Entre recetas y algoritmos:
¿de la cocina a la programación hay un solo paso?
Santiago Villegas, un noder que se atrevió a dar el paso
Estefanía Roncancio y Daniel Saldarriaga
¿Algoritmo o receta? En esa disyuntiva el único cambio es material, pues si bien la primera se sirve de datos y la segunda de ingredientes, las dos comparten una misma premisa: dividir el problema para abordarlo desde distintas tareas. Ambas siguen una secuencia de pasos.
En la vida de Santiago estos pasos se dan en tandas de a seis, así transita el mundo. Seis meses estuvo de entrevista en entrevista buscando práctica como chef. Al final, terminó en un laboratorio, donde conoció los ritmos del aguacate, experimentó con métodos de conservación y hasta logró saborizar la espirulina (quién la haya probado aplaudirá esta hazaña).
Otros seis meses pasó cocinando para Jungla, un café con problemas de identidad. Ofrecía almuerzos, pero solo los vecinos sabían, era semi pizzería, semi crepería, semi límbico. Una mezcla de un poquito de esto con un poquito de lo otro. Y Santiago era su Mowgli, perdido él también en su propia jungla. Antes de aceptar que su gusto por la cocina podría servirle de oficio, estudió por un tiempo Arquitectura y por otro Ingeniería de Materiales. Ahora no creería que lo esperaban sus últimos seis meses como chef dentro de una pizzería.
Mezcle, amase, estire, esparza, sume ingredientes, hornee, saque pizzas y repita. La mirada de Santiago se espolvorea y en el ir y venir maratónico implosiona, tendido en el suelo se reconoce harto de la cocina. Y reconocerlo fue el primer paso para forjarse otro camino. Inició por su cuenta con cursos online de programación, sin embargo, confiesa, extrañaba el factor humano, el contacto con los demás, la empatía de quienes se enfrentan al mismo horizonte, un espacio dónde poder preguntar y construir experiencias. A su preparación le hacía falta un ingrediente clave. Un amigo le dijo que lo encontraría en EAFIT y fue así cómo Santiago conoció a Nodo.