El edificio no existía entonces. Tampoco estaba la Biblioteca. Eran terrenos amplios o espacios de parqueadero. Las primeras clases fueron en el sótano del antiguo bloque de Idiomas, que ya no existe. Su lado era el izquierdo, con cuatro salones. Era una combinación extraña: ellos tocando piano y los otros tratando de hablar inglés.
La idea de crear el Departamento de Música de EAFIT llegó en 1997. Después, todo fue muy rápido, tanto que este 2018 celebran 20 años, y tanto que en enero de 1998 ya estaban empezando el primer semestre.
El maestro Andrés Posada Saldarriaga, profesor de composición y teoría, y uno de los fundadores del Departamento, recuerda que era una época en la que no había suficientes espacios académicos en la ciudad para aquellos que querían estudiar Música. Estaba la Universidad de Antioquia, que tenía entonces muchos problemas y la Universidad Adventista, muy relacionada con sus temas religiosos. Era, precisa Fernando Gil Araque, jefe del Departamento de Música, un tiempo en el cual la formación musical era muy limitada en la ciudad. Existía licenciatura, formación de instrumentistas, pero nada más: no composición, no jazz, no dirección, no percusión. Y eso hizo parte del caldo de cultivo para que llegara la música a EAFIT.
Hilda María Olaya Estefan, hoy directora ejecutiva de la Orquesta Sinfónica EAFIT, le lanzó la idea al entonces rector Juan Felipe Gaviria Gutiérrez: qué tal tener Música en la Universidad.
Es decir, en palabras del maestro Posada, “hacer en EAFIT, quién creyera, el primer programa de Música en una universidad privada”. La buena noticia es que había iniciado la Escuela de Humanidades, así que no iba a estar perdida entre las finanzas y la administración. Como eso fue una simple conversación, ella recuerda que el Rector le dijo que presentara un proyecto serio para poder discutirlo y luego llevarlo a los trámites. Hilda se sentó con la maestra Cecilia Espinosa Arango, directora de la Orquesta Sinfónica EAFIT, y cuando ya se creció llamaron a Gustavo Yepes y a Andrés Posada.
Cecilia, también coordinadora del área de dirección, se devuelve en el tiempo: Hilda le dijo que estaba con esa idea de un pregrado en Música y, después de la cita con el Rector, se pusieron a trabajar en el preproyecto. Necesitaban más acompañamiento y llamaron a los demás. Fue una carrera vertiginosa, dice: el primero de octubre ya estaba vinculada a la Universidad, y eso que apenas en mayo empezaron a trabajar en ese plan que Andrés todavía guarda: la tapa de ese libro gordo es amarilla, arriba dice Programa académico de música, elaborado por los cuatro ya nombrados, con la colaboración en EAFIT de Alberto Jaramillo Jaramillo, hoy director de la Oficina de Direccionamiento Estratégico; Helmuth Trefz, jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas; Francisco Javier Correa, coordinador del Departamento de Proyectos; Imelda Ramírez, jefa de Promoción Cultural; y John Jairo Pino, de Costos y Presupuesto. Al final, la fecha: Medellín, agosto de 1997.
Eran unos 10 alumnos, quizá 12. No lo recuerdan muy bien y el número cambia de uno a otro. La directora de la Orquesta señala que se presentaron 30, 13 pasaron y los demás estuvieron en nivelatorio.
En la justificación escribieron: “En Colombia existen cerca de 22 programas universitarios (o similares) de música, que cubren la mayoría de las áreas y variados instrumentos, pero es menor aún el número de los de educación básica o preparatoria. La realidad es que la gran mayoría de nuestras sinfónicas y grupos de alguna calidad están conformados en buena parte por extranjeros, especialmente en sus puestos de mayor responsabilidad. Este fenómeno viene ocurriendo más o menos desde hace 25 años y, al parecer, los programas mencionados hacen poco por modificar la situación de carencia de profesionales de calidad a nivel internacional (…)”.
“En resumen, es hora de que la ciudad de Medellín cuente con una alternativa verdaderamente profesional y con claras intenciones y perspectivas de excelencia que, a nivel universitario, esté en capacidad de proveer a la ciudad y al país con músicos de formación cualificada, que puedan desempeñarse bien y acceder a posgrados en cualquier parte del mundo”. Y siguen dos páginas más. Lo demás son los objetivos, a quién va dirigido el programa, perfil del egresado, la descripción general y todo lo que tiene un proyecto, como los ciclos académicos, las áreas y el programa.
