Felipe Arango Sanín, ingeniero de producción eafitense, y quien afirma que los sistemas de big data para almacenamiento de información de su compañía, el telemercadeo, y el uso del WhatsApp, entre otras opciones, ya están totalmente incorporados en la cotidianidad laboral de sus compañeros.
Y es que según Óscar Eduardo Medina Arango, docente del Departamento de Organización y Gerencia, el avance permanente de la cuarta revolución industrial, y todos los elementos tecnológicos asociados a esta, está movilizando a las organizaciones a acoplarse a nuevos sistemas y formas de trabajo, especialmente en tres temas estratégicos: espacios, comunicación y cultura organizacional.
“Esto no es un tema nuevo. Hace 25 años las multinacionales comenzaron a montarse en todo este cuento de lo virtual debido a las facilidades que ofrecía internet. Ahora, este tema toma muchísima mayor fuerza. Los lugares físicos, por ejemplo, están dando lugar otros espacios de diferente índole, que no son necesariamente corporativos, como un café, una playa o desde una cabaña en las montañas”, explica el académico.
Para Carlos Jaramillo Lasso, líder de Transformación Digital de EAFIT, estos fenómenos representan no solo impactos positivos, sino también retos para las compañías y las personas, pues las disrupciones tecnológicas de este tipo, o los nuevos modelos de negocios demandan, a su vez, nuevas estructuras, comportamientos e interacciones, entre otras.
“Todo este tema de revolución industrial apalanca e impulsa muchos desafíos, no solo desde el punto de vista del negocio específico de una empresa, sino de todo lo que se mueve a su alrededor”, complementa Carlos.
El administrativo menciona que uno de los aspectos que más se transforma es el de la cultura organizacional, pues la industria 4.0 le apuesta a equipos humanos más orientados al trabajo colaborativo, a las estructuras horizontales, a la toma rápida de decisiones, y a la eficacia para entender la economía, los mercados y las tendencias del momento. “Por ese motivo la comunicación debe ser siempre muy fluida y asertiva”.
Formar para un mundo del trabajo cada vez más cambiante
Justamente sobre el tema de la comunicación, el profesor Óscar Medina apunta que esta característica, junto con otro grupo de habilidades blandas, cobran un mayor protagonismo como parte de estas nuevas formas de trabajo.
“Hay un elemento de responsabilidad porque esa época en la que la gente marcaba tarjeta de entrada y salida, ya se acabó. La comunicación tiene que ser asertiva y clara. Y, finalmente, otro de los elementos es el de seguimiento y control permanente”, manifiesta.
Así mismo, concluye que el papel de las universidades, y en general el de la academia, ya no será únicamente permitir los procesos de aprendizaje en un saber o disciplina específica, sino también preparar a los futuros profesionales para un mundo donde las formas como tradicionalmente se conocía el mundo del trabajo son cada vez más cambiantes y disruptivas.