Su madre, que hasta ese momento le había ayudado con lo necesario para terminar el bachillerato, le había advertido que cuando saliera del colegio ella misma debía asumir la responsabilidad del hogar, ya que el padre se marchó cuando Maritza era una adolescente.
El camino parecía trazado, pero en una ocasión mamá e hija observaron en un aviso de prensa que existía el Fondo Social de Becas Andi-EAFIT.
Maritza, oriunda del barrio El Salvador (Medellín), vio una posibilidad de llegar a la universidad, no obstante pensó que alcanzar una opción como esta seguía distante de la realidad, no solo por el alto número de estudiantes que aplican a la beca sino también porque debía ser cabeza de hogar. Sin embargo, pese a esto, se acercaron a la Institución a averiguar de qué trataba el asunto.
Luego de una serie de exámenes y entrevistas, Maritza vio cómo las puertas de EAFIT se le abrieron no solo a ella sino también a su mamá gracias a que la beca también cubría, aparte de los gastos de matrícula, unos recursos para la manutención académica, pero que ellas, con austeridad y orden, destinaron para el sostenimiento de hogar.
“Es un logro de familia, no solo mío”, dijo la egresada del pregrado en Ingeniería de Sistemas de EAFIT ante la última junta del año de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) Regional Antioquia, que sesionó el lunes 6 de diciembre en la Universidad.
Durante la reunión, los propios empresarios pudieron palpar de cerca la realidad de cuatro jóvenes, entre ellos Maritza, que gracias al estudio trasformaron sus vidas o están en ese proceso.
Fondo Social de Becas Andi-EAFIT
El beneficio que cobijó tanto a la ingeniera de sistemas, propietaria en la actualidad de la marca Capital Empresarial, como a otros 48 jóvenes que han sido parte del programa, requiere de un compromiso mayor del empresariado antioqueño, según las palabras de algunos de los integrantes de la junta directiva de la Andi presentes en la Universidad.
Las cifras entregadas muestran, por ejemplo, que de las 190 empresas que están afiliadas a la Asociación el 60.58 por ciento aporta para esta iniciativa de responsabilidad social (130 empresas).
Este número permite que, anualmente, un total de 27 estudiantes de bajos recursos accedan a la educación superior, lo que transforma no solo la vida de ellos sino de su entorno.
Hoy estudian en la Institución, gracias al Fondo Social de Becas Andi-EAFIT, 73 alumnos, de los cuales se graduarán cuatro en los próximos días. También, para ingresar el próximo semestre a la Universidad, se recibieron 464 solicitudes, en su mayoría de jóvenes provenientes de los estratos 3, 2 y 1, en su orden.
Los muchachos optan por programas como Administración de Negocios, Ingeniería Civil y Derecho. Y aunque en la actualidad se cuenta con cerca de 159 millones de pesos para el Fondo (el aporte del último año), en palabras de los empresarios es mucho más lo que se necesita para aumentar el número de beneficiados, por lo que el llamado se hace extensivo a otras empresas.
Y es que no es solo el pago de la matrícula lo que hace diferente el beneficio. La beca les permite a los estudiantes acceder hasta un salario mínimo mensual para cubrir gastos de transporte, fotocopias y demás que se pueda generar en su rutina. Además, en ocasiones, se extiende a dos salarios mínimos por semestre para compra de libros y útiles en general.
Otros testimonios
El Fondo Social de Becas Andi-EAFIT tocó también la vida de William Castaño Mesa, egresado de Ingeniería de Producción y habitante del barrio Aranjuez (Medellín).
Hijo de un mensajero y de una aseadora, el hoy consultor de varias empresas y docente de cátedra de EAFIT y el Instituto Técnico Metropolitano (ITM) cuenta que desde pequeño mostró habilidades para el deporte y el estudio. Una vez terminó el bachillerato debió decidirse entre el atletismo y la academia, y optó por la segunda.
A los 16 años recibió la Beca Andi-EAFIT y, a partir de ese momento, supo que este beneficio impactaría a toda su familia.
“A pesar de lo duro que fueron los primeros semestres, por materias como los cálculos, mi vida se empezó a transformar y de ser una persona tímida me fui abriendo a otras opciones. Trabajé en el periódico Nexos, estuve en grupos de investigación y de deporte”.
Hoy, William tiene cuatro empleos y ha ganado varias distinciones que le permiten decir que, más que una caridad, esta beca es una inversión a largo plazo.
Los empresarios presentes en la Junta tuvieron también de cerca el caso de Joshua Moreno García, un estudiante de Ingeniería de Sistemas de EAFIT habitante del barrio Santo Domingo Savio de Medellín.
Frente a ellos, el alumno no dudó en decir que con los aportes recibidos se están creando herramientas para que la vida de muchas personas sea más fácil.
“Más adelante quiero especializarme en inteligencia artificial y estudiar en la Universidad de Oxford. Así mismo, espero formar empresa para generar empleo”, sostuvo.
Una que va en camino
Y así como tuvieron la posibilidad de conocer casos de egresados y de estudiantes, los empresarios escucharon a Ingrid Jhoana Higuita Umaña, una de las aspirantes a las becas del próximo semestre.
Estudiante del Cefa y amante del deporte, la joven espera superar las diferentes pruebas para iniciar el pregrado en Ingeniería Matemática. “Quiero algún día retribuir lo aprendido generando empleo”, sostuvo la joven oriunda de Manrique Oriental.
El hecho es que de 464 estudiantes que aplican al Fondo Social, apenas 27 logran llegar a la Universidad, de ahí la necesidad de que más empresas, así no pertenezcan a la Andi, incluyan entre sus prioridades este programa de responsabilidad social.
Y de lograrse más vinculaciones, casos como los de Maritza Flórez Muñoz seguro que van a multiplicarse. “Gracias a mi empresa, Capital Empresarial (especializada en procesos basados en mejores prácticas), hoy 11 colombianos tienen trabajo, porque si yo no hubiera ganado la beca, esto no habría sucedido. Es que Capital no existiría si el Fondo no existe, por eso se requiere de más apoyo en los aportes”.