“Este impacto se refleja en la lista de las personas más ricas del mundo de Forbes, donde el 70 por ciento de ellos obtiene sus fortunas de las actuales tecnologías de la información, una cifra que demuestra el alcance que ya tienen en solo 15 años desde el año 2000”, señala José Mauricio.
Tres aspectos en el ámbito global son prioridad en el mundo tecnológico: la conectividad mundial, innovaciones que afectan los espacios cotidianos y, en tercer lugar, las que se relacionan directamente con el ser humano.
De estas necesidades contemporáneas surgen investigaciones como la de la revista MIT Technology Review que resalta los proyectos ambiciosos y futurísticos de Facebook y Google, que pretenden lograr la conexión global a internet en un ciento por ciento, un servicio que en la actualidad carecen 4500 millones de personas en el mundo y que se lograría mediante energía solar y redes inalámbricas a 20 kilómetros de altura.
Dicho de otra forma, dos de cada tres personas no tienen internet ni acceso a la red, lo que perjudica el desarrollo económico, educativo y social de los países, en especial, de naciones en vías de desarrollo que quedan en desventaja respecto a las grandes potencias mundiales que garantizan una cobertura digital para su población, casi en su totalidad.
“Esta es una de las preocupaciones que abarcan mayor alcance poblacional. De ahí la inversión e investigación que, por ejemplo, desarrolla Google con el Proyecto Loon que lanza bombas de helio a la atmósfera para generar una red que permee aquellos lugares recónditos como el hemisferio sur que, hoy en día, no tienen acceso a internet”, indica Juan David.
Otra innovación referente a este campo pertenece a Facebook, con la aeronave Aquila, un vehículo aéreo no tripulado capaz de permanecer en el aire por 90 días, alimentándose de energía solar para facilitar acceso web a los países en desarrollo.
En cuanto a tecnologías que afectan los espacios modernos, se destacan los automóviles autónomos, disponibles para conducir miles de kilómetros sin la intervención del hombre y con menores problemas a los que se enfrentan ahora las metrópolis modernas en temas de transporte, entre estos: exceso de tráfico, accidentes fatales e imprudencia, que perjudican, cada vez con mayor frecuencia, los hábitos cotidianos de habitantes en todos los rincones del planeta.
Por otra parte, destaca la inteligencia artificial o aprendizaje de máquina donde irrumpe el Internet de las Cosas (IOT), que pretende interconectar digitalmente los objetos a través de internet, es decir, todo lo que está alrededor con la inclusión del cuerpo humano.
Esto, a su vez, podría representar un avance en medicina, a través de la interconexión global en beneficio de las ciencias y los avances e inventos que surgen en diferentes latitudes del mundo.
Adicionalmente, otros ítems que causarán impacto en el futuro próximo son la nanotecnología, Big Data, la biotecnología y la logística de distribución comercial, reseña Juan Guillermo Lalinde Pulido, docente investigador de EAFIT.
“Para esto, el mundo debe estar preparado, pues parecían creaciones futurísticas hace 10 años y ya están próximos a permear múltiples ámbitos de la vida humana, situaciones que, en un principio, solo eran posibles en la ciencia ficción”, concluye el profesor.
Colombia: retos a futuro
Más allá de lo que representa la tecnología e innovación como tal, es vital enfocarse en asuntos específicos de cada país para hallar soluciones que resuelvan problemas a grandes masas, sin inversiones exageradas de capital y sin miedo a la innovación, principalmente para desarrollar y adaptarse a las tendencias que marca el siglo XXI en diferentes campos.
Ese es uno de los retos centrales que afrontan las economías emergentes, como el caso colombiano, que cuentan con baja inversión por parte del Estado en materia de investigación y desarrollos tecnológicos. La mayoría de proyectos en este campo, que se implementan en el país, vienen del apoyo de la empresa privada y, en consecuencia, genera retrasos en comparación con otros.
Dos de cada tres personas no tienen internet ni acceso a la red, lo que perjudica el desarrollo económico, educativo y social de los países, en especial, de naciones en vías de desarrollo que quedan en desventaja respecto a las grandes potencias mundiales.
Ahí aparece otro asunto dilemático y “es el problema del porqué Colombia debe adaptar tecnologías que se crean en otros países, si las necesidades que tenemos como sociedad son diferentes a aquellos de donde llega esa tecnología y que debería impulsarse no a cinco, sino diez o veinte años”, señala Juan David.
En la actualidad, debe reforzarse la oferta de educación superior referente a tecnologías en el país y fortalecer la relación respecto a pares internacionales que nutran el talento local y que, de esta manera, retroalimente el trabajo nacional en esta área. Es decir, la ruta debería guiarse a adaptar las tecnologías externas a las necesidades específicas en Colombia y trabajar por desarrollar y fortalecer las propias.
Un ejemplo de este trabajo colaborativo fueron los Computers Clubs en los que Bill Gates de Microsoft, o Steve Jobs y Stephen Wozniak de Apple, con el concepto de colectivos inteligentes, fundaron estos gigantes informáticos con resultados exitosos que son palpables en todos los sentidos en esta época.
Algo que será de suma ayuda a futuro es la inclusión de niños y jóvenes en el entorno digital, “pues son las generaciones venideras las encargadas de explorar una curiosidad mayor e impulso a la creación de innovaciones y contenidos a largo plazo. Esto se forja desde pequeños y representa la base para el crecimiento tecnológico de un país”, apunta José Mauricio.
Así mismo, el riesgo a la innovación y al descubrimiento debe ser un factor que se expanda por las empresas y la industria colombiana, ya que “innovar es riesgoso, pero no hacerlo puede ser letal”, acota Eduardo Quiroz, gerente de Negocios de Conocimiento en Ruta N.
De esta manera, es que se han consolidado en la contemporaneidad nuevos modelos de negocio como Facebook, el mayor generador de noticias alrededor del mundo, o Uber que irrumpe como una de las compañías con más alcance global en términos de transporte, Amazon en el comercio digital o Netflix en la industria audiovisual. A futuro, "estos gigantes de la economía digital deberán evolucionar o, de seguro, se verán estancados a los requerimientos veloces de la era moderna”, expresa Eduardo.
Estos ejemplos son reflejo de que no siempre los estándares tradicionales son, en efecto, los más rentables y duraderos, sino que se proyectan de ideas brillantes que deben tomarse como modelo para implementar a las necesidades locales del país.
Las necesidades del hombre y las sociedades cambian con los tiempos modernos y, con esto, es vital adaptarse a los productos y servicios que, con cada vez mayor velocidad, invaden el entorno web y se trasladan a todos los aspectos de la vida del hombre. Un asunto que, a primera vista, ofrece beneficios para todos pero que, en la realidad, aún debe recorrer un largo camino para llevar la promesa del progreso y el éxito digital del presente y el futuro a todas las latitudes de Colombia y el planeta.
Pueda ser que el Marty que llegue próximamente al futuro encuentre que la tecnología haya facilitado muchos de los procesos descritos y que el hombre se ha beneficiado de esta. Sería un buen final para Volver al futuro IV.