En un escenario ideal, los niños de cero a cinco años —una edad decisiva en su desarrollo físico, emocional e intelectual— deberían crecer en un entorno familiar y social sano, afectivo y respetuoso, en el que se les garanticen todos los derechos, contemplados en los estatutos nacionales e internacionales.
No obstante, y específicamente para el caso de Medellín, parte de esta población es víctima del maltrato, el abuso sexual y la violencia, y está expuesta a condiciones de vulnerabilidad que, si bien se han contrarrestado a través de diversos programas, liderados tanto desde el sector público como del privado, aún están latentes.
Así lo demuestra el Informe ¿Cómo va la Primera Infancia en Medellín?, presentado en diciembre de 2017, en el que se incluyen datos comparativos con Bogotá y Cali, por tratarse de ciudades con características similares a las de la capital antioqueña, en cuanto al nivel de desarrollo socioeconómico y capacidades institucionales, en cuyo caso el periodo de análisis es 2014-2016, dando continuidad al primer informe de seguimiento de la Fundación Corona y sus aliados, realizado en 2013.
De acuerdo con Piedad Patricia Restrepo Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos, y autora del informe, el criterio con el que se determinaron los indicadores de calidad de vida de la primera infancia, que fueron evaluados en esta investigación, se basó en una perspectiva de derechos, y con un enfoque de gestión por resultados, tal como lo establece la Política Pública de Primera Infancia del país De Cero a Siempre, promulgada en la Ley 1804 de 2016.
Esta investigación, según Paula Andrea Hernández Montoya, profesional senior de Medellín Cómo Vamos, y también autora del informe, se desarrolló durante 2017 pero, entre 2014 y 2015, se había efectuado un primer informe sobre la primera infancia en las principales ciudades del país por parte de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos, en alianza con Fundación Corona, Equidad para la Infancia y la Pontificia Universidad Javeriana.
“De allí se retoma gran parte de la metodología, y se realiza este informe exclusivamente para Medellín, en un periodo más amplio. En 2018 se proseguirá, en alianza entre Medellín Cómo Vamos y Fundación Éxito, para dar cuenta de la evolución del desarrollo integral de la primera infancia en 2017 en la ciudad”, opina Hernández.
Vulnerabilidad
En el informe se puede observar que, en la ciudad, la población menor de seis años se ha mantenido relativamente estable entre 2009 y 2016, y corresponde a 176.000 niños, mientras que la población vulnerable ha descendido a partir de 2013, pues, en 2009, la primera infancia vulnerable representaba el 70 por ciento del total de la población, en 2013 bajó al 66 y, desde entonces, se ha reducido año tras año, hasta llegar a un 59 por ciento en 2016, es decir, a un total de 102.966 niños.
En Colombia esa condición de pobreza y vulnerabilidad se establece por medio del Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Sisbén), un índice de estándar de vida, que abarca aspectos como educación, salud, vivienda y vulnerabilidad.
De otro lado, el informe da cuenta de las desigualdades socioeconómicas de Medellín, arrojadas por índices como el de Gini o el Multidimensional de Condiciones de Vida (IMCV) que, a 2016, mostraba una diferencia de 30,7 puntos, en una escala de cero a 100, entre la comuna de mejores condiciones de vida (El Poblado), frente a la de menores condiciones de vida (Popular).
En comparación con Bogotá y Cali, en el análisis se infiere que el nivel de vulnerabilidad de la primera infancia de Medellín es mayor, hasta 2016, con un 58,6 por ciento de su población menor de seis años registrada en el Sisbén (103.103 niños y niñas), cifra que, en Bogotá, fue del 25 por ciento (181.514), y en Cali del 25,6 (54.165).
“Estas diferencias muestran que Medellín enfrenta un desafío mucho mayor en comparación con ciudades como Bogotá y Cali, pues debe atender con políticas sociales una porción mayor de su población y, en particular, ofrecerles a los niños y las niñas las mismas oportunidades de desarrollo integral”, se advierte en el informe.
En ese sentido, la Directora de Medellín Cómo Vamos asegura que la ciudad requiere mayores esfuerzos institucionales y financieros para brindar atención integral a su primera infancia, principalmente la que enfrenta condiciones de vulnerabilidad y pobreza.
“Medellín entendió, hace tiempo, el enorme reto que enfrentaba, y decidió idear un programa pionero en el país que, bajo un enfoque de atención integral, se focalizara en la población más vulnerable”, apunta Restrepo.
“Buscamos que el padre de familia sea el primer agente educativo transformador, y que se comprometa con una crianza respetuosa, para que el desarrollo del niño sea efectivo”, Camila Gaviria Barreneche, directora técnica del Programa Buen Comienzo.
