Si eres nuevo en esto de las cocas, prepárate para calentar unas tres veces el almuerzo. Primer intento: abres, presionas un botón al azar, miras fijamente el reloj para evitar que suene el timbre del final –y que todos se volteen a verte– y, finalmente, te das cuenta de que tu almuerzo sigue frio.
Segundo intento: repites los pasos en el microondas de al lado –este como que sí calienta– pero termina siendo como las clases de Teams –“Profe, sí se oye”– en las que escuchabas borroso y era más fácil oír los cantos de los vendedores ambulantes. Es decir, el segundo tampoco fue.
Por último, te paras frente a los microondas, juegas triki mental, aplicas probabilidades y te decides por el último, de izquierda a derecha, en la fila de abajo –ese siempre sirve–. Repites por tercera vez y, ahora sí, al fin, un almuerzo rico, caliente y que tendrás que comerte en cinco minutos porque te llevaste la mitad del tiempo intentando calentarlo.
El calentamiento de cocas es un reto para valientes. Pronto, el 4 y el 5 se volverán tus números favoritos. No te estreses, no estás solo; los que compran pasan por retos similares –como atravesar la cafetería con la bandeja sin tropezar ni caer–. En fin, entre la cafetería y uno de los juegos del calamar, no hay diferencia. No te preocupes, lo único que importa es no terminar siendo un meme.