Sandra Valencia Arenas
Centro de Egresados de EAFIT
La líder que encontró el equilibrio entre trabajo y familia
María Cristina Arrastía Uribe, Categoría Empresarios
La administradora de negocios María Cristina Arrastía Uribe inició su carrera profesional como analista de crédito en Bancafé. En 1991, y luego de su paso por el Banco de Colombia —en la fusión BIC y Banco de Colombia— ingresó a Bancolombia como subgerenta de la mesa de dinero, cargo que ocupó durante tres años.
Posteriormente, se desempeñó como gerenta regional de la banca corporativa en Antioquia y como gerenta regional de la banca de personas y Pymes del departamento. Presidenta de Sufi, vicepresidenta de Inmobiliaria y consumo especializado, y vicepresidenta corporativa de banca personas y pymes son cargos que hacen parte de su vida profesional y que la han llevado a asumir de forma reciente el reto de ser la vicepresidenta de Negocios de Bancolombia.
Es integrante de varias juntas directivas de empresas, entre las que se encuentra Tuya S.A., Puntos Colombia, Banagrícola, BAM en Guatemala, Bancolombia Panamá y Puerto Rico, y Leasing Bancolombia.
Agradecer, ser cercana con las personas y reconocer siempre en el otro sus valores son principios que le fueron inculcados a María Cristina por sus padres, quienes representan para ella una fuente de inspiración.
Y es que es esta exhortación la que se traduce en la forma en la que esta eafitense establece su relación con las personas que han hecho parte o que en la actualidad pertenecen a sus equipos de trabajo, pues para ella contar con su compañía y sus conocimientos es vital para poder responder así a los retos que se asumen en los diferentes momentos de la vida.
Su esposo y sus hijos reconocen en ella un liderazgo que denominan como auténtico, libre de egos y de pretensiones, ese que hace que, a diario, busque el bien para todos y que invite a valorar y a capitalizar las capacidades que posee cada una de las personas, ya que, según lo expresa su familia, para ella no existen seres humanos con más o menos capacidades, sino un determinado nivel de desarrollo o de experticia en cada uno.
Para María Cristina, en paralelo con su recorrido profesional y con las diversas estrategias que ha liderado desde sus diferentes roles ha transcurrido su vida personal, siendo su hogar “su motor principal de vida”, fundamental para alcanzar ese equilibrio entre el ser y el hacer, la persona y el profesional.
“En cada etapa de la vida siempre estamos aprendiendo, desarrollando competencias y habilidades que nos permiten ser mejores personas, pero también mejores líderes. Al final del camino, lo más lindo es poder ver cómo quienes con los que tú construyes crecen cada día y crecen a tu lado”, dice.
Foto: Róbinson Henao
Un emprendedor con vocación de ayudar a otros
Darío Solórzano, Categoría Emprendedores
Darío Solórzano Marín es egresado de Ingeniería de Sistemas y durante dos años fue docente de la Universidad. Su vida laboral comenzó en la coordinación de informática de la compañía de aviación SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín), y cinco años después llegó a ser vicepresidente administrativo de la misma empresa. Fue gerente general de Softland y vicepresidente de planeación y tecnología en Conconcreto S.A.
En la actualidad es vicepresidente del Cluster TIC en Medellín, integrante desde hace 15 años de la Junta Directiva de la Fundación Carla Cristina, y presidente y CEO del Holding Intergrupo, una multinacional líder en Colombia y en la región andina dedicada a implantar soluciones integrales de IT, al utilizar tecnologías informáticas de punta y modelos de prestación de servicios orientados al
outsourcing.
La acción de emprender llegó a la vida de Darío Solórzano después de haberse desempeñado en diferentes cargos en empresas familiares, pequeñas y grandes, lugares donde obtuvo la experiencia de ser empleado, la misma que capitalizaría para hacer más poderosa la idea que hoy 23 años después lo llena de satisfacción y alegría.
En su momento, hace más de dos décadas, cuando apenas la palabra internet —su significado y su funcionalidad— comenzaba a escucharse y conocerse, aquella experiencia y el deseo de desarrollar un proyecto que le permitiera poner al servicio de la sociedad esas capacidades y fortalezas propias de su formación como ingeniero —así como lo aprendido en su recorrido profesional— convergieron para darle vida a Intergrupo.
