María Carmenza Gómez Fernández
Colaboradora
La sonoridad de la Orquesta Sinfónica
EAFIT, que el público escucha en vivo
durante sus conciertos, nace, se desarrolla
y madura en el aula 115 del bloque del
Departamento de Música. Se trata de una sala
revestida de madera brillante y paneles aislantes
del ruido para que no se escape ninguna
nota musical emitida por los 60 músicos que
se distribuyen a lo largo y ancho con sus atriles
e instrumentos.
Desde su creación ha buscado la excelencia de los instrumentistas
y un sonido propio que proyecta en cada concierto, en
todos los escenarios, cuando participan solistas o directores
invitados, cada que interpretan distintos repertorios.
Y cuando la música alcanza un equilibrio
estético, en su punto para ser ofrecida, la
maestra Cecilia Espinosa Arango, su directora, dispone todo mientras el público se une en
un largo silencio y se abre el telón del escenario
para que suene su música.
Desde su creación ha buscado la excelencia
de los instrumentistas y un sonido propio
que proyecta en cada concierto, en todos los
escenarios, cuando
participan solistas o
directores invitados,
cada que interpretan
distintos repertorios.
Por eso, en cada época
vivida, la sonoridad
que produce es única.
“La Orquesta Sinfónica es, definitivamente,
una de las funciones sociales y, especialmente,
estéticas de la Universidad, un sello en su marca creado a través de notas musicales
y un riguroso proceso de formación artístico.
Para mí, como director del Teatro Pablo
Tobón Uribe, es un placer saber que nuestra
ciudad cuenta con una orquesta de tan alto
nivel”, sostiene Sergio Restrepo.
Esto se debe, en gran parte, a la disciplina
y al compromiso con que los músicos asumen
la rutina de ensayos. Todos los días, de lunes
a viernes desde las 12:30 p.m. hasta las 3:30 p.m., se les ve llegar al aula 115, uno a uno, con
sus morrales. Muchos se anticipan a la hora
de inicio y repasan de forma individual o por
filas, como dicen ellos, cuando se juntan los
músicos de las cuerdas, o de las maderas o de
los metales a tocar su parte de la partitura, de
la obra que montan y para aclarar dudas antes
del ensamble con el resto de compañeros.
El surgimiento de la Sinfónica de la Universidad también obedeció
al nacimiento del pregrado en Música de EAFIT en 1997,
que inició clases en enero de 1998, la que iba a requerir de un
campo laboral para los futuros egresados.
La directora ingresa al recinto de ensayo
minutos antes de la hora acordada. Lleva en
sus manos una carpeta con las partituras que
ya ha estudiado, compás por compás, y su batuta.
Mientras camina lento hacia su atril hace
una discreta venia de saludo a los músicos.
Cada ensayo es un ritual de gestos donde todos
saben cuál es su papel, en qué momento
tocar y cómo conectarse con la directora. Incluso,
comentan cómo debe tocarse determinada
frase de la obra.
El violista José Luis Camisón no duda en
afirmar que, musicalmente hablando, la Orquesta
ha tenido un crecimiento sostenido y, cada vez, alcanza un mayor nivel de ejecución
musical. Eso también es dado por el desarrollo
natural de las clases de instrumento. Por
ejemplo, explica, cuando él llegó a Medellín
hace 15 años le tocó fundar la cátedra de viola
y comenzó a graduar alumnos en EAFIT y
en la Universidad de Antioquia. Igual sucede
con Williams Naranjo que viene formando
violinistas. Del mismo
modo lo hace
Alexander Zivorov,
quien tiene una cosecha
de alumnos
percusionistas, y, así
mismo, ocurre con la
formación de instrumentistas en las maderas
y los metales. “Hoy en día el grupo de músicos
de la Sinfónica está conformado por la
mayoría de esos alumnos, y todos tienen un
alto nivel”, destaca.
La creación de la Orquesta Sinfónica
EAFIT se da en atención a una necesidad
sentida de la ciudad. “Era necesario que en
Medellín hubiera otra orquesta porque lo
que se estaba oyendo no era bueno y no estaba
dando cuenta de una programación que
agradara”, explica la maestra Cecilia Espinosa
Arango, líder de esta iniciativa.
Al fundarla fue como concretar un sueño que traían algunos docentes que venían trabajando
fuertemente, junto con ella, en educación
y proyección musical. Lo cierto, comenta,
es que se integró con músicos profesionales de
la desaparecida Orquesta Sinfónica de Antioquia,
otros profesionales extranjeros recién
llegados a Medellín como Ludmil Vassilev y
Poliana Vasileva, y algunos integrantes de la
Filarmónica de Medellín que compartían el
proyecto y alternaban con esta orquesta. “Recogimos
esos frutos de ahí”.
