Un Silencio nos ha habitado por años,
oculto bajo la tierra,
creciendo poco a poco,
cubriendo lo que está enterrado.
En su tránsito subterráneo
impregna de veneno raíces y flores.
A veces emerge de noche
Se lo ve rendido, quieto,
con la secreta esperanza
de salir a la luz del día.
Algunas mañanas juega con los niños al pie de la montaña.
Por las tardes, se adentra en las ciudades,
conversa con las ratas de las alcantarillas
y se ahoga en la profundo de caños malolientes.
De noche en nuestra casa susurra a veces al oído:
¿Dónde están?
Este Silencio nos ha habitado por años
emerge en rostros, nombres, historias;
brota desde debajo de la tierra
y cada día mira al cielo, impasible,
esperando ser hallado.