Jonathan Montoya Correa
Periodista del Área de Información y Prensa de EAFIT
Todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocer o cruzarse alguna vez en la vida con Bernard J. Hargadon Jr. (1927-2020) conservan alguna anécdota o momento especial que llevarán por siempre en sus corazones.
Armando Múnera, egresado de la primera promoción de Administración de Negocios y asistente de la primera clase que tuvo EAFIT (en ese entonces Escuela de Administración y Negocios —EAF—), lo destaca, no solo como un docente simpático, paciente y cordial, sino también como el padrino de su matrimonio y ese ávido deportista que viajaba, directamente desde Estados Unidos, para jugar algunos partidos de tenis con él en el Hotel Intercontinental.
Cecilia Isaza Avendaño, su exsecretaria en Medellín, menciona su pasión por el arte, por las óperas de Luciano Pavarotti, las exposiciones de arte, y por las bandas de rock como The Beattles y The Who.
Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT, señala que siempre era gratificante encontrar esos correos que le enviaba el docente, desde su casa en Carolina del Norte, para mostrarle las buenas noticias que hallaba en los diarios estadounidenses sobre la que consideraba su segunda patria, Colombia.
Y su hijo, Geoff Hargadon, lo recuerda como el trompetista, el maestro y el mentor de vida, el jugador apasionado del tenis y fanático del béisbol, el contador de historias, el hombre de negocios, el padre, el esposo, el abuelo y el amigo, y uno de los mejores entre los mejores.
Así como ellos, los estudiantes, empleados docentes y administrativos, egresados, directivos e integrantes del Consejo Superior de la Universidad lo llevarán siempre en la memoria como el primer profesor de EAFIT, ese máster en Contabilidad del Instituto Tecnológico Drexel en Filadelfia (hoy Universidad Drexel) que, el 17 de agosto de 1960, en el décimo piso del Banco Central Hipotecario, donde quedaban las oficinas de Incolda (centro de Medellín), ofreció la clase de principios de contabilidad con la que ligaría, por siempre, su historia a la de la Institución que ayudó a nacer.
Seis décadas transcurrieron desde esa primera clase y, desde entonces, Bernard J. Hargadon, o “Bernie”, como siempre lo llamaron sus familiares y allegados, se mantuvo cercano a EAFIT, a sus estudiantes y a la ciudad en la que vivió por ocho años antes de pasar a ocupar el cargo de presidente de McKesson International, en Panamá. “Incluso, cuando estaba allá, seguía viniendo con frecuencia a visitarnos. Recuerdo, por ejemplo, el día que apareció de sorpresa en la boda de mi hija. Era un verdadero amigo que se preocupaba por todos”, expresa Armando Múnera.
Por eso tras su fallecimiento, el pasado 8 de septiembre, la Universidad evocó de nuevo estos y otros momentos vividos junto a este maestro, quien siempre se destacó por su sencillez, alegría y jovialidad, así como por su gran corazón.
Partícipe y testigo de los 60 años de logros de EAFIT
Bernard J. Hargadon Jr., nacido en Pensilvania en 1927, llegó a Medellín en la década de los sesentas a través de la Agency for Internactional Development, quienes le encomendaron la tarea de aportar sus conocimientos en la Escuela de Administración de la Facultad de Minas, y en la naciente Escuela de Administración y Finanzas (EAF).
En ambas instituciones se desempeñó como profesor de contabilidad y ayudó a inspirar a varias generaciones de contadores, administrativos y otros profesionales gracias a sus aportes en este campo del saber, los mismos que, tras su regreso a Estados Unidos, dejó plasmados en textos de referencia como Principios de Contabilidad y Contabilidad de Costos.
“Como profesional siempre amó la docencia. Un día me dijo que, a pesar de su cargo como presidente de McKesson International, le hacía mucha falta compartir sus conocimientos con otros, que si no estaba enseñando sentía que algo le faltaba”, agrega su exsecretaria Cecilia Isaza.
En mayo de 2010, como parte de la conmemoración de los 50 años de EAFIT, el profesor Hargadon visitó nuevamente la Institución y celebró, junto a esta, el crecimiento, la evolución y el posicionamiento que había logrado durante medio siglo de vida. Años más tarde, en el aniversario número 60, y desde la virtualidad, volvió a hacerse presente con un mensaje de felicitación, en el que dejó unas palabas que la Universidad hoy inmortaliza para siempre.
“Mi amor inconmensurable por las personas que pusieron en marcha a la Universidad, por los muchos hombres y mujeres que la han administrado y por los cientos de estudiantes fabulosos a quienes enseñé allí. Por lo tanto, soy una de las personas afortunadas que después de 60 años son testigos de los logros de EAFIT”.
Un recuerdo para la posteridad
A Bernard J. Hargadon EAFIT lo acogió con cariño, lo despidió con nostalgia y lo recordará siempre con gratitud. “‘Bernie’ fue un hombre excepcional en todo sentido. Como profesor siempre se entregó en alma, pasión y energía a sus estudiantes. En lo humano, fue un hombre con una calidad excepcional, que daba ejemplo con su vida, y que dejó una huella imborrable en todas las personas”, afirma Julio Acosta Arango, exvicerrector de EAFIT e integrante de la primera promoción.
Tanto Julio como Armando Múnera cuentan que la historia de la contabilidad en el país fue una antes y después de Bernard J. Hargadon.
Por su parte, Louise Hargadon, hija del profesor, compartió el 16 de septiembre de este año, en un homenaje que se le rindió al profe, algunas palabras para toda la comunidad eafitense. “Con estos testimonios y memorias confirmo lo extraordinario que era papá, todas las vidas que tocó, las oportunidades que creó para otros, y como vivió su vida y en lo que creía: justicia, civismo y retribución. Nos sentimos muy honrados por este homenaje y sabemos que él está aquí en espíritu y seguirá cuidando de EAFIT”, expresa.
Así mismo, agradeció a la Universidad por, más de 60 años después, todavía “tener a nuestro padre en tan alta estima. Eso significa mucho para nosotros”. Louise estaba convencida de que esa decisión de Bernard Hargadon tomó, de mudarse con toda su familia a una ciudad llamada Medellín, seis décadas atrás, terminó por convertirse en la mayor aventura de la vida de su padre. Una de la que siempre se sintió orgulloso.
Como lo expresa Juan Luis Mejía, uno de los valores más grandes del ser humano es la gratitud, y EAFIT guardará por siempre un agradecimiento enorme con Bernard J. Hargadon, un hombre con vocación docente que marcó a toda una generación de eafitenses no solo con su conocimiento, sino también con su cercanía y acompañamiento.
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