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Nota de opinión

Abril 21, 2015

Corto circuito y el apagón de 1992

Al​gunos recordarán la crisis energética de 1992 cuando las clases de 6:00 se volvieron de 5:00, el Peñol se vació, se iba la luz y compramos hornos a gasolina y luego pipetas. Incluso yo con escasos seis años me asustaba pasarme en el baño porque “iban a llamar de EEPPM”.

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Indiscutiblemente, en 1991 el fenómeno del Niño afectó las condiciones hidrológicas. Si alguna vez ha leído que viene “el Niño” seguro tiene en mente esa época del apagón. Además, esa ha sido la única crisis nacional que no tiene que ver con terrorismo, narcotráfico o corrupción. 

Efectivamente la causa más directa fue simple y llanamente que faltaba el combustible: ¡faltaba agua! También sabemos que durante el fenómeno del niño el agua suele escasear en Colombia. Algunos llegan a alegar que la hidrología fue muy baja en esos años. Pero basta eso. Los análisis econométricos muchas veces nos llevan a mirar con lupa una causa. Pero ¿Existe una única explicación para este fenómeno? La verdad es que las causas no fluyen sino que confluyen. ¿Basta un análisis numérico para entender las dinámicas económicas? ¿Por qué no mirar la historia?

La energía eléctrica se empezó a vender en Colombia a fines del siglo XIX con empresas de inversión privada que negociaban con los Concejos. Con las reformas de la década de los 20 y de los 30 que estatizó estas empresas. Desde entonces hasta 1967 cuando se constituye ISA la empresa de interconexión eléctrica, se realizó un incipiente proceso de interconexión. La interconexión se propuso con el fin de intercambiar excedentes. Entre las plantas del Peñol (Antioquia, cuenca del cauca) y la del Chivor (Cordillera Oriental cuenca de la Orinoquía) puede haber correlaciones negativas en los ingresos de agua. Adicionalmente, la costa atlántica una región particularmente seca optó antes de la interconexión por construir plantas térmicas, además cuentan con los recursos de Gas Natural que provienen de la Guajira. La mayoría de las plantas térmicas se encontraban en la costa. El modelo de ISA en ese entonces era bastante complejo. Salvo una sentencia de la Corte Constitucional que resume todos los testimonios de los implicados en la crisis de 1992, es difícil encontrar fuentes fiables que hablen de la energía antes de la ley 143 de 1994. 

El modelo de la definición del precio no estaba sujeto a la libre competencia, había una junta directiva constituida por empresas del sector "socias de ISA" que fijaban un "precio de racionamiento" que se modelaba en un computador. Pero como la burocracia no es mejor que el mercado, el precio de racionamiento era la máxima tarifa que dejaría de cobrarse. Ese pensamiento ya de por sí es irresponsable: un buen empresario no piensa solamente en lo que deja de ganar si no presta el servicio, sino también en el daño que podría generarle a su cliente no hacerlo. Pero, ¿era aquel un modelo de empresa o un modelo de monopolio estatal difuso? Esa junta favorecía los intereses de las plantas térmicas, porque con un bajo costo de racionamiento, se podía producir más por las plantas hidráulicas y las térmicas básicamente ganaban -en mi opinión- por figurar disponibles. Aunque algunos sostienen que realmente fue la baja hidrología que sí se presentó, de acuerdo con el informe del señor Alberto Brugman al Ministerio de Minas y Energía el 36.7% del racionamiento al error del costo de racionamiento. 

Paralelo a ello, el sector presentaba una crisis financiera. Muchos municipios subsidiaban la energía. Adicionalmente, debido a la acción sindical, las prestaciones laborales crecieron de manera acelerada. También el sector requería deudas de largo plazo que aumentaron debido a la devaluación del peso en 1985. Un desbalance financiero empieza a indicar un uso inadecuado de los recursos, lo que hace que se descuiden otras áreas: ¡Se descuidó el mantenimiento! Cuando al final se necesitó el uso de las térmicas, ¡muchas estaban malas, otras se encontraban en huelga! El 35.9% del racionamiento se produjo por la falta de disponibilidad de las plantas térmicas.

Todas estas causas confluyeron en diferentes medidas para llevar a ese corto circuito que fue el apagón de 1992. ¿Podía en 1990 preverse que esto sucedería? ¿Casi una década sin apagones no indicaban ya un “estado estacionario”? El caso es que el imprevisible mundo físico confluyó con el mundo humano dando como resultado un ¡corto circuito! Luego vino el apagón.

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Daniel Toro Restrepo 
Estudiante Maestría en Economía (Profundización)