¿Vamos a “juniniar”? es la invitación que pueden hacer estudiantes y profesores de varias instituciones de educación superior de la ciudad y todo porque estos planteles también cuentan con su pasaje Junín.

Aunque no hay una panadería Astor, un salón Versalles o decenas de vitrinas, como en la carrera 49 que marcó la vida del centro de Medellín, en estos extensos corredores de las universidades que unen diferentes bloques sí hay oportunidad para tomarse un café, comer algo, comprar algunos regalos, reunirse en los “huecos” que dejan las clases o, simplemente y como era la costumbre, ver a la gente pasar.

De pie, justo donde empieza el bloque 18, la vista no alcanza a determinar con precisión dónde termina el corredor. Desde un televisor instalado en la pared se escuchan los titulares del noticiero del mediodía. Alguien pide un tinto en el café aledaño y unos pasos más adelante, en medio de las conversaciones, se puede oír el ruido de la fotocopiadora.
Es Junín, el de EAFIT, el que comienza en el edificio de la Rectoría y concluye en la entrada del “Trailer” o parqueadero sur de la Universidad. Como en el original del Centro, este pasaje transpira actividad y sus espacios se colman de gente en las mañanas y en las tardes. Allí se encuentran las papelerías, la tienda universitaria, las fotocopiadoras y varios locales de comidas.

Para Juliana Duque Penagos, estudiante de Comunicación Social, este lugar es sinónimo de encuentro. “Hay también mesitas cómodas a los lados donde uno se puede relajar, sentarse a estudiar o a conversar mientras pasa el tiempo”.

En otras U
Pero esta arteria que antes era epicentro de la vida social de la ciudad también se multiplica en otras instituciones. Está, por ejemplo, en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid y en la Universidad de Medellín.

“Estudie para ser empresario”, “Clases de baile” son algunos de los letreros ubicados en las carteleras del pasaje Junín de este último plantel. Cajero automático, microondas, televisores, expendedor de periódicos y cafeterías complementan la oferta de servicios que hay en este sitio, ubicado al frente de la cancha, en el bloque 7, y que muchos reconocen como el corredor principal de esta universidad.

Lizeth Atehortúa y Michel Arango, estudiantes de Negocios Internacionales, dicen que este pasaje es sinónimo de relajo, chisme, y estudio. Por lo general se sientan allí a pasar el rato y a esperar a que llegue la próxima hora de clase.

El Junín del Politécnico Jaime Isaza Cadavid es aún más concurrido y atiborrado. Es, además, el mejor sitio de encuentro, como asegura Diana Sofía, alumna de Tecnología Industrial. “Si tú necesitas a alguien, pero no sabes dónde encontrarlo, lo mejor es esperarlo en Junín”.

La joven, de 19 años, cuenta que este pasaje es un punto intermedio en la dirección hacia muchos salones y hasta se puede “vitriniar” pues se tiene la posibilidad de comprar muchos productos. “Todo el mundo pasa por allí. Es agradable matar el tiempo o ver a tanta gente pasar”.

¿Entonces, quiere “juniniar”? pues no solo puede ir al centro, también lo puede hacer en las universidades de la ciudad.