Bibiana Andrea Moná
Colaboradora
GiraldoIncorporar en la pedagogía universitaria el enfoque de aprendizaje basado en competencias, de modo que se logre cualificar aún más la formación académica desde el saber-hacer, pero también se apunte a un modelo de desarrollo sostenible en el que se generen nuevas formas de movilizar los recursos, es la propuesta de Magalys Ruiz Iglesias, doctora en Ciencias Pedagógicas, profesora visitante de EAFIT y líder del Centro de Internacionalización de Competencias Educativas y Profesionales (Cicep), en México, quien se encuentra en la Universidad para acompañar la revisión y redefinición de sus currículos con el modelo de competencias.
En Colombia el concepto de competencia es visto como un saber-hacer en contexto, entendido como un saber actuar, tomar decisiones en una situación imprevista y resolver circunstancias cotidianas para aportar algo que tenga valor para la sociedad.
¿Qué significa el currículo con enfoque en competencias?
Lo menos importante es el nombre, pues sobre esto hay una discusión constante con seguidores y detractores. Por eso, lo esencial es entender que el proceso formativo se convierte en un cúmulo de información que va dejando algo para la vida y que de algo debe servir lo que se aprende.
No quiere decir que todo eso que se aprende no se necesite para aprobar créditos en la Universidad, para ser exitoso en la profesión, para pasar las materias. Pero, al final, ese conocimiento es el reflejo de lo que sucede durante el proceso formativo o después de que este ha culminado.
Algunos le llaman competencias, otros lo nombran como enfoque de resultados. Lo vital es comprender que ese resultado no tiene que ver con que el alumno memorice todo lo que ve en clase, sino que pueda recordar, vivir la experiencia y usar lo aprendido para resolver problemas de la vida. A eso le llamamos aprendizaje por competencias.
¿Cómo entienden otras naciones este concepto?, ¿cómo está América en este camino?
En Finlandia hablan de estandarización desde el punto de vista integral. Ellos lo ven como un consenso en el que es necesario ver qué debe hacer el alumno para que su futuro no dependa del maestro, sino de lo que aprende en clase.
En Finlandia hablan de estandarización desde el punto de vista integral. Ellos lo ven como un consenso en el que es necesario ver qué debe hacer el alumno para que su futuro no dependa del maestro, sino de lo que aprende en clase.
Argentina, que en su momento se vio muy afectada por el neoliberalismo, habla de capacidades integradoras o de aprendizajes en contexto, donde lo importante es constatar si la propuesta pedagógica representa una evolución en torno a cómo se aprende.
Los demás países de América Latina están abordando el tema, pero tienen muchas falencias en materia de fundamentación. Aún falta comprensión sobre este asunto, al que le han hecho tantas interpretaciones que lo han alejado del enfoque.
En Colombia el concepto de competencia es visto como un saber-hacer en contexto, entendido como un saber actuar, tomar decisiones en una situación imprevista y resolver circunstancias cotidianas para aportar algo que tenga valor para la sociedad.
En ese sentido, siento que Colombia tiene mucho que aportar, pues es un país casi inexplorado que necesita, desde este punto de vista, una buena guía y muchos investigadores. También debe fortalecer las competencias de liderazgo pedagógico, que es lo que garantiza que la gente aprenda desde lo cognitivo y lo formativo.
En Colombia el concepto de competencia es visto como un saber-hacer en contexto, entendido como un saber actuar, tomar decisiones en una situación imprevista y resolver circunstancias cotidianas para aportar algo que tenga valor para la sociedad.
¿Qué se logra cuando se implementa el enfoque de currículos basados en competencias?
La esencia de las competencias va más allá del nombre. Las competencias son los objetivos, pero entendiéndolos en términos de resultados, y estos no son simplemente tener un saber, sino poder discernir qué hacer con este: saber actuar y movilizar lo que se aprende para poderlo usar más allá de la escuela.
Esto ya nos lleva a pensar en un modo diferente de actuación en el aula, porque un saber hacer es lo que llaman movilizar los recursos y aquí pongo el ejemplo de un albañil y un ingeniero civil que se encuentran en México. El primero muy empírico y el segundo graduado con reconocimientos en una universidad de Houston, con excelentes calificaciones en habilidades y aptitudes. Un día, cuando el profesional llegó a trabajar por primera vez a la empresa, el albañil le dijo: —Ingeniero, no le ponga tanto cemento a ese muro que se parte. Y él le contestó: —Yo soy experto en estructura. Pasados 15 días la pared se partió y el albañil dijo lo que tanto les molesta a muchos: —Se lo dije ingeniero, pero usted no me hizo caso.
Eso quiere decir que en el tema de la actuación por competencias tienes que prepararte para hacer, de lo contrario no vas a saber cómo afrontar situaciones que no estén estipuladas en el pensum o en la lista de contenidos de una asignatura, pues la escuela y la universidad son un espacio formal para el aprendizaje, pero la vida te sigue sorprendiendo.
“La escuela y la universidad son un espacio formal para el aprendizaje, pero la vida te sigue sorprendiendo,” Magalys Ruiz.
¿Por qué las instituciones educativas le están apostando a este tema?
Muchas instituciones educativas solo lo ven como un asunto de poner orden. Los organismos multilaterales también recomiendan incorporar este enfoque de aprendizaje por competencias porque el modelo que hemos tenido hasta ahora se quedó obsoleto, pues ha sido usado por la humanidad por más de 20 años y está enfocado en la explotación de los recursos naturales.
Esos recursos se están agotando y todo esto tiene que ver con un modelo de desarrollo que está centrado en preparar a la gente para explotar la naturaleza, pero ya estamos llegando al momento en el que empieza a escasear todo, y llega el desespero y el caos.
