Los descubrimientos coincidieron con el aniversario número 500 del nacimiento de esta religiosa, fundadora de las Carmelitas Descalzas, mística, doctora de la Iglesia, escritora y, sobre todo, una mujer adelantada a sus tiempos.
Y así como se le rindieron homenajes por sus contribuciones religiosas, también hubo celebraciones enfocadas en la figura intelectual; en su legado literario y en sus reflexiones sobre la fe, la espiritualidad y la vida misma.
Teresa de Cepeda de Ahumada, Teresa de Jesús o, simplemente, Teresa de Ávila fue el eje central de un debate académico que, en EAFIT, incluyó conferencias, muestras artísticas y literarias, y la publicación de un libro por parte el Fondo Editorial de la Universidad.
Así, para entender a esta filósofa también es necesario conocer el tiempo en el que nació, pues este sería decisivo para su pensamiento crítico y para sus futuras reflexiones. De esta forma lo considera el padre Hernando Uribe Carvajal, sacerdote de la orden de las Carmelitas Descalzas, conventual de la casa de espiritualidad Monticelo y estudioso de la santa.
“Teresa de Ávila nació y vivió en una época en la que el mundo y específicamente Europa apenas comenzaban a conocer la brújula, la imprenta o la pólvora. Le tocó vivir el Concilio de Trento, la Santa Inquisición, la aparición del luteranismo, y el descubrimiento de América. Y aunque vivió todos esos cambios y conquistas del imperio español, ella prefirió conquistar
otros mundos como el de las letras, el espiritual y el de los hombres”, explica el sacerdote.
Es ahí donde, según Hernando Uribe, radica la vigencia de su pensamiento en la actualidad: una mujer en plena Edad Media que instaura una lucha femenina por abrirse paso en la literatura; que se atreve a exponer sus puntos de vista; a darle el derecho a la mujer de hablar y opinar; a desafiar a las autoridades eclesiásticas para ganarse un lugar, y proponer una nueva
reconfiguración de la espiritualidad, de la religiosidad y de la confesionalidad.
No en vano, su vida consagrada estuvo marcada por la fundación de más de 17 conventos (y monasterios para los hombres) en España, a los que llamaba cariñosamente “palomarcitos”, así como por su participación y contribución en las principales reformas de la orden del Carmelo, en compañía de otro religioso y amigo cercano, San Juan de la Cruz.
Pero para el presbítero Hernando Uribe, lo más destacado sigue siendo el pensamiento de avanzada para ese momento. “Podemos decir que fue una santa rebelde, que escribía como hablaba, que tenía la capacidad de divinizar lo mundano, que hablaba desde el lenguaje de la experiencia, y que siempre mantuvo la coherencia entre su pensar y actuar”, ratifica.
Las cuentas claras con la realidad que la rodeaba
Justamente, algunos de estos pensamientos y reflexiones están consignados en Relaciones o cuentas de Conciencia, el volumen que editó el Fondo Editorial Universidad EAFIT con 67 de sus máximas religiosas.
Su sensibilidad ecológica, el cuidado de la intimidad, la relación con Dios, el humanismo, el papel de la mujer, las experiencias místicas y otros aspectos quedaron plasmados en estas confesiones, pero también en sus poesías, escritos breves y sueltos, en su correspondencia y en toda su obra literaria.
El evento de presentación se realizó en desarrollo de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, en septiembre de 2015, y contó con la presencia del sacerdote y de Claudia Llano Restrepo, licenciada en neurolingüística y psicopedagogía, y magíster en Educación y Desarrollo Humano.
Durante el acto, la académica también brindó algunas de sus apreciaciones sobre la obra de la religiosa española: “No solo fue una mujer de la orden de las descalzas, sino una escritora descalza que tenía una mirada muy profunda del alma humana”.
Precisamente, se llaman relaciones o cuentas de conciencia porque presentan las comparaciones de la autora entre sus reflexiones internas como monja y las experiencias externas en el contexto social que le tocó vivir, y que dejan traslucir, además de la fe, otros rasgos personales.
