Sebastián Aguirre Eastman
Colaborador
Para quienes no tienen los recursos para desplazarse en avión, entrar y salir del municipio de La Macarena, en el departamento del Meta, hacia ciudades principales como Cali o Medellín, demanda entre uno y dos días de desplazamiento, y eso cuando la suerte acompaña al viajero. Distante 225 kilómetros de Villavicencio (capital del departamento), y ubicado en el pie de la sierra de La Macarena, cerca de Caño Cristales, la mayoría de las veces toca recurrir, en el mismo viaje, a múltiples sistemas de transporte: un bus, un carro, una moto o hasta una lancha.
Cada salida de su municipio era una nueva esperanza para Porfirio Trujillo. Su objetivo era conseguir una beca y poder estudiar para ayudarle a su familia. Pero al regreso, casi siempre, todo terminaba en lo mismo: una nueva búsqueda. A Cali fue para presentar las pruebas Saber. Quería estar en los primeros lugares para optar por una beca de las que entrega el Gobierno a los mejores puntajes, pero no le alcanzó. A Medellín vino a presentar el examen de admisión en una universidad pública. Consiguió el cupo, pero no la ayuda económica.
Pero no se rindió. Y la tercera fue la vencida. A comienzos de 2019 se enteró de la Beca Fundadores que ofrecía EAFIT a quienes estaban interesados en cursar el nuevo pregrado en Ingeniería Agronómica. Y pasó. Lo llamaron un viernes, recuerda. Las clases comenzaron el lunes.
De esta forma, terminaban dos años de espera, soñando con que llegara este momento. “Sentí una emoción gigante. Era una ayuda muy grande, mi familia no contaba con los recursos económicos”. Hoy, a sus 21 años, este habitante de la vereda El Carmen transita por el segundo semestre de su carrera, con la que espera, como profesional, retribuirles a sus padres y a su región los esfuerzos hechos durante toda su vida en La Macarena.
Un compromiso con la educación
Historias como las de Porfirio abundan en la actualidad en EAFIT, una institución que desde su fundación en 1960 le ha apostado a un componente de inclusión social en su propósito misional, pero con un énfasis mayor desde hace más de tres décadas para permitirles a estudiantes de todas las condiciones socioeconómicas poder acceder a una educación de calidad y sin barreras de ningún tipo.
“El hecho de que la Universidad se haya hecho mucho más incluyente, en términos de la diversidad de públicos que recibe, ha enriquecido a la Institución, por un lado; pero también a los públicos tradicionales e indiscutiblemente a quienes se han visto beneficiados con ayudas económicas para poder estudiar. Esto nos brinda una cosmovisión más amplia. Es decir, refleja la sociedad y refleja la diversidad de la misma. Es que compartir con personas de todos los estratos socioeconómicos obligatoriamente conduce a una mayor sensibilidad y a una mejor comprensión del país y de su entorno”, dice Paula Andrea Arango Gutiérrez, vicerrectora de Sostenibilidad y Proyección Social de EAFIT.
Además, agrega la directiva, en el caso de los alumnos becados se han beneficiado ellos y su entorno familiar, y esto les permite el ascenso en la escala socioeconómica. “La Universidad, con este tema, ha desarrollado también una empatía con las necesidades de la sociedad”, reafirma.
A lo dicho por la Vicerrectora se suma Paola Gaviria Meléndez, jefa del Departamento de Desarrollo Estudiantil de EAFIT, para quien el propósito esencial de esta iniciativa es promover la excelencia académica, reconocer la participación en actividades extracurriculares, evitar la deserción estudiantil y propiciar la permanencia.
Los aliados, clave para brindar más oportunidades
Si bien EAFIT financia con recursos propios la totalidad de algunas de sus becas, hay otros apoyos que son ofrecidos en convenio con entidades externas, en las que se comparten porcentajes de recursos. María Clara Ceballos Arango, jefa del Centro de Filantropía de EAFIT, señala que esta dependencia fue creada en 2018, a través de la Dirección de Desarrollo Institucional y Egresados por decisión del Consejo Superior, con el propósito de captar más jóvenes talentosos, sin que fuese un obstáculo su capacidad económica, y de “promover la inclusión social y la equidad, para darles acceso a la educación superior”, lo anterior mediante la atracción de entidades aliadas que aportaran recursos que ampliaran ese alcance.
Tipos de becas en EAFIT
Becas por estímulo académico: ofrecidas directamente por EAFIT o bajo acuerdo con aliados estratégicos que se otorgan como reconocimiento a la excelencia académica de los estudiantes.
Becas por excelencia académica y dificultades económicas: La Universidad, por su responsabilidad social y compromiso con la educación de los jóvenes con excelencia académica y de escasos recursos económicos, otorga becas propias y en acuerdo con entidades externas para que los estudiantes puedan realizar sus estudios de pregrado en la institución.
Becas por participación en actividades extracurriculares: por méritos deportivos, de liderazgo y participación en grupos de expresión artística, que buscan hacer un justo reconocimiento al estudiante que haya tenido una participación activa y continua en estas actividades.
Becas para empleados y familiares: buscan promover la formación personal y profesional de los empleados de planta de la Institución y sus hijos, de manera que estos sean competentes tanto a nivel nacional como internacionalmente, y puedan participar y tomar decisiones en los diferentes procesos socio-culturales, políticos y económicos de su vida personal y comunitaria.
