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Agencia de Noticias / Febrero 2010 La cauta Colombia le hace guiños a la gigantesca Asia

Noticias febrero
15 de febrero de 2010

La cauta Colombia le hace guiños a la gigantesca Asia

​• A 30 años de establecer relaciones diplomáticas con China, las exportaciones nacionales a este país se han incrementado, aunque siguen siendo bajas.
• No obstante, Asia fue catalogado como prioridad para el Gobierno Nacional, que diseñó recientemente una estrategia para penetrar sus principales mercados.

Su nombre era Nicolás Tanco Armero y por varias razones, entre ellas políticas, debió abandonar el territorio nacional a mediados del siglo XIX. Era bogotano y luego de pasar algún tiempo en Cuba recibió una oferta que muy rápido aceptó: irse a China a exportar trabajadores hacia este país caribeño. Este hombre, educado en colegios de Nueva York y de París, emprendió camino en 1855 desde La Habana hasta un puerto denominado Xiamén, lo que lo convirtió, quizás, en el primer colombiano en pisar territorio chino.
 
El dato histórico lo entrega Pablo Echavarría Toro, director del Centro de Estudios Asia Pacífico, adscrito a la Universidad EAFIT, y quien también se desempeñó como embajador de Colombia en China durante el gobierno del presidente Ernesto Samper.
 
“Al suspenderse la esclavitud en América se requería mano de obra para reemplazar a los africanos. Fue así como empezaron a traer coolies (como se les denominaba despectivamente), quienes llegaron a trabajar en varios frentes, entre ellos en ingenios azucareros de Cuba. Se calcula que entre 1847 y 1870 vinieron, en condiciones infrahumanas, unos 250 mil trabajadores chinos… muchos de ellos murieron en ese entonces”, explica el diplomático, quien utiliza el ejemplo para dar un contexto general de la relación que a lo largo de los años ha unido a Colombia con la potencia asiática.
 
Y aunque Tanco Armero fue de los primeros granadinos en asomarse al Oriente, no fue hasta 1980 que Colombia entabló relaciones diplomáticas con China, aspecto que fortaleció el deseo por descubrir lo que existe más allá de las aguas del Océano Pacífico que llegan a las costas del occidente del país.

Y pese a la lejanía, y a las más de 20 horas que deben emplearse para arribar a sus territorios, no solo China se muestra acogedora ante los ojos de Colombia, de hecho sus vecinos más prósperos y cercanos le han dado un “sí” al anhelo por trasladar hasta allí productos y una parte de la cultura colombiana.

Relaciones que pueden medirse

Pablo Echavarría Toro conoce muy bien de qué se habla cuando se menciona la palabra China. De una manera didáctica señala en un mapa verde las posibles escalas de un viaje que puede costar, según la época del año, entre 1.200 y 2.500 dólares y para el que no es complicado conseguir una visa.

En ese pequeño espacio geográfico (el del mapa) va uniendo en líneas rectas los puntos que, en este caso, hacen las veces de Miami, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Shanghái y Pekín. En la lista también entran Tokio, Seúl o Sídney, lugares que son del interés de una amplia gama de empresarios nacionales con ganas de aprovechar las ventajas de Asia y del Pacífico.
 
Consultado por las relaciones entre chinos y colombianos desde 1980, Echavarría responde que estas han sido muy amables y, la mayoría de las veces, no conflictivas. “Yo no diría que son demasiado estrechas porque el país todavía no se ha insertado realmente en esa órbita. Lo que sí es cierto es que Colombia ha sido muy cuidadosa en aquellos asuntos que son muy sensibles para China, como los Derechos Humanos y el tema Taiwán, además, nuestro país, en el momento en que China aspiró a ingresar a la OMC (Organización Mundial de Comercio) le dio todo su respaldo”.
 