Por eso, hay que buscar otro modelo de desarrollo, uno que le otorgue a la gente la capacidad de vivir con eso que tiene y convertirlo en algo mejor según las necesidades. Ya no se trata de preparar profesionales para que exploten los recursos naturales, sino de activar en ellos capacidades para que generen soluciones de manera sostenible.
Ser competente es tener recursos, habilidades, aptitudes, experiencias de internet, aprendizajes de vida, y saber cómo movilizarlos en situaciones diversas para poder crear e inventar.
Esto sugiere preparar para la empleabilidad, que es la capacidad para adquirir un empleo o generarlo, pues la tecnología sustituye al hombre: hoy una máquina sustituye a cientos de personas.
El llamado que están escuchando las instituciones educativas hoy es el de la innovación. Necesitamos que nuestros profesionales sean competentes para crear y no para ser consumidores de información y, para eso, el sistema educativo actual, que tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo económico, social y político, no puede estar de espalda a esa necesidad.
Esto sin dejar de valorar la tradición, es decir, hay que apreciar el saber que enseña a pensar, a crear; a tener pensamiento comprensivo, crítico y científico. Pero, así como se debe reconocer lo bueno que se tiene, es importante identificar qué es lo que hay que cambiar.
“El llamado que están escuchando las instituciones educativas hoy es el de la innovación. Necesitamos que nuestros profesionales sean competentes para crear y no para ser consumidores de información,” Magalys Ruiz.
¿Cómo se implementa el enfoque de currículos basados en competencias?
Primero es importante anotar que la excelencia es un sello, es hacer las cosas de la mejor forma posible para que todo lo que se haga sea de calidad. En ese sentido, se requiere, en primera instancia, un proceso de innovación curricular participativo, socializado y cooperativo.
Cuando esto está listo, lo que sigue es organizar estructuralmente las diferentes unidades institucionales que influyen de manera directa en el proceso de aprendizaje y conformar con estas un comité que tome las decisiones, que revise el currículo y las estructuras docentes, que mida la calidad, que contribuya en la definición de los perfiles profesionales, que establezca las rutas de los planes de estudio, que genere indicadores, entre otras funciones.
Además, es importante la socialización de estos cambios con las diversas áreas de la organización y preparar a todos aquellos involucrados en esa evaluación de aprendizajes orientada a desempeños competentes. Por último, es necesaria una evaluación de lo que haya significado ese cambio, pues esta es la joya de la corona.
¿Qué papel juegan los estudiantes en este tema?
Es imposible ser autónomos de un momento para otro. Cuando una institución exige a sus estudiantes autonomía, tiene también que responsabilizarse de cómo los prepara para serlo. Se trata de educar al alumno para regularse, para que entre en procesos metacognitivos y, ¿cómo enseñamos a la gente a entrar en esa autonomía? Mediante una práctica guiada.
Esa práctica requiere de cinco pilares: favorecer el acceso y la comprensión de la información dada en clase; enriquecerla con el trabajo en equipo y la discusión; globalizarla, llevándola a otros escenarios; y hacer una elaboración constructiva de nueva información para, en últimas, usar el conocimiento.
Esos son los cinco objetivos de un maestro facilitador para que el alumno aprenda a ser autónomo y a actuar confiando en sus capacidades. También, el estudiante deberá trabajar su ser cognitivo y socioafectivo (desde el autoconocimiento); y su pensamiento comprensivo, crítico, anticipatorio y creativo.
Con todo lo anterior se fortalece la virtud que no es más que los valores en acción, el hacer cosas sistemáticas en forma de hábito y, para esto, el colectivo de docentes y la comunidad universitaria en general deben llevarlos allí y fomentar esta forma de aprendizaje.
Se trata es de que el alumno tenga la capacidad de pensar, de resolver problemas, de comunicarse, de proponer soluciones.
Foto: Róbinson Henao
¿Qué recomendaciones les da a aquellas instituciones colombianas que están empezando a ver el tema de las competencias como una oportunidad para su futuro?
Pienso que debe existir un espacio de concertación, de sensibilización, de familiarización con el tema, antes que nada, para que haya suma de voluntades para el cambio. La claridad con la que se enfoque esta transformación es determinante para que la comunidad universitaria se involucre de manera efectiva. Luego, viene el diseño de los currículos basados en competencias, apoyado institucionalmente de modo que sea posible la creación de procesos participativos en función de ese interés común. Finalmente, vendrá la implementación y la evaluación.
De otro lado, la educación necesita acciones capacitadoras sencillas, de manera que se pueda lograr la comprensión de la gente y las personas comprenden cuando son capaces de explicar algo, de ejemplificarlo, de aplicarlo, de fundamentarlo e investigarlo. Y esas acciones también deben activar las capacidades de co-creación.
Por último, el mensaje es que no se puede ser competente si no se tiene conocimiento ni aptitud. Pero, aún si se tienen, la clave está en saber desempeñarse haciendo uso de estas. Ahí demuestras tus competencias.
EAFIT enfoca sus esfuerzos en este modelo
La Institución tiene claro que debe asegurar el cumplimiento de la promesa que le plantea a los estudiantes cuando inician su vida académica. Por eso, EAFIT busca revisar y redefinir sus currículos con el modelo de competencias, pues según Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Formación Integral, no solo se trata de cumplir con los requisitos que exige el Ministerio de Educación Nacional en esta materia, sino de incluir en los procesos eafitenses un modelo de gran acierto y conveniencia para asegurar el aprendizaje de los alumnos. “Además, permite hacer observable y medible el seguimiento a cada estudiante en su área de estudio y en los demás elementos de formación integral”.