• Virrey Solís, en colegial masculino; Siervas de San José, en colegial femenino; la Jorge Tadeo, en universitario masculino; y EAFIT, en universitario femenino, los campeones del Torneo Ultimate de Oro.
• Los tres primeros llegaron de la capital de la República, mientras que EAFIT fue el único representante de Antioquia que alcanzó figuración. En el certamen participaron escuadras de Colombia y Venezuela.
Sin lluvia, con calor, con tres celebraciones capitalinas y una antioqueña terminó, el sábado primero de septiembre, el Torneo Ultimate de Oro de EAFIT, que se desarrolló desde el jueves 30 de agosto en las instalaciones de la Universidad y que contó con la participación de 31 equipos de Colombia y de Venezuela.
Virrey Solís, en colegial masculino; Siervas de San José, en colegial femenino; y la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en universitario masculino, confirmaron el poderío de los equipos bogotanos en esta disciplina deportiva, en el que solo se interpuso el título de EAFIT, que se quedó con el universitario femenino.
A la cita que cada año se realiza en la Universidad llegaron 372 deportistas de Antioquia, Santander, Atlántico, Valle de Cauca y Bogotá, en representación de Colombia; y la Universidad Simón Bolívar de Caracas, que llevó las banderas de Venezuela. En la justa atlética se disputaron 72 juegos, se marcaron 924 goles y se registraron 785 bloqueos.
¡Un, dos, tres, Virrey Solís!
La primera de las finales se disputó entre el Colegio Virrey Solís (Bogotá) y el Colegio San Ignacio (Medellín), con triunfo de 11-6 para los capitalinos. El compromiso se tornó parejo en los primeros minutos, pero luego la escuadra bogotana impuso su estrategia y se quedó con el título.
Los dos puntos que desequilibraron el juego los marcó David Felipe Peña García, quien al final del encuentro explicó que fue un premio a la constancia. “Estamos súper contentos con este título. Llevábamos tres años buscándolo, trabajando en equipo fuertemente y entrenando miércoles y fines de semana. En el momento en que dijimos que teníamos que estar con cabeza fría logramos superar esta final que estaba complicada”.
A su vez, Víctor Hugo Garzón, entrenador del cuadro bogotano, apuntó: “Nuestro fuerte es jugar zona, pero lo hicimos con tres clases de zona y marcamos en la final hombre a hombre. Aprovechamos la cancha grande y todo nos salió gracias a Dios. Los muchachos de San Ignacio tienen buen manejo de disco, no obstante, con una marcación hombre a hombre los complicamos”.
Tuvieron el poder
Mientras el Colegio Siervas de San José (Bogotá) vencía a Marymount (Medellín), en la categoría colegial femenina, sonaba en los altavoces de la cancha sintética eafitense la canción
Gimme the power (Dame el poder), del grupo Molotov. Y la letra se cumplía para las capitalinas, que no tuvieron mayores problemas para imponerse 8-4 a las paisas.
El equipo del centro del país tuvo oficio a lo largo de los dos tiempos, hizo ver simple el partido y ganó gracias a su trabajo de conjunto. “Ganar esto es algo que me alegra mucho porque tomé este puesto hace poco tiempo y me di cuenta de que las niñas lo que más querían hacer este año era ganar este torneo. Llegamos a Medellín y lo hicimos, las niñas son súper responsables, con un equipo compacto y vean que logramos el título”, dijo Juan Sebastián Prieto Villarraga, entrenador de este septeto.
Por su parte, Paula Acosta, integrante de la escuadra, comentó: “Nos divertimos, logramos lo que queríamos, nos merecíamos este título por el sacrificio y los entrenamientos. Ya llevo seis meses aquí y es el triunfo más importante que he logrado”.
Este equipo tuvo una hinchada bastante particular. Se trató de la familia de la jugadora Sofía Cárdenas, a quien la acompañó su abuela Ana Libia Restrepo, su madre y dos primos que no le perdieron jugada.
Punto para Antioquia
La única escuadra que se interpuso ante el dominio bogotano fue EAFIT (Medellín), que en la final del universitario femenino derrotó de manera apretada 9-7 a la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá) en un encuentro en el que las capitalinas defendían el título que alcanzaron en 2011, precisamente ante el mismo rival, pero que esta vez favoreció a las paisas.
Sobre el final, el conjunto antioqueño supo manejar el marcador y terminó celebrando. “Nos pusimos una meta y era no pensar en la final sino disfrutar cada partido, así que los fuimos ganando y logramos el título. La clave fue la motivación, eso fue un éxito, y vivimos cada momento con intensidad sin pensar en lo que viene. Tenemos un equipo joven, muchachas que apenas empiezan en el ultimate”, mencionó Alejandra Torres Echeverri, su entrenadora.
De igual manera, Andrea Beleño, jugadora eafitense, aseveró: “Ganar este título fue un proceso difícil. La Javeriana nos había superado el año pasado. Tuvimos un susto porque perdimos con ellas el primer partido, pero fuimos mejorando, avanzando y ganamos”.
La Tadeo Lozano, un primíparo que quedó campeón
Cuando el partido se encontraba 7-6 a favor del septeto de Bogotá, se disputaba la última jugada del compromiso, lo que significa que, o se podía empatar o se ampliaba la diferencia. Sucedió lo segundo y la Universidad Jorge Tadeo Lozano logró ganar por 8-6 a EAFIT (Medellín) y con esto le dio el tercer trofeo a la capital colombiana, esta vez en la categoría masculina universitaria.
“Es la primera vez que participamos y ganamos. Empezamos a trabajar y todos queríamos participar en este torneo. Enfrentamos equipos fuertes, como el Politécnico Gran Colombiano que ya había sido campeón, y EAFIT, que tiene un equipo muy bueno, pero con convicción de ganar y con las condiciones físicas de ellos logramos este gran título”, destacó Tulio Vesga, director técnico del campeón.
Además, Juan Camilo Herrera, de este mismo conjunto, puntualizó: “Ganó el espíritu, el ánimo de nosotros como equipo. Somos amigos, en el campo de juego damos lo mejor de cada uno y queríamos este título. Es la primera vez que veníamos a este certamen, incluso yo vine por primera vez a Medellín, y los felicito porque es una ciudad muy linda”.
También, Juan Sebastián Mejía, del mismo septeto, expresó que se conocían como amigos y tenían que dar lo mejor para quedar campeones. “Desde que partimos de Bogotá hacia Medellín teníamos la intención de ser campeones, de ganar el título y lo logramos en la primera ocasión que participamos”.