El comercio entre las dos naciones, lógicamente, se ha ido incrementando, pero, en palabras del director del Centro de Estudios Asia - Pacífico, está totalmente desbalanceado. “Es muchísimo más lo que importamos de China que lo que exportamos. El principal producto de exportación nuestro hacia allá, como lo es a otros países del Asia, es el ferroníquel y en segundo lugar están las chatarras, pero realmente faltan exportaciones que tengan mayor valor agregado”.
 
El diplomático resalta como un hecho positivo, y que denota crecimiento, el que en la actualidad se estén explorando alianzas, inclusive habla de la existencia de una compañía en Colombia especializada en comercio exterior que ha impulsado la idea de que el país establezca relaciones con organizaciones chinas para terminar de ensamblar o de fabricar productos en suelo nacional con miras a distribuirlas en el mercado americano.

Falta mucho por navegar

Lo expresado por Pablo Echavarría tiene su eco en Adriana Roldán Pérez, coordinadora académica del Centro de Estudios, y quien con cifras de años anteriores muestra que el camino para llegar a la casa del dragón todavía no es muy claro. “En términos comerciales tenemos un déficit muy alto, que está alrededor de cinco mil millones de dólares, lo que significa que todavía no contamos con una oferta exportable al Asia, y en eso tiene que trabajar el Gobierno”. Este aspecto hizo -siguiendo con el argumento de la académica- que Colombia entendiera que Asia era su prioridad, por lo que se pensó en una estrategia para ingresar allí.
 
Entre las primeras decisiones tomadas, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo consideró unos sectores de talla mundial para que los empresarios colombianos se enfoquen en productos específicos. Así mismo, Colombia decidió participar este año en Expo Shanghái, exposición que se inaugurará en mayo y que se extenderá unos seis meses. “En ese tiempo los chinos calculan que van a pasar unas 70 millones de personas por el recinto ferial”, comenta Pablo Echavarría.
 
Para el diplomático, Colombia va siendo un socio importante de China, sobre todo en lo relacionado con las importaciones. “Hasta 2007 el comercio con China era de 4.000 millones de dólares cada año, no obstante en 2009 se resintió por cuestiones de la crisis mundial. En ese periodo (2007) Colombia alcanzó el volumen más alto de exportaciones, tanto que llegó a 784 millones de dólares. Así mismo, importó 3.326 millones, para un total de 4.111”.

Por su parte, el comercio total de Colombia en 2008 fue de 77.293 millones de dólares, de los que solo a los países de Apec (Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) ascendió a 43.126 millones. 

Vínculos que no solo son comerciales

En caso tal de que un empresario colombiano se embarque a esta aventura deberá tener las herramientas propias para hacerle frente a una cultura que en poco se parece a la nacional. ¿Su comida, su religión, su régimen político, su estructura social?... Todo es diferente, y en algunos casos es muy diferente, por lo que de entrada se debe echar mano de su lengua para no pasarla muy mal en cualquiera de los aeropuertos, y por ende en las ciudades, por donde se entre a su día a día.
 
Colombia lo entiende así, razón por lo que ha estrechado vínculos culturales a lo largo de estos 30 años de relaciones diplomáticas, de hecho en el país ya se cuenta con dos Institutos Confucio, programa que desde 2004 lanzó el gobierno chino para promover la enseñanza del idioma y difundir su cultura.

En el mundo hay cerca de 288 y en Latinoamérica se cuenta con 21. “Uno de los institutos está en Bogotá, en la Universidad de los Andes, y otro está en Medellín, en el que participa EAFIT con la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín. El nuestro se inaugurará en abril y en poco tiempo llegarán tres profesores para comenzar con la tarea de enseñar el idioma chino a todos los interesados en aprenderlo”, señala Pablo Echavarría.
 
Destaca también el académico las becas que existen entre ambos países y en las que se cuenta con estudiantes de EAFIT beneficiados, eso sin contar que la Universidad también les ha ofrecido posibilidades de estudio a ciudadanos de ese país.
 
