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El Eafitense / Edición 111 La innovación una oportunidad para la industria colombiana

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La innovación una oportunidad para la industria colombiana

Según la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica de finales de 2015, un 0,1 por ciento de las empresas manufactureras son estrictamente innovadoras, una cifra que invita a la reflexión de empresarios y académicos, y a rescatar algunos proyectos que han tenido relevancia en la ciudad.

​Foto: Róbinson Henao

​Karen Osorno Varela
Colaboradora

El crecimiento y la consolidación de múltiples empresas colombianas ha hecho que sus capacidades de trabajo se transformen, de tal forma que sean lo suficientemente eficientes y acertadas para poder cumplir con sus cometidos o que dentro de sus ofertas haya productos o servicios únicos que los diferencien de la competencia.​

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​Aunque muchas empresas colombianas han hecho de la innovación uno de sus pilares y algunas incluso han logrado materializar este propósito, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) entregó a finales de 2015 la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica (Edit), que arroja que solo un 0,1 por ciento de las empresas manufactureras del país se catalogan como innovadoras en sentido estricto.​

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Es así como muchas organizaciones han comenzado a introducir novedades o a inventar productos que les permiten dar un paso adelante en el mercado u optimizar tiempos en sus líneas de producción. A esto se le conoce como innovación y es uno de esos conceptos que, en los últimos años, es común escuchar en diferentes ámbitos para referirse a la creación o a la transformación de un bien o servicio, y que gracias a la llegada a Medellín de entidades como Innpulsa o Ruta N ha obtenido más fuerza.

Aunque muchas empresas colombianas han hecho de la innovación uno de sus pilares y algunas incluso han logrado materializar este propósito, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) entregó a finales de 2015 la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica (Edit), que arroja que solo un 0,1 por ciento de las empresas manufactureras del país se catalogan como innovadoras en sentido estricto, es decir, que obtuvieron, al menos, un bien o servicio nuevo, o significativamente mejorado en el mercado internacional.

El análisis, que se realizó entre 2013 y 2014, se aplicó a 10.133 empresas del sector industrial, de las que se obtuvo información para 8.835 de estas.

Allí el 19,3 por ciento se ubicó en la categoría de compañías innovadoras en sentido amplio, que quiere decir que tuvieron un bien o servicio nuevo o significativamente mejorado en el mercado nacional o para la empresa, o que implementaron un método de prestación de servicios o una forma organizacional o de comercialización nueva.

El 3,8 por ciento se considera como potencialmente innovadoras al reportar tener en proceso o haber abandonado algún proyecto de innovación, y el 76,8 por ciento de las encuestadas no obtuvieron ningún tipo de esta.

Los resultados también dicen que la inversión en actividades científicas, tecnológicas y de innovación de las empresas encuestadas fue de 2,15 billones de pesos en 2014, de los que el 80,9 por ciento de los recursos de financiación fue de sus fondos y el 13,5 por ciento lo representa la banca privada.

Así mismo, la cantidad de empleados ocupados en esta dinámica es del 2,5 por ciento. Y es que innovar tiene una serie de definiciones y pautas reconocidas en el ámbito mundial como los manuales de Oslo y Frascati, publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), documentos en los que se basó el Dane para aplicar la encuesta. Estos clasifican actividades de una compañía para crear, difundir conocimiento e innovar.

Si bien la definición vista desde la teoría de diferentes autores puede variar, lo importante es que este ejercicio debe contar con mínimo dos condiciones: ser una novedad o mejora significativa y después ser implementada de manera exitosa. Si uno de estos dos pasos falla, no podrá considerarse como innovación.

Mery Patricia Tamayo Plata, docente del Departamento de Economía y experta en el tema, explica que durante la primera mitad del siglo XX, los estudios de Joseph Schumpeter sentaron las bases teóricas acerca del que juega el cambio tecnológico en el crecimiento económico y el bienestar social, trabajo que sirvió de inspiración también para Robert Solow, quien señaló que existía una parte importante del crecimiento de las economías
no explicada por el aumento de los factores de producción y que una de las soluciones para lograr el crecimiento económico es el progreso técnico.

“Durante las últimas décadas muchos países del mundo, especialmente los más desarrollados, han empezado a migrar hacia economías basadas en el conocimiento, lo que implica un aumento en la dependencia del saber, la información y el capital humano. La innovación cobra especial importancia en este contexto y por eso sabemos que es crucial en las empresas porque es un factor clave para explicar las ventajas comparativas de las firmas, la competitividad y la productividad. Además, para los países, la innovación tiene importantes implicaciones en el crecimiento económico de largo plazo, en el nivel de vida y en el bienestar general de la población”, afirma la docente.

Hoy en día el concepto ha evolucionado si se compara con lo que era hace 50 años. Según Mónica Henao Cálad, coordinadora de la maestría en Gerencia de la Innovación y el Conocimiento de EAFIT, antes se hablaba de invención y se relacionaba con la parte comercial, es decir que se tenía que vender.

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​Durante las últimas décadas muchos países del mundo, especialmente los más desarrollados, han empezado a migrar hacia economías basadas en el conocimiento, lo que implica un aumento en la dependencia del saber, la información y el capital humano.

