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4.

Somos sensibles

Podríamos señalar que la sensibilidad es un viaje al interior. Es aquella facultad que nos conecta con el mundo sutil y profundo que escapa a las apariencias... es mirar más allá de lo obvio. La sensibilidad es, por tanto, una maestra: invita a comprender de manera más atenta el mundo, a expresarnos creativamente, explorar nuestra propia identidad y cuestionar lo que nos rodea.

En esta historia, un colectivo de creadores eafitenses nos interpe​
la, desde el arte, con una investigación denominada Viejos signos, nuevas rotaciones. Se trata, en parte, de una metacuraduría que aborda, con sensibilidad, la poesía experimental y el arte contemporáneo en América Latina. Además, conoceremos la historia de Luisa Montoya, estudiante del pregrado en Literatura, quien nos habla sobre el vínculo que existe entre la literatura y la sensibilidad.​



Manuela Espinal e Isabel Castaño


 
No basta. Es bueno que sepamos, por fin, que el talento no es suficiente. Nos han dicho que es un milagro. Y sí. Pero, ¿qué tal si a la mano del artista, a su sudor, a la lágrima iracunda, al esfuerzo, a la musa, a lo innato, le faltara el toque de alguien más? Que de pronto nos revelaran que el don no es sino la materia prima y que, luego, vienen el martillo y la lima. Que nacer con algo no es sino la muestra de que toda repartición es injusta. ¿Qué nos quedaría de la fantasía, del cuento del elegido? Quizá nada. Pero algo nacería: un oficio, el del carpintero, el del editor.
Conocemos historias poderosas y amargas como la de Gordon Lish, el editor que hizo de Raymond Carver el mejor cuentista estadounidense de nuestro tiempo. Un escritor con una prosa poderosa y desbordada, cruel. El que narró sus dolores amorosos, su adicción al alcohol y sus culpas como padre, y a quien (quizá) no habríamos leído como leímos si no hubiese sido adoptado por un editor tenaz y despiadado como Lish. El hombre que supo tomar la podadora y pulir, limpiar la prosa del talentoso, del fértil.
Aunque esta es una de las historias en las que el editor brilla, no siempre su labor es la del cruel. A veces basta con que tenga el ojo sensible, la mirada ​




​ordenada. Basta con que sepa detectar el brillo, el talento.
En el proyecto de investigación Viejos signos, nuevas rotaciones hay algo de esto. En cabeza del profesor Efrén Giraldo, un equipo de más de 30 personas se ha dedicado, desde 2019, a recopilar piezas artísticas para hacer de ellas un conjunto. Bajo la pregunta de cuál es la relación de la poesía con el arte contemporáneo se han encontrado con piezas que trascienden el papel y se convierten en movimiento, oralidad y performance.
Así como otras que les han revelado preguntas que en otro tiempo nadie se imaginaría: ¿qué de refrescante y temible tiene la creación artística de la inteligencia artificial? Así mismo, han aprendido que la relación entre las dos disciplinas es cualquier cosa menos nueva: la palabra y el mito, la poesía y aquella forma de buscarnos un origen lógico son más cercanas de lo que parecen.
​ Pero, como cualquier trabajo artístico, esta investigación no debía quedarse en el simple aprendizaje para el grupo.​
 
¿Qué han hecho con sus hallazgos?

De alguna manera el principal objetivo de este grupo de investigación puede parecer la difusión de los trabajos de artistas, nuevos o experimentados, que reclaman un espacio en la escena de la ciudad. Ahora mismo el grupo tiene una exposición homónima en el museo de la Universidad de Antioquia en la que, con alrededor de 100 piezas, mues - tran desde el poder político de la poesía hasta su relación y realización en el cuerpo humano, ¿cómo convertir la palabra en algo tridimensional y vivo?

Sin embargo, sus intenciones tienen también que ver con la demostración de que la creación no ocurre únicamente en las disciplinas artísticas. Aunque esta exposición fue dirigida principal - mente por los profesores Efrén Giraldo y Fernando Mora, quienes tienen aficiones literarias, entre los 30 integrantes del grupo hay per - sonas de muchas otras disciplinas: historiadores, filósofos, maestros, científicos; profesionales cercanos a la investigación que encuentran en esta propuesta una forma de crear desde la academia.

El profesor Giraldo describe lo que ocurre en el grupo así: “Por estar en el mundo universitario la tendencia es trabajar con procesos investigativos convencionales. Pero, como aquí estamos hablando de arte, debemos enfrentarnos a crear objetos, exposiciones, a diseñar experiencias. Eso cambia nuestra aproximación a la investigación y desmiente un poco la idea de que la creación es solo para la literatura o la música… en realidad los académicos y científicos también pue - den dirigir procesos creativos”.

Efrén reconoce a los curadores como “meta-artistas”, seres que pueden ver todo desde arriba y mover solo las piezas nece - sarias para que aquello que ya es talento, brille y se convierta en obra. “No produzco arte, pero mi papel tiene que ver con crear espacios para que los artistas hagan obras”, dice.

El trabajo de los profesores Mora y Giraldo ha sido el de despertar en otros la sensibilidad del creador. Una pulsación que puede parecer innata, pero que necesita del empujón de otros. En este caso, a los profesores se les unieron María Alejandra Arcila, estudiante del doctorado en Humanida - des de EAFIT; y Gisela Covelly, estudiante del pregrado en Historia de la Universidad de Antioquia.

Dice Giraldo: “Uno construye con el artista con respeto, pero de manera frontal. El curador, en ciertos casos más que en otros, termina siendo un participante más, un crea - dor más de las obras”​

 




En el texto El Hombre que Reescribía a Carver, el italiano Alessandro Baricco indaga sobre la relación del escritor y su editor, Gordon Lish. Allí podemos ver cómo este segundo o, en este punto, el curador puede crear a partir de la obra de otro: ​

Ahora bien, la curiosidad no es la de entender si es más bello el cuento tal como lo escribió Carver o como salió de la tijera de Gordon Lish. Lo interesante es descubrir, bajo las correcciones, el mundo original de Carver. Es como llevar a la luz un cuadro sobre el cual alguien ha pintado después otra cosa. Usas un solvente y descubres mundos ocultos. Una vez empezado es difícil detenerse”.


Dejarse atravesar por la sensibilidad ​

Conversamos con Luisa Montoya, estudiante del pregrado en Literatura, sobre el vínculo que existe entre la literatura y la sensibilidad al momento de la escritura, diálogo acompañado por su creación "Estómago”

​Dejarse atravesar por la sensibilidad por Luisa Montoya: ​​
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Conoce la exposición​
Viejos signos, nuevas rotaciones
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