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El eafitense / Edición 121 Skip Navigation Linksescuela-del-error Escuela del error

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Escuela
del error​​​


 
 

No se habla de Bruno, no, no, no; ni en los perfiles y trayectorias, personales o empresariales, se habla de los errores, aunque la historia nos muestra que a algunos de ellos les debemos grandes transformaciones. Entre la sobrevaloración del éxito y la práctica habitual de caerle al caído, poco a poco germina la valoración de las equivocaciones, comprendiendo que siempre se tiene la encantadora opción del aprendizaje.

El Eafitense presenta dos facetas para ponerle una buena cara al error. Primero, en el mar de la información digital, en medio de los ránquines de artículos de prensa y portales de economía y empresarismo, rescatamos algunas cápsulas de productos y negocios exitosos, que nacieron de un fracaso inicial o, si se quiere ver de otra manera, de una solución que estaba buscando el problema correcto. 

Luego, la columna de un empresario que presenta el valor de equivocarse, con algunas citas literarias que invitan a bajarle reflectores a las estrellas y perderle miedo a conversar de las estrelladas.

En boca de Bruno quedaría bien esta profecía: que el afán de pasar páginas o echarle tierra a los juegos en los que perdimos, no se convierta en el verdadero error.


 


 

Seis errores valiosos

POST-IT​

Un elemento estelar en todo escritorio —adaptado hasta en los digitales— debe su existencia a un químico de la compañía 3M llamado Art Fry que los ideó a finales de los 70. Buscaba la manera de no perder el separador de páginas de su libro de cánticos eclesiásticos. Recordó que dos años antes, su compañero de trabajo, Spencer Silver, había creado un adhesivo hecho a base de acrílico que terminó desechando por su poca sujeción. Fry vio en este nuevo invento una oportunidad de negocio ya que podría ser útil para fijar papeles sin dañar las superficies. 1

 

MARCAPASOS

El ingeniero norteamericano Wilson Greatbatch descubrió por accidente este aparato médico cuando trabajaba en un mecanismo que permitiera grabar los sonidos del corazón. El error se originó cuando Greatbatch utilizó una resistencia eléctrica diferente en su invento, consiguiendo que este pulsara cada 1.8 milisegundos. Así creó el marcapasos cardíaco implantable.2

 

PLAY-DOH

Joseph y Noah McVicker, en 1955, fueron las mentes creativas del producto que limpiaba el papel tapiz de las casas cuando se utilizaba la calefacción con carbón. Pero, cuando el gas natural se hizo más popular, perdió su atractivo. No obstante, escucharon de un maestro de escuela que los niños lo usaban como plastilina y de repente, vio un nuevo propósito para el producto, y así vendieron su receta secreta.3​



​1 https: // economía/20190109/estos-cinco-negocios-exito-na- cieron-error-casualidad-7235180

2 https:// www.idearium.es/a-grandes-erro- res-grandes-inventos/

3 https://gestion.pe/ fotogalerias/ 12-inven- tos-multimillonarios-que-comenzaron-por-ac- cidente-noticia/​



 

PENICILINA

Alexander Fleming trabajaba en su laboratorio con estafilococo, cuando decidió tomar un descanso de su trabajo. Un mes después cuando decidió regresar a su laboratorio, encontró que sus muestras habían sido exterminadas por un extraño hongo que había cubierto sus cultivos de la bacteria. Numerosos antibióticos derivan de la penicilina, lo que ayudó a mejorar la expectativa de vida de la población mundial.4 

SUPER PEGAMENTO

El cianoacrilato es el conjunto de sustancias que forman un pegamento muy potente de rápido endurecimiento, que fue creado accidentalmente por Harry Coover durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se intentaba crear un plástico transparente para las mirillas de las armas. Fue entonces cuando se capitalizaron las cualidades de pegamento que no necesitaba calor ni presión para ser fijado.5

COCA COLA

El caso clásico que siempre causa curiosidad: el farmacéutico John S. Pemberton buscaba crear un jarabe contra los problemas digestivos, una bebida hecha a base de sirope de vino y extracto de coca. En un primer momento solo vendía 9 vasos al día. Sin embargo, su efecto estimulante, unido a la implantación de la Ley Seca en Atlanta, llevó a que esta bebida fuera un éxito entre los consumidores. En 1899 firmó su primer contrato para embotellarla y distribuirla en todo el territorio estadounidense.6​​

4 https:// www.eleconomista.com.mx/arte- seideas/ 7-inventos-que-fueron-descubier- tos-por-error-20161117-0245.html

5   ídem

6 https: // www.elperiodico.com/es /econo- mia/20190109/estos-cinco-negocios-exito-na- cieron-error-casualidad-7235180


 


 

El valor de equivocarse

Por: Juan David Uribe​ Humanista dedicado al mundo empresarial, convencido del poder transformador del ser. 


¡Equivocarse! ¡Vaya palabra! Todos tenemos miedo a equivocarnos, sin embargo ¿qué sería del mundo si no nos equivocáramos? ¿Sin amores contrariados? ¿Sin inventos obsoletos? ¿Sin conocimientos olvidados? ¿Sin serendipias?

