No se podía emitir una sentencia sobre un hecho pasado, pero lo que sí se podía hacer era ayudar a evitar que más personas pasaran por lo mismo. Fue así como la Corte Constitucional ordenó a todos los colegios e instituciones educativas modificar sus manuales de convivencia, contar con rutas de acción para atender a las personas transexuales y darle cabida al lenguaje inclusivo dentro de sus dinámicas. El de José Manuel no era el primer caso, pero se sentó un importante precedente para seguir avanzando hacia una sociedad más justa, equitativa e incluyente.
El grupo de Sexualidad Diversa de la Escuela de Derecho, que opera desde el Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación de la Universidad, fue quien lo acompañó y asesoró durante todo este “proceso creativo de justicia”. Sí, suena raro, pero en el derecho, como en cualquier otra disciplina, se necesita de un proceso de creación que, en palabras de Carlos Julio Arango Benjumea, uno de los gestores del grupo y profesor de la Escuela de Derecho, comienza desde el momento en que las personas acuden a ellos.
“Muchas de estas personas llegan a nosotros como última medida, después de tocar muchas puertas y acudir a otras esferas donde no fueron escuchadas o atendidas sino, por el contrario, discriminadas. Nuestra labor de diseñar y crear justicia empieza desde ese primer contacto, cuando se sienten escuchadas, cuando les preguntamos cómo prefieren ser tratadas o cuáles son sus pronombres, cuando les creemos. Ahí empieza la transformación tangible”, menciona el eafitense.
Y desde allí se despliegan otros posibles escenarios y rutas de acción para continuar con el proceso porque, así como en la medicina, en la que cada organismo es diferente, en temas de justicia y diversidad sexual cada caso requiere de un diseño de estrategias de litigio particular que no siempre implica una tutela, sino también otras alternativas como el diálogo, la conciliación, el derecho de petición, ejercicios pedagógicos o, simplemente, una solicitud formal ante determinada entidad, entre muchas otras.
“Y si hay que acudir al aparato estatal, también los acompañamos en ese camino y ante todas las instancias que haya que acudir, apelar o pedir revisión. Y cuando por fin tienen en sus manos una respuesta y ven que sus derechos han sido reconocidos -con carácter de obligatoriedad-, confirmamos que no solo se trata de crear normas sustantivas, sino realidades que tocan y transforman vidas.