Buen Comienzo
Dentro de los avances y esfuerzos de la ciudad para mejorar las condiciones de vida de los niños de Medellín, Piedad Restrepo hace referencia al programa Buen Comienzo, que inició en 2004 con un alcance limitado y, en 2008, se planteó un avance significativo en términos tanto cuantitativos como cualitativos.
“Así, entre 2009 y 2011, mostró un crecimiento importante, logrando en ese último año la mayor cifra de atención. Para el periodo completo de análisis se tiene que, en 2009, la atención a la población vulnerable alcanzó un 26 por ciento y, a 2016, era de casi 70 por ciento (69,2)”, precisa.
Camila Gaviria Barreneche, directora técnica del Programa Buen Comienzo, expresa que, a través de esa iniciativa, se busca acompañar a las familias en un desarrollo integral, diverso e incluyente, con el fin de generar diferentes espacios para la población de madres gestantes y lactantes, y niños hasta los cinco años de edad, independientemente del estrato socioeconómico, con una cobertura durante el año de cerca de 80.000 niños.
“El reto más importante es fortalecer la atención integral y lograr la articulación, tanto pública como privada, para mejorar los procesos. En cuanto a condiciones de vulnerabilidad, sabemos que nuestra ciudad continúa con diversas situaciones de esta índole, y nosotros estamos, como programa, para activar esa lucha y acompañar a la ciudadanía”, afirma Gaviria.
Por otro lado, plantea que, en la categoría de educación inicial, en el informe se deduce la importancia de mantener los días de atención, en promedio, sin disminuir las fechas vacacionales, debido a que, en administraciones anteriores, el programa comenzaba en febrero y terminaba en noviembre, lo que reducía durante varios días su cobertura.
“El efecto de la reducción de días efectivos de atención repercute en aspectos relacionados con la nutrición de los niños y niñas en situación de riesgo y, en general, la no prestación del servicio integral para la población que enfrenta mayores riesgos o amenazas frente al cumplimiento cabal de sus derechos”, sostiene Hernández.
Para Gaviria, el aporte de los datos arrojados por el informe de Medellín Cómo Vamos, en la construcción de políticas públicas y acciones en torno a la primera infancia, tiene que ver con la posibilidad de medir el impacto del proceso de educación inicial y atención integral; determinar la articulación entre el sector público y el privado, y las necesidades de cobertura en la educación inicial desde Buen Comienzo, además de tener una línea base para comparar a través del tiempo.
“La primera infancia de Medellín cuenta con una cobertura universal en materia de controles prenatales y atención institucional del parto. En cuanto a la vacunación, las coberturas son altas para las primeras dosis, que deben aplicarse hasta los 12 meses de edad”, Paula Andrea Hernández Montoya, profesional senior de Medellín Cómo Vamos.
Contra la desnutición
En el informe se aborda la nutrición a partir de indicadores como bajo peso al nacer; la prevalencia de desnutrición aguda, crónica y global; la proporción de niños en riesgo de sufrir desnutrición aguda, crónica y global, y la prevalencia de anemia.
Este documento señala que, en Medellín, la desnutrición crónica (estatura baja para la edad, que implica la carencia de los nutrientes necesarios por un período prolongado, y genera mayores riesgos para el desarrollo físico e intelectual) es la de mayor prevalencia en los niños de cero a seis años, aunque se pasó de 6638 niños con desnutrición crónica, en 2011, a 4509, en 2016.
“En cuanto a la desnutrición, es positiva la tendencia de descenso que presenta, entre 2012 y 2016, la prevalencia de los tres tipos de esta: aguda, global y crónica, y la anemia. Además, un logro importante es que, desde 2013, en Medellín no se producen muertes por desnutrición en los niños menores de cinco años”, explica Restrepo.
Pese a lo anterior, Hernández manifiesta que, en 2015 y 2016, se presentó un deterioro en esas condiciones percibidas frente a los años 2013 y 2014, al aumentar el porcentaje de niños que enfrentaron carencias alimentarias, de acuerdo con el reporte en sus hogares.
Uno de los actores que trabaja para contrarrestar la desnutrición infantil es la Fundación Éxito, una entidad sin ánimo de lucro, creada en 1982, cuyo enfoque en la nutrición infantil responde a lo vital que es para el ser humano empezar la vida con las bases necesarias para el desarrollo. Fue así como, en 2017, benefició a 16.038 niños, tanto en los programas de nutrición como de oferta complementaria.
“La primera infancia de Medellín cuenta con una cobertura universal en materia de controles prenatales y atención institucional del parto. En cuanto a la vacunación, las coberturas son altas para las primeras dosis, que deben aplicarse hasta los 12 meses de edad”, Paula Andrea Hernández Montoya, profesional senior de Medellín Cómo Vamos.
