• Ana María Patiño, estudiante de Música de la Universidad, fue seleccionada entre cerca de 400 aspirantes internacionales para participar en el Festival de Lucerna.
• Entre el 6 y 12 de abril, como parte de la experiencia, la joven directora de orquesta recibirá las enseñanzas del reconocido maestro de Bernard Haitink.
Con sutileza y guiando a los músicos con su pequeña varita de madera, las manos de Ana María Patiño Osorio marcan el compás y trazan en el aire las coordenadas musicales que los interpretes de la orquesta sinfónica tocan con armonía. Sus destrezas las ha desarrollado como estudiante del pregrado de Música de EAFIT y la llevaron a ser una de las veinte directoras de orquesta del mundo invitadas al Festival de Lucerna (Suiza), uno de los más reconocidos y tradicionales de la música clásica.
Los movimientos corporales, sus gestos, la desenvoltura y energía que desde el lugar de conducción transmite, y que hacen parte de su sello como directora, nacieron con ella desde niña, cuando atraída por la música clásica que escuchaba su padre tomaba prestada la aguja de tejer de su abuela, y como si fuese una batuta, dirigía la orquesta de muñecos que disponía en una mesa del hogar.
“A mí lo que me enamora de la direcciones es primero el proceso de encontrarte con una obra nueva. Pero lo que me gusta más, es tener una comunicación extramusical con los músicos, o mejor, más allá del lenguaje hablado, es poder comunicarte con las manos”, expresa con fina voz la joven directora de orquesta.
Ana María tiene 21 años y cursa el último semestre del pregrado de Música con énfasis en dirección de orquesta en EAFIT. Gracias a sus habilidades el pasado diciembre el Festival de Lucerna, fundado por el director Claudio Abbado, figura importante en la historia de la música, realizó una convocatoria internacional para estudiantes avanzados de dirección y directores profesionales, menores de 32 años. Animada por una amiga que le posteo el link en sus redes sociales, Ana María participó en el concurso.
“Sinceramente no pensé que iba a suceder, porque es una cosa inmensa, pero pasó”, afirma esperanzada. “Tenía que mandar vía internet dos videos míos dirigiendo: El primer movimiento de La quinta sinfonía de Tchaikovsky, con la Filarmónica Joven, donde trabaje el año pasado; y el ensayo de La primera sinfonía de Brahms, con la Filarmónica de Medellín”.
El 13 de enero, finalmente, llegó un correo del Festival. Allí notificaron que 20 directores de orquesta de todo el mundo, entre alrededor de 400 participantes, habían sido seleccionados para ser parte del Festival de Lucerna, y lo más importante, recibir las clases maestras de uno de los más grandes directores de orquesta del planeta y referentes de la música clásica: Bernard Haitink.Un sueño cumplido
Cuando Ana María comenzó sus estudios formales de música en EAFIT, en 2012, no tenía previsto que algún día podría recibir las enseñanzas del maestro Haitink, uno de sus más importantes referentes.
“Sé que va a ser una experiencia enriquecedora, no solo es el Festival, también por trabajar con el maestro, una persona que admiro mucho, un referente inmenso que tenemos por el respeto de hacer la música con mucha sabiduría y dedicación. Espero hacer las cosas muy bien, mostrar realmente como soy”, dice convencida la eafitense.
Ana María, quien vive en La Unión (Antioquia) junto a sus padres, siempre ha sido una mujer inquieta. Desde niña, gracias a que su madre era amiga del director de la banda sinfónica del municipio, Jhon Jairo Martínez, mantuvo una relación cercana con la música.
Su carrera comenzó en el último año de colegio, en el pequeño municipio, cuando ganó la posibilidad de estar en la Banda Sinfónica Nacional de Colombia, que era para jóvenes músicos menores de 18 años. “Un día el director de la banda tenía algo que hacer, y me preguntó si quería dirigir. Y me paré y sentí que era una cosa muy natural, me sentía muy cómoda haciéndolo y me empecé a interesar más por la dirección”, dice.
Su primer concierto como directora de orquesta fue en el colegio La Enseñanza, hace dos años, junto a la orquesta del Departamento de Música de EAFIT. Dirigió el primer acto de La flauta mágica, una ópera de Mozart.
Ahora, como parte de su preparación para el Festival de Lucerna, Ana María realiza un análisis intensivo con sus profesores sobre temas como los detalles del gesto, la manera como mueve las manos y transmite la idea sonora que tiene en la cabeza, el estudio del momento histórico de los compositores que interpreta y se empapa del estilo de cada uno de ellos.
“En la dirección yo suelo ser muy enérgica, siento que es una cuestión de mi edad. Me imagino que cuando tenga más años y vea la música desde una perspectiva más madura y con más experiencia, seré más serena. Por ahora soy muy enérgica y trato de ser muy expresiva, de dar todo lo que pueda en ese momento, todo es muy efímero y la música es una cosa viva”, concluye Ana María.Mayores informes
Alejandro Gómez Valencia
Periodista Área de Información y Prensa EAFIT
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