Fue así como desarrollar e implementar el uso del correo interno empresarial, primer producto de la compañía, sería la manera de iniciar un camino que ha traído consigo la generación de nuevas y diversas opciones tecnológicas. Así mismo, se convirtió en el espacio para materializar su propósito de propender por el fortalecimiento del trabajo en equipo, el liderazgo y el crecimiento de las organizaciones.
Y es que lograr transformar las personas a través de su compañía es la mayor satisfacción para este emprendedor. De hecho, la gratitud y el querer retribuir por las oportunidades que ha recibido hace parte de su filosofía de vida. Para él, las personas que integran su equipo de trabajo tienen la posiblidad, a través de sus diferentes talentos, de hacer que quienes acuden a sus servicios hagan realidad y cumplan con los objetivos que desde el punto de vista tecnológico se han trazado.
Consejos, acompañamiento y un compromiso de ayudar a empresas en etapa naciente o a aquellas existentes que han identificado oportunidades de mejora es una labor que hace parte de sus días. Ayudar a otros emprendedores lo califica como una “oportunidad de oro”, lo que va ligado al reconocimiento que hace del talento local, ese que caracteriza a los colombianos, el mismo que califica como extraordinario, aquel que es capaz de hacer la diferencia, ese que motiva a ser responsable, disciplinado e innovador.
Foto: Róbinson Henao
Nacho escribe sobre ‘hombros’ de montañas
Ignacio Piedrahíta Arroyave, Categoría Cultura, arte y deporte
Ignacio Piedrahíta Arroyave es egresado del pregrado en Geología. Mientras trabajaba en EAFIT como asistente de investigación publicó, en 1999, su primer libro,
La caligrafía del basilisco. Más tarde escribió la novela Un mar, finalista en el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura y ganadora de la V Convocatoria de Becas de Creación de Medellín. En 2011 le dio vida a su libro
Al oído de la cordillera.
Sus cuentos han sido publicados en las revistas
Universidad de Antioquia, Odradek y Hueso Húmero, del Perú, y han aparecido en antologías como
Señales de ruta y
El corazón habitado-Últimos cuentos de amor en Colombia. Actualmente es colaborador de la Revista
Universidad de Antioquia y el periódico
Universo Centro.
Lo vivido en una inmersión de campo en La Pintada (Antioquia), de la mano de los profesores, sabios y creadores de este pregrado, fue suficiente para que confirmara que había sido acertada su elección de estudiar Geología en EAFIT y que estaba en el lugar que quería estar, ese en el que podría cumplir sus deseos de llegar a otros lugares del país y conocer sus paisajes, abordados ya desde una mirada científica.
Con lo que no contaba Ignacio es que fue en el transcurrir de su pregrado cuando descubrió otra de sus pasiones. Fue entonces cuando la escritura empezó a formar parte de la vida del entonces geólogo en formación. A medida que iba avanzando en su pregrado fue incrementándose también su amor por las letras, y aquello que algunos podrían considerar un pasatiempo se había convertido para Ignacio en un asunto primordial en su vida.
¿Dónde finalizan o dónde comienzan estas hermosas montañas que rodean el Valle de Aburrá? Esta fue la pregunta que Ignacio se planteó tanto desde lo geológico como desde lo literario, y la que estaba dispuesto a responderse en su caminar por las montañas de Suramérica, por las montañas de los Andes.
Estar en medio de la majestuosidad de estos paisajes fue determinante para decidirse a iniciar su formación como escritor. Y efectivamente así lo hizo, de la mano del poeta y narrador Elkin Restrepo, quien para ese momento era el director de la Revista
Universidad de Antioquia, siendo él quien los motivó, a él y a otros jóvenes de la misma escuela, a participar en las ediciones de la revista, que se convirtió en un compromiso infaltable y que poco a poco se fue convirtiendo en el escenario donde afloraría el tema de la geología.