“La nutrición, cuando se da en las condiciones óptimas, es el motor que impulsa y favorece el crecimiento. En 2013, el Grupo Éxito se planteó una forma de aportar a la equidad y el progreso de Colombia, a través de la gestión de la Fundación Éxito. Así, con la motivación por el bienestar de los niños de hoy y el de las generaciones futuras, nace la causa nacional Gen Cero: primera generación con cero desnutrición crónica en Colombia para 2030”, expone Manuela Dumit Mejía, analista de inversión social de la Fundación Éxito.
En sus palabras, la atención de la Fundación Éxito se enfoca en dos líneas: nutrición en los primeros mil días de vida: complementación alimentaria y promoción de lactancia materna; y oferta complementaria: estimulación musical en primera infancia, promoción de lectura infantil y cualificación de prácticas de agentes educativos en primera infancia.
“En Medellín nuestro principal reto es continuar como voceros de los niños, de sus derechos y necesidades. A esto responde nuestra vocación de interlocutores con diferentes sectores, y nuestra presencia activa en observatorios como el de Medellín Cómo Vamos, que nos permite sentar nuestra voz con conocimiento y sensibilidad para que, en la ciudad, ningún niño sufra desnutrición crónica, y cuente con las condiciones óptimas para crecer sano, desde el momento de su gestación y parto”, concluye Dumit.
“En comparación con Bogotá y Cali, Medellín presenta un nivel de vulnerabilidad mayor en su primera infancia, doblando la cifra de ambas ciudades en 2016”, Piedad Patricia Restrepo Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos.
Retos
En el tema del acceso a la educación inicial, Paula Andrea Hernández Montoya comenta que, en el periodo 2008–2016, las coberturas neta y bruta de esta aumentaron de manera importante, conforme con el crecimiento de la cobertura del programa Buen Comienzo. Sin embargo, se observó una reducción a partir de 2014.
Algunos de los datos más preocupantes del informe, que se dieron a conocer en el aparte de Ambientes seguros y protegidos, tienen que ver con que un 12 por ciento de los padres de familia encuestados hace uso de la violencia física como pauta de crianza (6 por ciento con golpes y 6 por ciento con empujones), lo que significa una vulneración de los derechos de los niños.
En relación con la violencia ejercida contra los niños menores de seis años se puede ver que, para el periodo 2011–2016, los casos de homicidios en Medellín tuvieron un promedio cercano a tres por año, siendo 2016 el más crítico, con cinco casos registrados, mientras que, en el tema de denuncias por delitos sexuales, el promedio anual de casos reportados fue de 236.
“También empeoró la situación en cuanto al número de casos reportados de restablecimiento de derechos, pero, en relación con Bogotá y Cali, Medellín presentó el menor número”, menciona Piedad.
Por otra parte, con base en los resultados del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), en la dimensión de barreras de acceso a la primera infancia, en 2015 y 2016 se presentó un porcentaje más alto de hogares con niños en primera infancia con esta privación, mientras que las condiciones de habitabilidad de los menores de seis años en situación de vulnerabilidad en la ciudad demuestran que casi uno de cada diez niños en Medellín habita viviendas con precariedades, tal como refiere Restrepo.
“En general, el reporte de la información de las condiciones de la primera infancia por comunas y corregimientos evidencia dónde están las mayores carencias, y su correlación con las menores condiciones de vida de la población en los territorios. Es allí donde se deberán focalizar los mayores esfuerzos para llegar, de un lado, a la población no atendida, y cualificar aún más la atención brindada, acorde con las principales carencias de los niños en la ciudad”.
Para esto, la directiva cree que será fundamental fortalecer la articulación de las entidades públicas responsables de la atención, y promover la corresponsabilidad de todos los actores clave, con el objetivo de propiciar, de manera permanente, entornos protectores y promotores del desarrollo integral de la primera infancia.
Impacto del informe
En opinión de Piedad Patricia Restrepo Restrepo, directora de Medellín Cómo Vamos, la Administración Municipal ha respondido de manera favorable al informe, y ha destinado más recursos al programa Buen Comienzo para aumentar los días de atención efectivos en el año 2017, así como los niños atendidos, en ese año.
“Se tienen varias estrategias, para 2018, que buscan dar respuesta a los desafíos identificados en el análisis. Por ejemplo, se tiene planeada una Comisión Intersectorial nacional en la ciudad, al estilo de la Cipi (Comisión Intersectorial para la Primera Infancia), que permita un trabajo más adecuado para atender los desafíos del desarrollo integral de los niños menores de seis años”, resalta.