• Sofía Arango, Julia Ochoa y Mariana Castro son las tres jugadoras más pequeñas del colegio Marymount. La primera es la más chica del torneo colegial femenino.
• Las tres niñas, que participan en el certamen eafitense, buscan aprovechar su estatura para moverse más rápido. Disfrutan del ultimate porque cultivan el espíritu deportivo.
La mirada se le escapa a todas partes. Las manos van y vienen a la cintura. Antes del partido habla poco. Solo cumple las recomendaciones de la entrenadora durante el calentamiento y espera que, durante el juego, el marcador no esté muy apretado para poder foguearse por unos minutos.
A Sofía Arango se le puede definir como una guerrera, además de arriesgada. Es la jugadora más pequeña del Torneo Ultimate de Oro de EAFIT 2012 en el colegial femenino. Su altura es de un metro con 35 centímetros, pero eso no le infunde miedo y, menos, preocupación ante sus rivales que pueden tener 20, 30 o hasta 40 centímetros de más.
Canta durante el juego para animar a su equipo. Aplaude. Celebra cada gol chocando las manos con sus compañeras y ya en el campo corre, genera presión, esquiva marca. Todo en silencio.
Aunque parece una desventaja, la estatura de Sofía no es impedimento para que el Marymount, su colegio, sobresalga en el Torneo de Ultimate. Junto a ella, juegan dos niñas con unos cuatro centímetros de más, que completan esa triada de pequeñas figuras que se destacan en esta competencia.
“Casi todos los otros equipos tienen niñas muy grandes, pero yo que he sido jugadora pequeña, sé que uno equipara esa diferencias, por ejemplo las pequeñas corremos mucho más y en ocasiones las grandes se confían”, explica Catalina Ospina, entrenadora de este seleccionado colegial.
Y esas mismas características las interiorizaron Sofía, Julia Ochoa y Mariana Castro. Las repiten al unísono al justificar su papel en el equipo que se da el lujo de haber ganado los cuatro encuentros que ha disputado hasta el momento. Esa es la prueba más contundente de que las estaturas no determinan la calidad.
Corazones emocionados
Los discos vuelan. Las tres jugadoras saltan, corren, lanzan. Las camisetas azules fueron hechas a la medida y llevan en el frente estampado honestidad. “Cuando los discos van bajitos o por el piso tenemos una ventaja de cogerlo y también la ventaja de correr más”, dice Sofía como midiendo las palabras.
Al ultimate llegó porque “le sube el autoestima”, cuenta, siendo el argumento que esgrime para destacarse en su equipo. Julia lo eligió por una razón de vista, “lo vi y me gustó”; Mariana se puso a practicarlo porque le gusta correr.
Este deporte, con seguridad, les hace palpitar
los corazones emocionados. Sus compañeras, las de su equipo y las de otros colegios, las respetan, las abrazan. Las toman de tú a tú. Son competidoras de cuidado para las jugadoras más altas.
Espíritu deportivo
Equipo. Esa es la palabra que tienen en mente estas tres jugadoras. Piensan en conjunto al jugar, al estar fuera de la cancha, al compartir con las otras delegaciones. Piensan y sienten en colectivo porque saben que son parte importante dentro del juego. Es real que no pueden tomar un disco por el aire, pero pueden distraer las estrategias defensivas de las rivales.
Basta con verlas apoyar dentro del campo y fuera de él. Se mueven con agilidad, corren rápido y sus ojos siguen con velocidad al disco, a sus contrincantes, a sus coequiperas. Disfrutan no tener arbitrajes, porque así puede construirse un juego de mayor honestidad y cultivar el espíritu deportivo.
Las tres son claves dentro de las 13 seleccionados para representar el equipo. “Se escogen por las capacidades técnicas, también por la constancia, por la actitud, por el nivel técnico, no les da miedo”, destaca la entrenadora.
Sofía, Julia y Mariana disfrutan jugar, y más con la racha que tienen hasta el momento de sumar victorias en los cuatro partidos jugados hasta el momento. Piensan en las rivales duras y están seguras que tienen que ubicarse bien ante Siervas de San José, el equipo Bogotano con el que disputaron la final.
Luego de los juegos, después de tomar y tomar agua, respirar acelerada por el cansancio, sonríe. Parece relajada. Se junta con sus compañeras. Habla. Sofía cumplió las recomendaciones de la entrenadora. Jugó unos minutos y se le nota la alegría en sus inquietos ojos.
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Juan Carlos Luján Sáenz
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