Para Ignacio este proceso se daba de manera natural, literatura y geología, una combinación un tanto escasa. Narrar sucesos reales acudiendo a la literatura se convirtió en su pasión. Así, para este escritor, quien se atrevió a vivir su profesión de otra manera y para quien su capacidad de sorprenderse y de admiración de la belleza de la naturaleza son inagotables, la geología está llena de metáforas que enseñan a narrar al ser humano.
Foto: Róbinson Henao
EAFIT, la casa académica de este ingeniero
Andrés Mauricio Villegas Ramírez, Categoría Ciencia, tecnología e investigación
Andrés Mauricio Villegas Ramírez hizo parte de la primera cohorte del pregrado en Ingeniería Matemática y tuvo su primer acercamiento a la ciencia actuarial durante su período de práctica en la empresa Suramericana. Realizó una maestría en Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes y posteriormente, tras dedicarse al análisis de riesgo, tuvo la posibilidad de realizar un doctorado en Ciencias Actuariales en la Cass Business School en Londres, donde se enfocó en el estudio de la mortalidad y el riesgo de la longevidad.
Andrés es profesor de la Escuela de Riesgos y Actuaria de la Universidad Nueva Gales del Sur en Sídney (Australia), e investigador asociado del Centro de Excelencia en Investigación para el Envejecimiento Poblacional (Cepal).
Su pasión por las matemáticas y el deseo de llevar a la práctica las diversas aplicaciones de esta ciencia fueron elementos determinantes para que eligiera formarse como ingeniero matemático y apostarle así a una nueva propuesta educativa en la Universidad.
Las asignaturas de su pregrado orientadas a la investigación y el haberse dedicado durante su periodo de práctica a estudiar cómo era la mortalidad de los pensionados, sumado a los cuatro años posteriores que estuvo vinculado a Suramericana, fueron determinantes en la vida de alguien para quien proyectar la longevidad hace parte de su día a día y de su propósito de generar conocimiento que aporte a la solución de problemas, toda vez que reconoce que cada acción o decisión que se tome en lo académico y profesional, o el más abstracto de los modelos matemáticos, siempre generará un impacto en alguien.
Desde pequeño su familia identificó en él esa “súper poderosa actitud” que lo ha orientado a salirse del esquema, a alcanzar el logro y a hacer las cosas que se propone, llevándolas todas a término, sin importar cuánto sea el tiempo invertido, el esfuerzo que este represente o incluso los “no es posible” que encuentre en el camino.
La clave, dice, está en no tener complejos, en creer en uno mismo y en trabajar duro. Es que la pregunta es, ¿qué más iba a salir de un profesor universitario y de una madre que pasó toda la vida en una aseguradora, acompañado de un hermano que es un referente para él?
Andrés, quien tiene la experiencia de vivir en otras latitudes y de conocer personas de otras nacionalidades, es un convencido de lo excepcionales que son las capacidades de los colombianos, y del poder transformador de la educación y el impacto positivo que trae consigo retribuirle a la sociedad las oportunidades recibidas y el privilegio de contar con educación, una educación como la recibida en cada uno de los espacios físicos, académicos, deportivos y culturales que ofrece su alma máter, a la que, con cariño, denomina como su casa académica a la que siempre querrá volver.
Foto: Róbinson Henao La respuesta está en lo social
Catalina Escobar Bravo, Categoría Educación, solidaridad y responsabilidad social
Catalina Escobar Bravo es egresada de Ingeniería Mecánica. Por seis años trabajó en el Banco Mundial gestionando proyectos relacionados con internet, colaboración y el intercambio de conocimientos. Fundó y lideró, en compañía de dos socios en 2006, a Makaia, una organización que ha servido a miles de empresas, proyectos sociales y personas en América Latina. En 2017 pasó a ser la directora de Estrategia de la misma organización con el propósito de diseñar las acciones de sostenibilidad de largo plazo. Actualmente es líder de la sociedad civil y emprendedora social con 19 años de experiencia en el desarrollo digital, la cooperación internacional y el sector social.
Cuando Catalina responde aquella pregunta que frecuentemente recibe y que hace referencia a cómo una ingeniera mecánica decide trabajar en el sector social, es inevitable acudir a la memoria y pensar en el camino recorrido después de haber obtenido su título profesional.