“El hecho de que la Universidad se haya hecho mucho más incluyente, en términos de la diversidad de públicos que recibe, ha enriquecido a la Institución, por un lado; pero también a los públicos tradicionales e indiscutiblemente a quienes se han visto beneficiados”, Paula Arango.
Con el Centro –que fue presentado a los públicos de interés en febrero de 2019 tras un primer año de diagnóstico, definición de las causas e iniciativas que se promoverían y el
entendimiento del quehacer filantrópico–, hay dos objetivos clave: fortalecer la cultura de la filantropía; y recaudar recursos que faciliten tanto el ingreso de esos jóvenes estudiantes talentosos a la Universidad como el apoyo de procesos investigativos con alto impacto social; y la ejecución de actividades culturales, artísticas, deportivas y de infraestructura.
“Nuestro valor fundamental, al igual que el de la Universidad, es la integridad. Así lo entendemos y por eso hacemos un manejo responsable de los recursos, siendo transparentes con los donantes y respetando su voluntad”, María Clara Ceballos.
“Históricamente hemos tenido el apoyo de grandes aliados, que trabajan en temas filantrópicos, como fundaciones y empresas que dentro de sus objetivos de responsabilidad social han definido la educación como un mecanismo para ejercer estas acciones”, explica María Clara. Los egresados son uno de los públicos más atractivos para el Centro, dada su relación con la Universidad, que les brinda un sentido de pertenencia que fortalece ese vínculo.
“Nuestro valor fundamental, al igual que el de la Universidad, es la integridad. Así lo entendemos y por eso hacemos un manejo responsable de los recursos, siendo transparentes con los donantes y respetando su voluntad. Ellos pueden seleccionar la causa a la que irá dirigida su donación, y nosotros velamos porque eso se cumpla”, cuenta la jefa del Centro de Filantropía. Un punto importante para destacar es que EAFIT integra el
Council for Advancement and Support of Education (Case), una entidad que promueve los derechos universales de los donantes y las buenas prácticas en estas acciones filantrópicas.
Dos casos de éxito
Una de las entidades aliadas de EAFIT para cumplir con este propósito es la Fundación Bancolombia. Su directora ejecutiva, Lina María Montoya Madrigal, da cuenta de una relación estrecha, que en los meses recientes se ha enfocado en el trabajo en pro del desarrollo del campo colombiano. El punto de encuentro fue el lanzamiento por parte de EAFIT, en 2019, del pregrado en Ingeniería Agronómica, con el fin de fortalecer la competitividad del tejido productivo agrícola mediante las nuevas tecnologías, con la educación como pilar fundamental.
“Cuando se lanzó el programa ayudamos a formular la Beca Fundadores, con un enfoque en jóvenes que habitaran en zonas rurales de todo el país. En el primer semestre apoyamos a cinco estudiantes que provenían de departamentos como Nariño, Caldas, Meta y algunos municipios de Antioquia. Nuestro objetivo es entregar 25 becas, cinco por semestre”, comenta Lina María. Otros proyectos conjuntos entre EAFIT y la Fundación Bancolombia han sido la ejecución de un proyecto de parque tecnológico para el Suroeste antioqueño, y un estudio sobre la biodiversidad de la región de Urabá, en unión con Corpourabá.
Por su parte, Lina Botero Ospina, directora ejecutiva de la Fundación Sofía Pérez de Soto, expresa que su entidad apoya becas en EAFIT dirigidas a estudiantes que habitan en estratos socioeconómicos 1, 2 y 3, pero también incluye a jóvenes de los niveles 4, 5 y 6 que, si bien viven en zonas no vulnerables, pueden no contar con los recursos económicos para acceder a la Institución.
“También tenemos una alianza en la Red de Liderazgo juvenil, proyecto dirigido a jóvenes de los grados octavo, noveno y décimo de los colegios, que lideran EAFIT y la Universidad de los Andes. En este les entregamos competencias a jóvenes de la ruralidad en temas de liderazgo personal, liderazgo comunitario y desarrollo de proyectos comunitarios a partir de ese liderazgo”, explica Botero. “Sin dudas, creemos que la educación es un escalón importante para promover el desarrollo económico y cultural del territorio”, cierra la directora de la Fundación Sofía Pérez de Soto.
Testimonios de un apoyo clave en sus carreras
Joaquín Andrés Urrego, beneficiario Beca con aporte de empleados
“Estudié Economía entre 2010 y 2014. La experiencia fue genial, creo que no pude escoger mejor Universidad y carrera. Me dio la posibilidad de ir a hacer el quinto semestre en la Universidad de los Andes en 2013, y me permitieron quedarme allá, con otra beca, pero preferí regresar a EAFIT, donde siempre me sentí bienvenido. Hice las prácticas en el Banco de la República en su sede de Cartagena. En la actualidad trabajo como consultor para el Banco Mundial y estoy haciendo un doctorado en Economía en Nueva York”.
Simón Villanueva Corrales, beneficiario de la Beca Andi
“Fue un cambio de vida bastante grande, poder estudiar en una de las mejores universidades de la región. Pasar de una familia en la que mis papás tuvieron que padecer hambre y solo les escuchaba historias de pobreza… Esa verraquera de ellos fue la que me motivó. Estudié Ingeniería de Procesos, me gradué en 2017. Hoy estoy haciendo una maestría en Ingeniería de tiempo completo”.