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Mariana llegó a Japón por un meteorito

Además del conocimiento adquirido, esta alumna se trajo al país recuerdos de sus compañeros de otras naciones, y aquellos que le dejaron la cultura y las costumbres del país nipón.

• Este fue el motivo por el que Mariana Jaramillo Jaramillo, estudiante de Geología, vivió en Japón una experiencia académica. Su objetivo era analizar el meteorito que cayó el 15 de febrero en Rusia.

• Visitar lugares emblemáticos del país, tomar clases de japonés y conocer la variedad de la cocina oriental fueron algunas de las vivencias que esta alumna disfrutó en su pasantía internacional.

Un meteorito fue el motivo del viaje de Mariana Jaramillo Jaramillo a Japón, una aventura que, en sus palabras, no fue un simple intercambio académico. Ella vivió seis semanas (entre el primero de junio y el 8 de agosto) en el Instituto para el Estudio del Interior de la Tierra, de la Universidad de Okayama (Institute for the Study of the Earth's Interior), ubicado en Misasa, un pequeño pueblo del Distrito de Tottori, en el país nipón.

Esta alumna de Geología de EAFIT cuenta que aplicó a esta pasantía de vacaciones a finales de abril, a través de la profesora María Isabel Marín Cerón, quien conocía muy bien el programa porque realizó sus estudios de doctorado en esta universidad, razón por la que la motivó a emprender la aventura japonesa.

“Para aplicar a la pasantía necesitaba las notas del pregrado, una carta de recomendación que me dio mi profesora y otra en la que expresaba las razones por las que estaba aplicando, así como mis intereses científicos basados en mi experiencia, y en mis planes y objetivos profesionales”, expresa Mariana.

La respuesta de aceptación de su viaje la recibió el 15 de mayo y, en junio, ya estaba allá. “Allí nos alojamos en la casa de huéspedes del instituto y todos los costos estuvieron pagos”, expresa.

El programa consistía en trabajar con muestras del meteorito Chelyábinsk, que cayó el 15 de febrero en Rusia, para lo que les dieron una muestra de este a cada alumno. “Era del tamaño de una uña, lo que hacía casi increíble que fuéramos a estudiar algo tan pequeño. Sin embargo, pude trabajar con máquinas que no son siempre accesibles a los estudiantes”. 

Su meta consistió en obtener la historia del meteorito, a través de estudios petrográficos y dataciones isotópicas, con el fin de ver las asociaciones minerales y las texturas de este elemento.

La primera semana, de hecho, estuvo preparando la muestra para observarla en los microscopios electrónicos y petrográficos, para ver las asociaciones minerales y las texturas del meteorito.

El grupo que analizó este elemento del espacio, y quienes fueron sus compañeros durante esta experiencia, estaba conformado por ocho estudiantes de países como India, Inglaterra, Japón, Canadá, Estados Unidos, Alemania y Brasil.

“Siempre teníamos acompañamiento de los miembros del instituto y también había un seminario diario en el que nos exponían otros proyectos. Mejor dicho, esta fue una experiencia que no muchos pueden contar”, dice Mariana.

Lo mejor para esta eafitense, además del conocimiento que adquirió es saber que los miembros del instituto japonés quedaron muy contentos con el trabajo y, de hecho, continuarán investigando las mismas muestras para, en un futuro, publicar los resultados.

Hubo tiempo para todo

El viaje de Mariana a Japón le dio algo más que una experiencia académica y profesional para su hoja de vida. En primer lugar, aprendió inglés desde las diferencias en el acento de cada uno de sus compañeros, lo que fue, en sus palabras, un cambio drástico.

Además, en su tiempo libre y los fines de semana, visitó lugares emblemáticos de Japón como Hiroshima, Kyoto y algunos sitios de interés geológico de Tottori. También asistió a templos japoneses, a un festival de danza típica vestida con traje yukata; conoció la gastronomía autóctona; participó en karaoke y en clases de japónes, en fin… Estas son algunas de las anécdotas con las que la estudiante regresó de su viaje.

“Toda la experiencia fue como un sueño. Estar en Japón, y trabajar con un meteorito y con personas de todo el mundo es algo que no mucha gente puede contar”, señala.

Ella, aunque se trajo historias y recuerdos de este país exótico, dejó una parte de Colombia en este lugar. Además, se siente afortunada de ser una de las personas que brindó sus conocimientos a esta investigación y que tuvo en sus manos un meteorito, que fue capaz de asustar a todo el planeta en su momento.