Y así, sin más rodeos, la milenaria China se despliega completa ante un país como Colombia que apenas la empieza a comprender. La nación del dragón, de la gran muralla, de los miles de millones de habitantes, de la gran extensión y de las dinastías está lista para quienes se atrevan a pararse ante ella, para hombres que como Nicolás Tanco Armero se decidió siglo y medio atrás a no verla como una amenaza sino como oportunidad.

Relaciones que pueden medirse

Pablo Echavarría Toro conoce muy bien de qué se habla cuando se menciona la palabra China. De una manera didáctica señala en un mapa verde las posibles escalas de un viaje que puede costar, según la época del año, entre 1.200 y 2.500 dólares y para el que no es complicado conseguir una visa.

En ese pequeño espacio geográfico (el del mapa) va uniendo en líneas rectas los puntos que, en este caso, hacen las veces de Miami, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Shanghái y Pekín. En la lista también entran Tokio, Seúl o Sídney, lugares que son del interés de una amplia gama de empresarios nacionales con ganas de aprovechar las ventajas de Asia y del Pacífico.
 
Consultado por las relaciones entre chinos y colombianos desde 1980, Echavarría responde que estas han sido muy amables y, la mayoría de las veces, no conflictivas. “Yo no diría que son demasiado estrechas porque el país todavía no se ha insertado realmente en esa órbita. Lo que sí es cierto es que Colombia ha sido muy cuidadosa en aquellos asuntos que son muy sensibles para China, como los Derechos Humanos y el tema Taiwán, además, nuestro país, en el momento en que China aspiró a ingresar a la OMC (Organización Mundial de Comercio) le dio todo su respaldo”.
 
El comercio entre las dos naciones, lógicamente, se ha ido incrementando, pero, en palabras del director del Centro de Estudios Asia - Pacífico, está totalmente desbalanceado. “Es muchísimo más lo que importamos de China que lo que exportamos. El principal producto de exportación nuestro hacia allá, como lo es a otros países del Asia, es el ferroníquel y en segundo lugar están las chatarras, pero realmente faltan exportaciones que tengan mayor valor agregado”.
 
El diplomático resalta como un hecho positivo, y que denota crecimiento, el que en la actualidad se estén explorando alianzas, inclusive habla de la existencia de una compañía en Colombia especializada en comercio exterior que ha impulsado la idea de que el país establezca relaciones con organizaciones chinas para terminar de ensamblar o de fabricar productos en suelo nacional con miras a distribuirlas en el mercado americano.

Falta mucho por navegar

Lo expresado por Pablo Echavarría tiene su eco en Adriana Roldán Pérez, coordinadora académica del Centro de Estudios, y quien con cifras de años anteriores muestra que el camino para llegar a la casa del dragón todavía no es muy claro. “En términos comerciales tenemos un déficit muy alto, que está alrededor de cinco mil millones de dólares, lo que significa que todavía no contamos con una oferta exportable al Asia, y en eso tiene que trabajar el Gobierno”. Este aspecto hizo -siguiendo con el argumento de la académica- que Colombia entendiera que Asia era su prioridad, por lo que se pensó en una estrategia para ingresar allí.
 
Entre las primeras decisiones tomadas, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo consideró unos sectores de talla mundial para que los empresarios colombianos se enfoquen en productos específicos. Así mismo, Colombia decidió participar este año en Expo Shanghái, exposición que se inaugurará en mayo y que se extenderá unos seis meses. “En ese tiempo los chinos calculan que van a pasar unas 70 millones de personas por el recinto ferial”, comenta Pablo Echavarría.
 
Para el diplomático, Colombia va siendo un socio importante de China, sobre todo en lo relacionado con las importaciones. “Hasta 2007 el comercio con China era de 4.000 millones de dólares cada año, no obstante en 2009 se resintió por cuestiones de la crisis mundial. En ese periodo (2007) Colombia alcanzó el volumen más alto de exportaciones, tanto que llegó a 784 millones de dólares. Así mismo, importó 3.326 millones, para un total de 4.111”.