Hace muchos años aprendí que la literatura es una gran maestra de la administración, por eso he leído muchos más libros de literatura que de negocios, y ese camino me enseñó que los gerentes o presidentes olvidamos o desconocemos nuestra condición de seres humanos, y ese sí es un error que NO se debe cometer.

Todas las empresas, tanto las de servicios como las del sector real, tienen cinco activos: marcas, productos, equipos, recursos y gente. Los equipos y el recurso (dinero), se consiguen; las marcas y los productos, se crean; pero una empresa crece o fracasa por una razón: las decisiones que toma la gente (dicho en un sentido despectivo).

Debiera decir: por las decisiones que toman las personaslos seres humanos. Ahí está la clave.

Aunque nos acostumbramos a escuchar sobre el valor de la permanencia de las organizaciones, lo paradójico es que parece ser que la gente dura más que las empresas. En Estados Unidos, el investigador de la Universidad de Dartmouth, Vijay Govindarajan, confirmó el declive en la esperanza de vida de las empresas: aquellas que salieron a bolsa antes de 1970 tenían un 92% de probabilidad de sobrevivir a su primer lustro, las que lo hicieron entre 2000 y 2009 tenían solo un 63% de posibilidades. Mientras la esperanza de vida de las personas, en promedio, aumentó, según Naciones Unidas. En indicadores globales, una ​​​persona nacida en 1960, tenía una esperanza de vida de 52.5 años. Hoy en día, la media es de 72 años. «Se estima que la esperanza de vida al nacer aumentará a 77,1 años en 2050»7

Entonces, volvamos a pensar ¿qué es lo clave de Emilia, José, Elisa, Francisco… las personas?

¡Pensamos! Este homo sapiens, que pertenece al orden de los primates, se diferencia de las otras 500 de su especie fundamentalmente por eso, porque piensa y por lo tanto decide, actúa, acierta y se equivoca.

Como diría Ramón Bayés «la persona es el viaje, cada viaje es distinto, somos únicos, no tenemos doble, si no lo hacemos quedará por hacerse por toda la eternidad… la vida es búsqueda, la vida es camino… lo importante es que el viaje sea consciente». En esa conciencia es donde están los errores, las equivocaciones que como empresario cometí. Y valió la pena.

Por más de 10 años fui gerente general de Avon, en ese momento la compañía de venta más grande del mundo y la marca de cosméticos más vendida. Después, en Argos, fui gerente de mercadeo, vicepresidente comercial, vicepresidente regional para Colombia. Más adelante, presidente de Situm... En fin, miembro de muchas juntas directivas, y aún sigo trabajando, soy gerente de Lebon y de Ellipse y todo esto a pesar —o gracias— a que estudié filosofía, literatura y cultura latinoamericana.

¿Acerté en las decisiones que tomé en mis trabajos? ¡Sin duda! ¿Me equivoqué en las decisiones? ¡Sin duda! ¿Me volvería a equivocar? ¡Sin duda! Básicamente por una razón, porque cada día el mundo de los negocios es más impredecible, más competido. Porque al final quedamos las personas, los recuerdos, las historias, los viajes. Creo que hay que tomar decisiones riesgosas, que puedan ser equivocadas pero que estén inspiradas en desafiar lo existente, hay que tener el valor de pensar distinto. No podemos olvidar que, como diría Ebiru Nauj, «la curiosidad es la madre del conocimiento y la pereza la madre del progreso», y «el que no se equivoca no aprende y el que no aprende, siempre se equivoca».

Volvería entonces a confiar en las personas, volvería a contratar jóvenes muy jóvenes, y a contratar «cincuentones»; volvería, en las Juntas, a citar a Borges y a Don Quijote, a Platón y a Kant; volvería a lanzar al mercado productos sin «mucho futuro»; volvería a nombrar ingenieros mecánicos en recursos humanos y a ingenieros de producción en ventas, a desafiar lo convencional. Volvería a no tener ni facebook, ni twitter, ni instagram, ni…

Volvería a hacer lo impensado, lo asombroso, lo riesgoso, no tendría miedo —o mejor— no me daría miedo tener miedo, me volvería a equivocar. Es que el que no se equivoca no aprende y ¿para qué la vida sin aprendizaje? ¿Qué clase

de viaje sería ese? Uno que no valdría la pena ni como empresario ni como ser humano.

Bertrand Russel decía «estamos en el mundo para dos cosas: ampliar el conocimiento y ampliar el amor». Para esto no hay límites, y sin equivocarnos creo que no es posible. ¿Estaré equivocado?

 

https://www.un.org/es/global-issues/population

PARA SEGUIR CONVERSANDO​

Ya caminamos un rato por el error, ahora hablemos del valor que representa cuestionar lo que todo el mundo considera exitoso,

o atreverse a mejorar lo perfecto ¿lo has hecho? ¿con qué resultados?​​

 

Escuela del error