Claridad en lo que se está negociando, responsabilidad de lo que hay en juego, conocimiento de la contraparte, total ventaja militar del Estado, voluntad de las partes implicadas y anhelo de paz de los colombianos son algunos de los factores que le dan a Humberto de la Calle Lombana la certeza de que el fin del conflicto en el país es una oportunidad real.
Así lo dijo en el evento Diálogos de La Habana, actualidad del Proceso de Paz, resultados y proyección, que se desarrolló el jueves 28 de agosto en EAFIT y en el que también participó el General (r) Jorge Enrique Mora Rangel, otro de los integrantes del Equipo Negociador del Gobierno Nacional.
Humberto de la Calle inició su exposición haciendo algunas salvedades, pues está convencido de que el mayor obstáculo que enfrenta el proceso está en Colombia, donde la sociedad se ha polarizado, en gran parte, por falta de conocimiento de lo que se está discutiendo en la isla caribeña.
Lo primero que dijo es que si bien la retórica de las Farc es inadecuada en sus declaraciones públicas, esto no corresponde a la dinámica de la mesa de diálogo. Son dos mundos distintos, aclaró el Jefe del Equipo Negociador.
También manifestó que las críticas que se le hacen al proceso no solo son válidas, sino bienvenidas, pues representan llamados de atención, como una especie de tarjeta amarilla; y que se decidió negociar en el exterior por dos motivos, seguridad y confidencialidad.
Pero lo más importante, señaló, es que en los diálogos solo se está negociando el fin del conflicto, entendido como la dejación inmediata de las armas por parte de las Farc una vez se firme el acuerdo. El tema de la paz es posterior y vendrá con la refrendación de los colombianos sobre lo acordado en Cuba.
Concluyó su exposición diciendo que sería reprochable si las próximas generaciones, luego de los esfuerzos que se han hecho en La Habana, no llegan a un acuerdo sobre el mecanismo de refrendar lo que allí sea firmado.
La visión del militar
“Este es el momento, esta es la oportunidad. Después no habrá otra”. Eso es lo que les dice el General (r) Mora Rangel a los negociadores de las Farc sobre la oportunidad de un cese definitivo del conflicto. Y, además, agrega que sus líderes ya entendieron que a la vida política no llegarán por la vía de las armas.
Sobre la participación de los militares activos en la negociación, que tanta polémica ha causado, dice que, contrario a lo que puedan decir los opositores de los diálogos, tenerlos en la mesa no es una humillación, sino, por el contrario, una dignificación.
“Son ellos quienes han hecho posible que estemos en esta etapa. Ellos impidieron que los grupos armados se tomaran el poder. Por eso los necesitamos en La Habana como apoyo, pues su conocimiento y visión es clave para llegar a un acuerdo de desarme”, manifestó Mora Rangel en su intervención.
Aclaró que el papel de los militares es estrictamente técnico, que no son negociadores.
Finalmente, hizo un llamado a los colombianos para que apoyen el proceso, pues la clave de su consolidación, y la posterior consecución de la paz, está en las trasformaciones institucionales, políticas y sociales.
Reforma rural integral
- Centrada en las familias campesinas.
- Formalización de títulos de propiedad.
- Apoyo posterior para una producción sostenible.
- Vigorización de los planes de desarrollo en las zonas de reserva.
Participación política
- Las Farc desaparecerían como movimiento armado para constituirse en partido político.
- Resolución de temas problemáticos del ejercicio político tradicional como corrupción, debilidad institucional y garantías para la oposición.
Narcotráfico
- Establecer un nuevo sistema de sustitución de cultivos con la participación de las comunidades.
- Fumigación será el último recurso para erradicación.
- Las Farc se comprometen a romper sus vínculos con esta actividad.
- Estado y Farc colaboraran en programas de desminado.
Víctimas
- Son la columna vertebral de las conversaciones.
- Su visión es la que legitima el proceso.
- Todas las formas de victimización están presentes en los diálogos.
- El perdón no es un tema de Estado, es individual, pero el Estado sí tiene que crear condiciones para la reconciliación.
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Marcela Olarte Melguizo
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