Por su parte, el comercio total de Colombia en 2008 fue de 77.293 millones de dólares, de los que solo a los países de Apec (Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) ascendió a 43.126 millones.
 

Vínculos que no solo son comerciales

En caso tal de que un empresario colombiano se embarque a esta aventura deberá tener las herramientas propias para hacerle frente a una cultura que en poco se parece a la nacional. ¿Su comida, su religión, su régimen político, su estructura social?... Todo es diferente, y en algunos casos es muy diferente, por lo que de entrada se debe echar mano de su lengua para no pasarla muy mal en cualquiera de los aeropuertos, y por ende en las ciudades, por donde se entre a su día a día.
 
Colombia lo entiende así, razón por lo que ha estrechado vínculos culturales a lo largo de estos 30 años de relaciones diplomáticas, de hecho en el país ya se cuenta con dos Institutos Confucio, programa que desde 2004 lanzó el gobierno chino para promover la enseñanza del idioma y difundir su cultura.

En el mundo hay cerca de 288 y en Latinoamérica se cuenta con 21. “Uno de los institutos está en Bogotá, en la Universidad de los Andes, y otro está en Medellín, en el que participa EAFIT con la Universidad de Antioquia y la Alcaldía de Medellín. El nuestro se inaugurará en abril y en poco tiempo llegarán tres profesores para comenzar con la tarea de enseñar el idioma chino a todos los interesados en aprenderlo”, señala Pablo Echavarría.
 
Destaca también el académico las becas que existen entre ambos países y en las que se cuenta con estudiantes de EAFIT beneficiados, eso sin contar que la Universidad también les ha ofrecido posibilidades de estudio a ciudadanos de ese país.
 
Y así, sin más rodeos, la milenaria China se despliega completa ante un país como Colombia que apenas la empieza a comprender. La nación del dragón, de la gran muralla, de los miles de millones de habitantes, de la gran extensión y de las dinastías está lista para quienes se atrevan a pararse ante ella, para hombres que como Nicolás Tanco Armero se decidió siglo y medio atrás a no verla como una amenaza sino como oportunidad.

Una relación que se extiende a los vecinos

En palabras de Adriana Roldán Pérez, coordinadora académica del Centro de Estudios Asia Pacífico de EAFIT, Colombia ha sido cauta en su relación con este continente debido a diferencias culturales, de distancia geográfica y porque desde hace muchos años sus mercados naturales son con los vecinos. “Podríamos decir que a finales de los 80 se empezó a hablar de Asia como una ruta importante para el país, pero luego en el periodo de Samper y en el de Pastrana, Colombia tuvo problemas internos y eso lo llevó a concentrarse en sus mercados naturales. Lo anterior hizo que se olvidara del Asia y del Pacífico, además en 2002 el presidente Uribe cerró algunas embajadas en la región, lo que generó cierta lejanía”.
 
No obstante, a partir del año pasado, en una reunión ante el Consejo de Ministros con el presidente Uribe, se presentó nuevamente una estrategia hacia el Asia - Pacífico, donde se determinaron cuáles eran las actividades y los países objetivos en los que Colombia trabajaría. “No podemos quedarnos atrás en relación a otros países como son Chile, Perú, México y Brasil que tienen un intercambio muy dinámico con Asia”, sostiene Roldán.
 
Así mismo, la académica eafitense expresa que los empresarios colombianos han mirado a Asia como un mercado de importación, pero no como uno de exportación.

“En la medida en que nuestros empresarios no superen esa brecha y no seamos capaces de exportar productos colombianos, vamos a tener una dificultad muy grande en términos comerciales. Lo bueno es que el país entendió que China, Japón y Corea del Sur son una prioridad, y de igual manera se habló de la relación con Australia y con Nueva Zelanda”. La nueva relación incluye además a Malasia, a Indonesia, a Singapur y a la India.

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Pablo Echavarría Toro
Director del Centro de Estudios Asia Pacífico
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