Claudia Ivonne Giraldo Gómez, editora del Fondo Editorial Universidad EAFIT, explica que una de las principales limitaciones de la obra de Teresa de Jesús se encuentra en el castellano antiguo en el que está escrito. Por eso, los textos de este libro contaron con una labor de revisión y actualización por parte de sacerdotes carmelitas españoles.
“Pero una vez se empieza la lectura uno se encuentra con una delicia espiritual en el que la autora nos desnuda su alma y nos cuenta lo que sucede dentro de ella, en su época, en su momento. Lo que hace posible que el libro esté dirigido a diferentes públicos", señala Claudia.
Su sensibilidad ecológica, el cuidado de la intimidad, la relación con Dios, el humanismo, el papel de la mujer, las experiencias místicas y otros aspectos quedaron plasmados en estas confesiones, pero también en sus poesías, escritos breves y sueltos, en su correspondencia y en toda su obra literaria, que nunca dejó de ser vigilada por la Inquisición, pero que hoy la destacan como una de las grandes humanistas de la Iglesia.
Una mujer que alzó la voz desde el momento de la historia posterior a la Edad Media.
Así, 2015 fue declarado el Año Jubilar Teresiano por el papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española (CEE). Y es que además del quinto centenario de su nacimiento, también se celebran los 400 años de su canonización, y el aniversario número 65 de su nombramiento como doctora de la Iglesia.
Por ese motivo, entre el 21 y el 27 de septiembre se realizó el Congreso Mundial Teresa de Jesús, Patrimonio de la humanidad, en la ciudad de Ávila, en España.
El encuentro contó con la participación de diferentes autoridades eclesiásticas, filósofos, teólogos, escritores, psiquiatras y directivos de la Real Academia Española y el Instituto Cervantes, lo que confirma la afirmación de que su pensamiento y obras son vigentes para diferentes públicos y sectores académicos.
Así lo considera también Claudia Ivonne Giraldo Gómez, quien menciona que la santa se ganó el apelativo de patrona de los escritores.
“Santa Teresa pertenece a esa saga de mujeres como Hildegarda de Bingen, Santa Rosa de Lima o Sor Juana Inés de la Cruz. Mujeres inteligentes y valientes que solo podían acceder a una vida intelectual a través de los conventos y el oficio religioso”, indica.
Según la editora, sin dejar de reconocer su vocación y contribución religiosa, se trata de una mujer que habla desde su época, que no se escondía detrás de un personaje, sino que era ella misma, una escritora que reivindicaba su condición como mujer y sus limitaciones, pero que se atrevía a hablar y a interpelar al ser humano. “Y eso la hace actual para los tiempos modernos”.
Igualmente, los escritores también pueden encontrar un ejemplo e inspiración en su capacidad de ensimismamiento y reflexión interna para comprender los fenómenos y las realidades exteriores.
“Ella hace un llamado a tener más introspección, pensamiento crítico y reflexión. Es lo que hizo durante toda su vida: conocerse, no engañarse, no decirse mentiras y eso es lo que necesitan los escritores: un examen de conciencia”, complementa Claudia.
Juan Antonio Agudelo Vásquez, coordinador del Área de Extensión Cultural de la Universidad y líder de la programación de actividades en torno a la vida y legado de la escritora, también destaca otros dos de sus rasgos característicos: el cuestionamiento de la Iglesia y la mística.
“En su literatura, Teresa de Jesús plantea, más que una fe ciega, ciertas condiciones humanas como la fe, la forma de creer, el humanismo y la relación con Dios. Y eso la llevó a moverse estratégicamente para evitar ser víctima del oscurantismo que rondaba a España y Europa. Se trata de algo revelador para estos momentos, en el que se viven tantos conflictos y problemáticas religiosas”, expresa el coordinador.
Para Juan Antonio este aspecto va muy de la mano con la figura mística de Teresa de Ávila, que no tiene nada que ver con lo religioso, sino con la búsqueda interior, el conocimiento pleno de uno mismo y la conexión con el mundo. “Su obra es, básicamente, una invitación a entender que si estamos en paz con nosotros mismos, ahí hay un comienzo de bienestar con las otras personas y con el mundo”, concluye.