El coraje, la determinación y el querer emprender acciones diferentes y de manera original la llevó a elegir una carrera que, en su momento, era poco convencional para las mujeres; lo que también la motivó a decidir hacer su práctica profesional fuera del país, a cruzar fronteras en búsqueda de oportunidades educativas y de desarrollo profesional, y a creer férreamente en los beneficios del sector social.
Para Catalina siempre estuvo claro su deseo de ayudar a las personas, el agrado que sentía por la tecnología y el sentimiento de comodidad que le brindaba moverse en un ámbito internacional. Pero fue su labor como integrante de aquella unidad de negocio del Banco Mundial —que se encargaba de pensar cómo internet y la tecnología iban a transformar las personas y los negocios, es decir, tecnología para el desarrollo— la que le indicó la forma de combinar todos estos elementos. Trabajar en un entorno internacional, ayudando a las personas con tecnología, se convirtió entonces en su proyecto de vida.
Lo social como carrera es para Catalina uno de sus grandes aprendizajes. Antes pensaba que los temas de estas características eran un complemento a lo que cada persona hace, pero desde aquel entonces es una convencida de que lo social es su opción de vida, en lo personal y en lo profesional.
Al pensar en su formación como ingeniera y en su labor en Makaia, afirma que todos los días aplica los conocimientos adquiridos en su carrera, pero de una manera diferente. Un tanto filosófica describe su vida como un engranaje que va conectando elementos. El conectar ideas, personas, proyectos, su forma de pensar, crear, de abordar un problema o solución, su capacidad lógica y su pensamiento crítico son muestra de esto
Foto: Róbinson Henao
Ingeniera eafitense, más que cualquier cosa
Claudia María Urrea Giraldo, Categoría Eafitenses en el exterior
Claudia María Urrea Giraldo es egresada del pregrado en Ingeniería de Sistemas. Su trayectoria laboral la llevó a trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo como consultora en el sector educativo.
Desde 1994 es investigadora científica de Massachusetts Institute of Technology (MIT) y desde ahí ha trabajado en diferentes iniciativas, como el grupo de trabajo sobre el futuro de la educación, las políticas de educación en línea y el Grupo de acción pK-12. Además, ha ayudado a múltiples gobiernos y a agencias no gubernamentales como el SEED para empoderar y apoyar a escuelas y comunidades de estudiantes a evolucionar los métodos de enseñanza tradicionales a entornos de aprendizaje progresivo.
Es fundadora de un campamento Steam, que se enfoca en el aprendizaje para estudiantes y maestros de escuelas intermedias en Hong Kong. Actualmente se desempeña como Senior Associate Director for pK-12 at the the Abdul Latif Jameel World Education Lab (J-WEL).
Construir cometas, crear globos, participar con sus proyectos en las ferias de la ciencia que se realizaban en el colegio, disfrutar haciendo un diseño, alegrarse cuando este se hacía realidad y ver en funcionamiento las creaciones que construía en compañía de su padre son para Claudia elementos que explican su deseo de formarse como ingeniera, pero, sobre todo, señala que esta etapa le dejó la enseñanza de que es posible soñar y que podría lograr todo aquello que se propusiera.
Ingeniera eafitense, “más que cualquier cosa”. Así es como se define esta egresada, quien recuerda cómo pertenecer a proyectos de investigación liderados por la entonces Línea de Informática Educativa de la Universidad le sirvió para encontrar su norte profesional, siendo su participación en un convenio de intercambio existente en ese entonces entre EAFIT y el MIT lo que definiría su futuro.
Claudia —ya sensibilizada por los temas de la educación y conservando esa inquietud que desde niña la había caracterizado al encontrar un espacio en el que veía cómo armoniosamente se encontraban la tecnología y la educación— decidió, sin pensarlo, que este sería el lugar en el que continuaría desarrollando proyectos que trascienden fronteras dando respuesta a problemáticas y al reto de mejorar la calidad de la educación.
Contribuir a la formación de las futuras generaciones que ayuden a resolver las diferentes problemáticas que enfrenta la sociedad, tales como la escasez de agua y de comida, el cambio climático, la contaminación o la sobrepoblación y el tema de acceso a la educación por parte de los niños y niñas en el mundo es lo que motiva el quehacer de esta carismática eafitense.