Por Óscar Mejía UribeEstudiante de Comunicación Social de EAFIT
“¡Todos ustedes ayúdenme, por favor, a cuidar mi tierra!” Con esta frase Dani Alejandro Quiceno, expositor y voz líder del municipio de Urrao (población del Suroeste de Antioquia -Colombia-) se robó la atención del auditorio, tocó los corazones de los asistentes y se ganó la ovación de un público tan diverso como los problemas que afronta esa región de Colombia.
De pie y bajo una lluvia de aplausos que iban al ritmo de las lágrimas de este tecnólogo en Agua y Saneamiento, finalizó una de las intervenciones con más sensibilidad del séptimo Foro Urbano Mundial en cuanto al tema del desarrollo sostenible.
Tanto así que Alexis Rodríguez, representante del Concejo Municipal de La Vega (República Dominicana), tomó la iniciativa de invitarlo, con todo pago, a Loma de Miranda, municipio en el que se ven reflejadas las mismas carencias de Urrao y que necesita a alguien que una a los habitantes en pro de un mejor futuro para la región.
A pesar de los beneficios con los que cuenta el municipio del Suroeste de Antioquia (por ejemplo El Páramo del Sol, que purifica los malos vientos que llegan al pueblo y del que se dice es el lugar en el mundo con más especies de ranas), la situación de conflicto, pobreza, desplazamiento forzado y mal uso de los recursos naturales generó una crisis social.
“La invitación se la estamos haciendo para la semana del Medio Ambiente. Dar a conocer la situación de ambas regiones, en paralelo, podría impactar mucho en redes sociales y mostrar resultados sorprendentes”, afirmó Alexis pocos minutos después de hacerle la invitación formal al joven de 25 años de edad. Ante la petición, el líder antioqueño contestó afirmativamente.
De la montaña al mar
A la historia que relató Dani Alejandro Quiceno se unieron otras cuatro sobre experiencias que buscan acabar con la desigualdad, transformar el país e iniciar una nueva etapa en la que los jóvenes sean el factor clave para cambiar el actual panorama de Colombia.
Casos particulares como el de Bahía Solano (Chocó) fueron parte del eje central de la charla. Según se explicó, la comunidad negra residente en este poblado, a orillas del océano Pacífico, requiere voz y voto para expresar las necesidades que tienen día a día.
Frente a situaciones como esa, pidió que el Foro Urbano proponga un nuevo concepto de territorio que haga alusión a un producto social que sea trazado, delimitado, marcado y configurado por mujeres, niños y jóvenes, y no solo un recurso físico absorbido por políticas gubernamentales generales.
Fauna silvestre en áreas urbanas
Juan David Sánchez, biólogo egresado de la Universidad de Antioquia, llegó a esta asamblea juvenil para incentivar y motivar a los habitantes del Valle de Aburrá a que protejan las más de 100 especies de mamíferos -entre ellos tigrillos, pumas y zorros- que se encuentran dentro del perímetro urbano y periurbano de la región.
De acuerdo con su exposición, la flora y la fauna del sector poco a poco se han ido convirtiendo en protagonistas de las políticas públicas, de movilidad y de área urbana en esta subregión.
Sánchez manifestó que las dinámicas juveniles de las ciudades irrumpen con fuerza en los procesos de transformación que desarrollan en cada uno de los corregimientos de Antioquia, por lo que pidió pensar qué va a suceder con el campo: “¿Se convertirá en un ademán de lo urbano, en fincas de recreación y expansión social?”, preguntó a los asistentes.
“Es claro que los megaproyectos son necesarios para la evolución de una comunidad, pero ¿es posible pensar en desarrollo sostenible si no permanece lo rural como parte fundamental del proceso?”, insistió el biólogo.
Junto al agua y sin agua
Entre tanto, Lennis Márquez, joven representante de la comunidad indígena zenú, espera implementar prontas soluciones en la Isla de la Amargura, un poblado localizado a orillas del río Cauca, en el municipio de Cáceres, en la región antioqueña del Bajo Cauca.
De acuerdo con la joven líder, esta es una zona donde la falta de agua se ha convertido en una cuestión preocupante debido a las pocas opciones que tienen los habitantes para acceder a esta: caminar durante horas hacia los pozos de donde la extraen o esperar a que llueva y luego hervirla.
“Allí es muy distinto a las ciudades, donde simplemente se abre una canilla y el agua sale limpia”, comentó.
El futuro es la unión
“Desde que empecé con esto, mi sueño era que en grandes partes del mundo vieran esto, porque lo sucede es injusto. ¡Bienvenidos siempre a cuidar y conservar mi tierra, nuestra tierra!”, remató el joven Quiceno, quien desde Urrao invitó a muchachos como él a asumir un papel distinto en la sociedad.
Tras escuchar las exposiciones, los asistentes coincidieron en afirmar que aunque los problemas están sobre la mesa, así como la plataforma de soluciones, solo falta un elemento para alcanzar la fórmula perfecta de la transformación: la unión de la juventud en pro de un mejor futuro.
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