Según este documento, el primer semestre fue así: bienestar universitario, introducción a la música, instrumento o énfasis específico nivel I, teoría de la música nivel I, entrenamiento auditivo y solfeo nivel I, piano o instrumento complementario, práctica instrumental o vocal, cultura lingüística y básica electiva. Total de créditos: 26.
Hace 20 años tenían solo el pregrado, y ya son mucho más grandes: dos años después se formó la Orquesta Sinfónica EAFIT, hace 10 años se creó la maestría en Música y el área de Jazz.
Y sonaron...
Era el primer semestre de 2018 y ahí estaban empezando. Cecilia Espinosa fue la primera jefa del pregrado. Andrés, que era profesor, comenta que iniciaron con guitarra y con pianos, muy pocos instrumentos. No se acuerda bien, ninguno se acuerda bien, pero quizá la primera clase fue una de literatura sinfónica.
Eran muy pequeños. De eso también se acuerda Fernando Gil: muy poquitos profesores, así que, y ahí coincide la maestra Cecilia, eran toderos. Eso sí, precisa él, la enseñanza personalizada estuvo desde el principio, siempre trabajando con el estudiante. Eso sí, precisa ella, querían un programa que tuviera un estándar internacional, con alta calidad e, inicialmente, diferente a lo que ya existía. Pensaron en composición y en dirección.
Eran unos 10 alumnos, quizá 12. No lo recuerdan muy bien y el número cambia de uno a otro. La directora de la Orquesta señala que se presentaron 30, 13 pasaron y los demás estuvieron en nivelatorio. En cambio, la cifra 20 años después es exacta: 190 estudiantes de pregrado, 35 de posgrado y 30 de nivelatorio. Se han graduado 260 en el pregrado y 152 en la maestría.
El edificio de Música vino un año después de esa primera vez. Quizá por el hecho de creer en el programa, y por considerar la necesidad de tener un espacio adecuado, con las especificaciones técnicas, instrumentos nuevos y aulas insonorizadas requeridas.
Cuando estaban haciendo el proyecto, recuerda Andrés, pensaron en el espacio. “Nos vinimos a caminar por la Universidad, y esto tenía solo el auditorio, esto era muy grande. Habíamos salido de reunión como a las 10:00 de la mañana, y yo la visualicé y me la imaginé en esta manga, al lado del auditorio, aquí conectados. Yo venía con Imelda y llamamos al Rector y nos dijo, devuélvanse. Así era él. Le contamos la idea, todos emocionados. Esa misma tarde se estaba reuniendo con el arquitecto Raúl Bernal. Yo creo que Juan Felipe quería darle cimiento a esa idea, asegurarla en un edificio para que los demás estamentos de la Universidad lo entendieran y empezáramos pisando firme”.
Un pregrado como el de EAFIT hizo que los demás se pellizcaran, porque la competencia sana, es importante, y ayuda a elevar el nivel de los demás.
Eso también ayudó a que todo fuera tan rápido. Una revolución dentro de la Universidad, lo llama él.
Crecer en 20 años
La visión del Departamento no ha cambiado en este tiempo, indica Fernando Gil. Pero la formación sí se ha transformado. “La visión es formar un músico profesional, que sea competitivo en el ámbito nacional e internacional, que tenga una excelencia académica. Ese rumbo no lo hemos perdido, solo que hay que pensar en los retos que tiene el músico contemporáneo: que hable una segunda lengua y que tenga conocimientos de gestión, pues es necesario involucrarlo en la reforma pedagógica que viene. Es pensar el nuevo músico que vamos a formar”.
Hace 20 años tenían solo el pregrado, y ya son mucho más grandes: dos años después se formó la Orquesta Sinfónica EAFIT, hace 10 años se creó la maestría en Música y el área de Jazz. El Departamento tiene varias cosas, las lista el jefe del departamento: los estudios nivelatorios, cursos de educación continua para niños desde dos años hasta adultos de 80. Está el grupo de investigación Estudios Musicales, que tiene seis líneas de énfasis y está avalado por Colciencias. Además, hay conjuntos estables, como el coro y la Banda del Departamento de Música, la orquesta de estudiantes, el ensamble de música contemporánea Periscopio, el coro del pregrado y del nivelatorio, ensambles residentes, los coros de la maestra Cecilia (Arcadia y Tonos Humanos), y el de música antigua del profesor Gustavo Yepes, así como la orquesta de cuerdas Jaibaná Camerata. Eso por nombrar algunos.