El primer concierto
El primer concierto de la Orquesta
se realizó el 24 de febrero de 2000, con
repetición al día siguiente por tratarse de
su lanzamiento. La solista invitada fue
la maestra Blanca Uribe, quien interpretó
el Concierto para piano Nº 3 de L. V.
Beethoven. También tocaron el Salmo
55, comisionado a Andrés Posada, y la
Serenata para cuerdas, de Tchaikovski.
Para el chelista Vassilev la Orquesta tocaba
tan bien como lo hacían sus músicos en ese
momento y como dirigía la maestra Cecilia
Espinosa. “Tocaba al máximo posible, en
relación recíproca entre músicos y director”.
Agrega que su papel en Colombia, junto con
la violinista Poliana Vasileva, su esposa, fue
sembrar el interés por la música sinfónica,
formar músicos jóvenes para que entraran a
las orquestas, pero también imponer reglas en
los ensayos de principio a fin.
El surgimiento de la Sinfónica de la Universidad
también obedeció al nacimiento del
pregrado en Música de EAFIT en 1997, que
inició clases en enero de 1998, lo que iba a requerir
de un campo laboral para los futuros
egresados. No es normal que en Colombia se
creen orquestas sinfónicas, sino todo lo contrario,
que se mueran. “Precisamente porque
desde el punto de vista financiero no hay una
conciencia, ni en el Estado ni en los particulares,
en el sentido de pensar que los músicos
son unos profesionales
que viven de su
hacer musical”, aclara
Hilda Olaya Estefan,
también fundadora y
directora ejecutiva de
esta.
El aporte más importante que le ha hecho la
Orquesta a la ciudad a lo largo de sus 15 años,
sostiene la maestra Espinosa, es enriquecer
la cultura, llevar diversión y algo que es muy
importante en la vida: provocar felicidad. “Yo
creo que la gente que va a un concierto nuestro
y siente conexión espiritual con lo que hacemos
es feliz en el momento que nos escucha”.En ese sentido, han logrado consolidar
e institucionalizar diferentes actividades de
promoción y proyección, tales como los 15 conciertos de temporada cada año; los 15
conciertos de jóvenes talentos, uno anual,
para compositores, solistas y directores; los
15 conciertos de Navidad, que se ofrecen en
Medellín y EAFIT Llanogrande; un total de
seis conciertos de Embrujados con la Orquesta,
para los niños en octubre; los conciertos
didácticos, y 10 años participando en la
temporada de zarzuela y ópera de la ciudad.
“Tenemos un sello propio con el concierto
Embrujados con la orquesta y el concierto de
Navidad”, resalta la maestra.
A su vez, la Orquesta ha podido alternar con diferentes músicos y artistas de reconocida
trayectoria. Así, han sido 200 solistas y 40
directores. La lista sería extensa, pero se pueden
mencionar a los solistas nacionales Blanca
Uribe, Teresita Gómez, Jorge Andrés Pinzón,
Angélica Games, Luis Biava, Carlos Villa, Carlos
Rocha, Luis Martín Niño y Martha Senn.
Entre los internacionales están Claudio Suzin
y Luis de Moura (Brasil), Sergei Sichtkov (Rusia),
María Figa (España), Harold Martina
(Curazao), Atahualpa Vega y Joen Vásquez
(Venezuela), Ancuza Aprodu (Francia), Aldo
Mata y Josep Colomé (España).
El aporte más importante que le ha hecho la Orquesta a la ciudad
a lo largo de sus 15 años, sostiene la maestra Espinosa, es
enriquecer la cultura, llevar diversión y algo que es muy importante
en la vida: provocar felicidad.
Y a ellos se les suma directores como
Guerassim Voronkov (Rusia), Ala Voronkova
(Ucrania), Paul Dury (Bélgica), Walter
Temel (Italia), Miguel Ortega (España), Jennifer
Koh (Estados Unidos), Orhan Salliel
(Turquía), Jorge Luis Prats (Cuba) y los colombianos
Ricardo Jaramillo, Germán Gutiérrez,
Felipe Aguirre y Hernán Aguilar.
“La búsqueda permanente de interesantes
y amplios repertorios de la literatura musical
universal, la reunión de importantes músicos
y maestros de la ciudad en su planta orquestal,
así como la permanente invitación de solistas y directores de alto nivel han consolidado el
trabajo artístico de la Orquesta Sinfónica EAFIT
como una agrupación seria que ha sabido
proyectar y complementar, con acierto, la labor
adelantada por el Departamento de Música”,
manifiesta María Patricia Marín Arango, directora
de Medellín Cultural del Teatro Metropolitano
José Gutiérrez Gómez.
“No dejen de escucharnos, y si aún no lo
han hecho, quiten la curiosidad, vengan a
nuestros conciertos y llévense su propia impresión
de cómo sonamos”, le dice la maestra
Cecilia al público de Medellín.