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“Ahora también incluye cambios significativos en algo que ya existe, no necesariamente tiene que ser vendido, sino que puede tener éxito en la organización y podemos ver que muchas de estas lo hacen para mejorar sus procesos”, indica Mónica.

El manual de Oslo diferencia los principales tipos como innovación de producto, refiriéndose a la introducción de un bien o servicio nuevo o significativamente mejorado en sus características o usos posibles; de proceso, que indica la introducción de un método de producción nuevo o mejorado; comercial, que habla de un método de comercialización que entrañe mejoras en el diseño, presentación posicionamiento, promoción o precio de un producto; y organizativa, que señala una nueva técnica de organización aplicada a las prácticas de negocio, del trabajo o a las relaciones
externas de la empresa.

Esto quiere decir que las oportunidades en este tiempo son mayores y que hay más flexibilidad al hacerlo realidad. Sin embargo, la Edit entrega resultados poco alentadores que generan cuestionamientos entre académicos e industriales.

Índices bajos, altas oportunidades

Para la docente Mónica Henao, el problema de que las cifras de innovación estricta en Colombia sean mínimas se puede dar por  falta de información apropiada para abordar el tema. “El concepto unificado existe, pero cada uno lo acomoda a lo suyo. Por eso se ha vuelto un término de moda que se usa para todo. Lo que no todos saben es que esto implica mucho rigor y, por eso, hay que aprender a hacer una gestión adecuada del conocimiento”.

Y menciona que las tendencias mundiales del momento y las recomendaciones de los líderes invitan a mirar desde adentro la problemática
de un país, una ciudad o una empresa para tratar de solucionarla. Con eso se lograrían las innovaciones más importantes que tendrían un impacto mayor, como es el caso del transporte por cable como sistema masivo, o de parques bibliotecas en Medellín, en donde confluyen varios ambientes para la sociedad.

También es un asunto que requiere trabajo en equipo que implica establecer redes, acuerdos e, incluso, una relación interdisciplinaria
con universidades, empresas, proyectos de consultoría y con inversiones no solo en no solo en el ámbito económico, sino en la formación intelectual de quienes hacen o harán parte de los proyectos de innovación.

“En la maestría pretendemos que los estudiantes aprendan cuándo se puede hablar de innovación, que tengan la formación completa
y que sepan que no es una cuestión que se logra de un día para otro, sino que hay que sembrar, regar y luego recoger frutos. Les damos esa visión holística, detallada y estratégica”, agrega Mónica.

Por su parte, Lucas Moreno Kristiansen, vicepresidente de innovación de Cementos Argos, prefiere dejar de lado los números y
opina que este tema empieza desde la voluntad de la dirección de las compañías y, por ende, permea a todos los colaboradores.

“Se puede mirar como una competencia organizacional o como algo que hacen unas personas en la entidad de una manera aislada. Si la decisión es la primera será un asunto del día a día para todos los que allí trabajan, además los colombianos somos reconocidos, entre otros asuntos, por nuestra recursividad, habilidad e integridad. Quiere decir que lo tenemos todo, pero nos falta creernos el cuento”, asegura el directivo.

Para Argos, la innovación es la manera como la organización va a ser sostenible desde los puntos de vista social, ambiental y económico. Por eso, su meta es que en el año 2025 el 20 por ciento de sus ingresos deben venir de este ejercicio.

Y así sucede en sus oficinas, un lugar en donde a pesar de que hay cuatro áreas trabajando por este fin, el compromiso para tener buenas y mejores ideas parte desde el cubículo de cada empleado.​

En la ciudad hay casos exitosos

El Centro Argos para la Innovación en EAFIT, un edificio hecho para que la academia y la empresa fortalecieran sus lazos, ya comienza a dar frutos.

Desde este ícono arquitectónico para la ciudad trabajan investigadores en la creación de nuevos productos como el concreto de Ultra Alta Resistencia. Este material tiene más parecido al acero que al concreto tradicional y tiene mayor durabilidad frente a los efectos climáticos.
Así mismo, en el parqueadero sur de la Institución están las microalgas que capturan el CO2 y lo transforman en proteínas, etanol o biodiesel para cerrar su ciclo. Este es un compromiso entre la cementera y la Universidad para trabajar a favor del medio ambiente.

Adicionalmente, desde Innovación EAFIT se gestan al año decenas de proyectos relacionados con la innovación y el desarrollo científico y tecnológico que se pone al servicio de la sociedad. Ejemplo de esto son las spin off, nuevas iniciativas y negocios o los convenios con Ruta N como Desafío Innovación que, recientemente, finalizó con una serie de prototipos reales que hicieron los estudiantes para solucionar problemas y necesidades de algunas entidades.

Así que, como lo dice Lucas, no son los recursos la única manera de cambiar el bajo porcentaje que presenta la Edit. De hecho, para él es un promedio que no le hace justicia a quienes sí lo hacen, por eso su invitación es para que todos los grupos empresariales lo asuman como propio y así comience a fluir en todos los procesos.​
Última modificación: 23/02/2017 8:48