“Se ha construido en estos 20 años un andamiaje académico que permite que el Departamento sea visible en el ámbito nacional e internacional –continúa Fernando Gil–. Es un Departamento muy ágil y con mucha actividad, como los profesores invitados. No pasa semana en que no tengamos un docente invitado, bien sea para una clase maestra, un concierto o una conferencia”.
Mirar en retrospectiva es saber que esa primera semilla de 1997 fue una gran idea. Para el maestro Andrés no es solo ver cómo ha crecido el Departamento, sino cómo ha contribuido a la evolución de la vida musical en la ciudad. Ahora hay egresados que están haciendo sus carreras fuera del país y otros, por ejemplo, son profesores en diferentes proyectos en Colombia y en la ciudad. Para Fernando, un pregrado como el de EAFIT hizo que los demás se pellizcaran, porque la competencia sana, dice, es importante, y ayuda a elevar el nivel de los demás. Eso pasó. Eso sonó.
La celebración
Estos son los eventos para festejar por los 20 años del Departamento de Música de EAFIT:
- 23 de agosto. Concierto inaugural.
- 24 de agosto. Concierto del área de Jazz 10 años.
- 25 de agosto. Encuentro de egresados.
- 27 de agosto. Concierto de Ensambles Estudiantes.
- 27 de agosto. Actus Dúo y León Giraldo.
- 28 de agosto. Ensamble de Violas y Percanto.
- 29 de agosto. Concierto con la maestra Blanca Uribe.
- 30 de agosto. Concierto con estudiantes del Área de Guitarra.
- 30 de agosto. Concierto de Ensambles Residentes.
- 31 de agosto. Concierto de área de Jazz.
Recordar en primera persona
Andrés Gómez Bravo. Estudiante de la primera promoción. Hoy profesor en el pregrado y coordinador del área de piano.
“Yo conocía a Cecilia Espinosa, que armó el programa, por un coro en el que yo cantaba y ella dirigía. En ese momento yo estaba estudiando Medicina y ella estaba en el Instituto Diego Echavarría, y me empecé a interesar por la música otra vez, profesionalmente. Me gustó la seriedad de la maestra, para mí el punto de venta del pregrado fue ella y que estaba en EAFIT. Estaba absolutamente seguro de que la cosa iba a ir bien. Dejé la Medicina por la Música y no me he arrepentido. La decisión no fue difícil. Cuando EAFIT empezó era un pregrado muy pequeño, solo dos grupos, estábamos en el bloque de Idiomas, en cuatro salones. El profesorado era muy bueno, todavía estaba en proyecto la Biblioteca y el bloque de Música, y uno ya veía el potencial del programa, muy organizado. Luego construyeron el edificio, con especificaciones muy buenas, instrumentos, renovaciones y todavía sigue en esa vertiente. Ahora como profesor llevo unos 10 años, veo que siempre ha habido un instrumento nuevo, la planta docente está creciendo en número y calidad. Para mí fue una experiencia extraña, porque pasé de leer tal capítulo de ortopedia a ver clase de literatura sinfónica. Creo que la primera clase fue entrenamiento auditivo con Andrés Posada”.
Carlos Andrés Botero. Estudiante de la primera promoción. Director asistente y embajador musical de la Sinfónica de Houston. Dirigirá el concierto de celebración de los 20 años.
“Tuve la oportunidad de estudiar en uno de los pocos colegios donde también enseñaban Música, el Diego Echavarría, así que tenía cierto bagaje, y a pesar de que me aceptaron en Ingeniería y en la Universidad de Antioquia, y pensaba en Derecho y Medicina –tenía muchas inquietudes profesionales–, la música debía hacerla cuando estaba joven. Los mismos profesores del colegio terminaron fundando el Departamento de Música de EAFIT. No fue difícil elegirla, yo les tenía confianza. Me parecía la mejor oferta con los profes que había. Además, hubo una coincidencia, obtuve el mejor puntaje en los Icfes para estudiar con una beca. Era un reto muy grande. Éramos siete. Recuerdo que ni el edificio de música que está tan actualizado ni la Biblioteca estaban en pie. Esa es mi memoria. Tengo la sensación de ser pionero. Vimos crecer el edificio, pasar de un parqueadero hasta convertirlo en lo que es. Yo toqué en el primer concierto de la Sinfónica de EAFIT. Luego estuve de asistente, dos o tres años, hasta cuando decidí retomar mis estudios en el exterior”.