Mónika Cuartas creó un reino para perros y se llama Canelot
• El amor de esta egresada de Administración de Negocios por los animales hizo que fundara un albergue para caninos abandonados, enfermos y ancianos.
• Según la eafitense, Medellín es una ciudad líder en el tema de bienestar animal, pero todavía falta mucho por trabajar.
Camelot, según la mitología inglesa, fue la tierra mágica que habitó el legendario rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda, una fortaleza impenetrable en la que se gozaba de una vida digna y justa, y donde sus habitantes vivían rodeados de la bondad y el privilegio del buen trato, o al menos esa es la parte fantástica de la historia que se conoce.
Esa es la misma historia que llegó a oídos de Mónika Cuartas Uribe, una defensora de los animales que logró, hace ocho años, crear un “reino” similar al fundar un albergue para perros abandonados, enfermos y ancianos. El lugar está ubicado en el municipio de Rionegro (oriente de Antioquia) y lo bautizó con el nombre de Canelot, porque, según ella, es un espacio para que las mascotas se sientan como reyes.
Egresada del pregrado en Administración de Negocios de EAFIT, Mónika estuvo desempeñándose por varios años en la docencia universitaria y la gerencia de reconocidas empresas de la ciudad antes de vivir algunas situaciones que le cambiaron su manera de mirar la existencia. “Los animales me salvaron la vida, me dieron razones para vivir y para levantarme”, confiesa al recordar cómo, y casi sin proponérselo, fue constituyendo el albergue.
Esta eafitense podría resumir todo su trabajo con la palabra educar, porque eso es precisamente lo que hace. Se presenta en colegios, eventos y ferias tratando de concientizar a las personas sobre el trato que deben darle a los animales, específicamente a las mascotas. “Al ser humano hay que hacerle caer en la cuenta de sus errores para que no siga cometiéndolos y esta labor es mucho más fácil con los niños que con los adultos”, afirma.
Y aunque la idea de crear el lugar nació hace ocho años, Canelot se convirtió en realidad desde hace solo tres y, desde entonces, su líder ha venido trabajando de la mano con fundaciones, entidades sociales y autoridades gubernamentales en defensa del bienestar animal.
Los habitantes del albergue
Actualmente, en el resguardo viven 40 perros que Mónika describe como los que ya nadie quiere. Ella se encarga de su cuidado, alimentación, medicinas y, eventualmente, de su adopción, gracias a las donaciones que recibe y recursos propios. “Muy pocas personas conocen las necesidades básicas de las mascotas y aquí nos encargamos de enseñárselas”.
La atención de los animales de calle no es la única prioridad de la Fundación Canelot, pues también lidera programas como Acandrine un perro, en donde las personas que no tienen disponibilidad para cuidar de sus mascotas, pueden llevarlo al Centro, pagar una mensualidad y visitarlos durante los fines de semana, con la posibilidad de llevarlos a casa y tenerlos por breves temporadas.
Los boy scout de la zona también visitan frecuentemente Canelot e interactúan libremente con los animales, como parte de una iniciativa con la que Mónika busca remplazar las visitas al zoológico por ambientes más educativos y asequibles en los que se pueda crear una verdadera conciencia sobre el trato a los canes.
Su pasión por la defensa de los animales es tal que actualmente trabaja en el proyecto de viajar a la Costa Atlántica y pagar de su propio bolsillo la jornada de esterilización de 40 perros en Santa Marta.
Según ella, no hay un manejo apropiado de esta situación que se ha convertido en un verdadero problema de salud pública. “Ellos necesitan que los cuiden durante dos días después de la cirugía, por eso quiero ir personalmente con un grupo de veterinarios para estar pendiente y suministrarles los antibióticos”.
Mónika piensa que Medellín, por el contrario, se ha convertido en una ciudad líder en el tema. “Hemos promovido la adopción y la esterilización de las mascotas y existe un centro especial llamado La Perla para el manejo de los perros callejeros”.
Sin embargo, y a pesar de la buena gestión, cree que los recursos siguen siendo muy limitados y hace falta una intervención más fuerte en todos los municipios del área metropolitana.
Su gestión también la realiza a través del Facebook, donde su página ya cuenta con más de 700 inscritos que se han comprometido con la causa a través de donaciones, colaboraciones o prestando sus casas como hogares de paso mientras las mascotas esperan ser adoptadas.
Y agrega: “He trabajado por la defensa de perros, gatos, por la liberación de los hipopótamos de la hacienda Nápoles e, incluso, con los burros y caballos que son utilizados para el transporte de las zorras, y si pudiera rescatar camellos, seguramente también lo haría”.
Los aliados de Canelot |
A pesar de que existe un trabajo conjunto con otras entidades y organizaciones defensoras de los derechos de los animales, la gestión de Canelot corre casi siempre por cuenta de Mónika Cuartas Uribe, quien creó tres empresas para el sostenimiento de su fundación y a través de las que también promueve el respeto por las mascotas.
Una de estas iniciativas son los aretes y las pulseras con la forma de perros y gatos que hacen parte de accesorios Ñiau. Confecciones Guau, por su parte, está dirigida a la fabricación de batas y prendas para uso veterinario y Delicias Guau es una empresa de tortas, pasteles y otros alimentos diseñados de tal forma que pueden ser consumidos tanto por mascotas como por sus dueños.
También está trabajando en un nuevo proyecto llamado Litocan que consiste en el diseño de agendas, cuadernos y afiches con motivos caninos que promueven la causa de la que ella se ha apropiado con tanto amor desde hace ocho años. |
Mayores informesMónika Cuartas UribeAlbergue CanelotCelular: 301 7913351Correo electrónico: mcuartas@hotmail.com