Ana María Jaramillo Villegas
Colaboradora
Durante los años del conflicto armado con las Farc, grandes zonas del país estuvieron excluidas de la mirada de la ciencia. Luego de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, los ojos de muchos se han venido poniendo en dichos territorios. Este es el caso de las selvas bajas de Anorí, donde hasta hace poco operó el frente 36 de las Farc.
Entre el 17 y el 31 de julio, de 2018, se realizó allá una bioexpedición liderada por la Alianza EPM-PNUD, Colciencias y Universidad EAFIT, en la que participaron 10 excombatientes de las Farc como coinvestigadores.
Esta expedición es una de las 20 patrocinadas por el Gobierno colombiano a través del programa Colombia BIO, cuyo objetivo es generar conciencia y conocimiento de la biodiversidad del país y de sus recursos naturales.
En términos científicos el objetivo fue hacer un inventario que registrara el mayor número de especies en los principales grupos: plantas (orquídeas y palmas), aves, mamíferos, insectos (mariposas), reptiles y anfibios.
A pesar de que en el mundo se siguen describiendo nuevas especies, no es común salir a campo y regresar con 14 especies nuevas de plantas y animales. Los investigadores llegaron con 10 plantas desconocidas (dos de ellas orquídeas), un ratón arborícola, un lagarto pequeño y dos cucarrones. Otras nuevas especies potenciales requieren de estudios posteriores para su confirmación.
La información que arroja esta expedición podría tener usos en diferentes ámbitos: en el desarrollo de proyectos productivos sostenibles en las comunidades locales, como el turismo de naturaleza; en estrategias de conservación a través de licenciamientos ambientales, como los bonos de carbono; o en la consolidación de un Distrito de Manejo Integral (DIM), una zona de protección con actividades productivas.
Un gran equipo
En la expedición participaron: 6 investigadores de las universidades EAFIT, Antioquia y CES; 6 auxiliares de investigación, 6 monitores de investigación, 6 líderes comunitarios, 5 documentalistas de Colciencias, 3 funcionarios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y 2 representantes de la Misión de Verificación de Naciones Unidas.
Otras organizaciones también se sumaron para lograr el éxito de la expedición: La Oficina del Alto Comisionado para la Paz acordó con el Ejército evitar operativos militares que pusieran en riesgo, tanto a los excombatientes (quienes podían ser confundidos con disidentes), como al equipo de investigadores. La Alcaldía de Anorí y Corantiquia se sumaron con el interés de impulsar el Distrito de Manejo Integral (DMI) y realizar acuerdos con la gente para un uso sostenible del bosque. La Mesa de Reincorporación de Antioquia e ISA Intercolombia también participaron.
Nuevo ratón arborícola
Una de las nuevas especies encontradas en la expedición es un ratón arborícola del género Nyctomys. Este animal estaba reportado para Norteamérica y se tenían registros hasta Panamá. Este es el primero para Colombia, pues sus características morfológicas demuestran que es una especie endémica de los bosques de Anorí, asegura Juan Fernando Díaz Nieto, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de EAFIT y coordinador de la expedición.
“Su cuerpo mide 11 centímetros y su cola tiene la misma longitud. Esto demuestra que, aunque esa extremidad no es prensil, sí es fundamental para ayudarle a mantener el equilibrio. La observación de las características morfológicas y el análisis del ADN nos permitieron determinar que se trata de una especie nueva. Algunos detalles, como el conteo de las mamas en las hembras, nos dieron información muy valiosa para poder concluir el hallazgo”, afirma el científico.
Nueva especie de lagarto
Los científicos encontraron 14 especies nuevas, éxito que depende de varios factores: primero, la riqueza propia del territorio; y segundo, una zona que no había sido bien muestreada debido a la presencia de los grupos armados.
Sin embargo, sin el nivel técnico y académico del equipo de científicos que fue convocado por EAFIT esto no hubiera sido posible: ictiólogos y botánicos de la Universidad de Antioquia; entomólogos, ornitólogos y botánicos de la Universidad CES; y mastozoólogos y herpetólogos de EAFIT.
Un grupo conocedor de las especies que habitan en los Andes y en las tierras bajas de Colombia y que ha consolidado un recorrido académico en los grupos específicos. En la imagen se observa una nueva especie de lagarto (Ptychoglossus sp.) encontrado por los investigadores.
Los nuevos insectos reportados
Los investigadores han confirmado dos especies nuevas. Para llegar a esta conclusión, revisaron la literatura publicada que concierne a los organismos relacionados, revisaron fotos de bichos identificados en museos e intercambiaron correspondencia con otros especialistas. Ninguna de las dos especies tiene nombre común y son desconocidas para la gente en el campo.
Especie nueva de la subfamilia Heteronotinae, tiene una estrecha relación con las hormigas y tiene la particularidad de automutilarse el pronoto (parte del tórax) para escapar de depredadores, explica Camilo Flórez Valencia, biólogo del Grupo de Entomología de la Universidad de Antioquia.
Este género es poco recolectado y su biología es poco conocida. Se ha registrado exclusivamente en plantas de la familia Fabaceae. En una ocasión fue vista en la misma planta con otra especie del género: Anchistrotus cf. discontinuus. También ha sido encontrada en Remedios y Puerto Boyacá. Este registro amplía su distribución hacia el occidente del país.
Especie nueva de la subfamilia Endoiastinae, una de las subfamilias más raras, poco colectadas y casi desconocidas de Membracidae. Tiene una estrecha relación con hormigas, algunas veces viviendo dentro de construcciones que hacen las hormigas.
Las hembras además presentan cuidado maternal, es decir, se sientan sobre los huevos para protegerlos. Se han encontrado en plantas de la familia Myrtaceae. También ha sido encontrada en los municipios de Maceo y Remedios. Este registro amplía su distribución un poco hacia el occidente del país.
Las plantas de la expedición
Los botánicos de la expedición hicieron hallazgos importantes. Diez especies nuevas de plantas para la ciencia, entre las que se destacan dos orquídeas y una palma perteneciente al género Chelyocarpus.
Además, se reportó la especie Ceroxylon sasaimae, una palma rara que se encuentra en peligro crítico de extinción, perteneciente al grupo de las palmas de cera, del que existen siete especies en Colombia.
La experiencia de los botánicos les permite inferir en campo que algunos de sus hallazgos son especies inéditas para la ciencia, aunque la determinación definitiva requiere, en ocasiones, volver a la zona en un momento en que las plantas de interés estén en pleno florecimiento.
Orquídeas desconocidas para la ciencia
Es una especie rara de orquídea miniatura que solo se ha encontrado en estas zonas de Anorí. Para elegir el nuevo nombre los científicos pueden usar distintas inspiraciones. En este caso usarán la forma de búho que tiene la flor. Aunque el hallazgo demuestra la alta conservación del bosque, a los científicos les preocupa la alta tasa de deforestación que se viene presentando en la zona.
Esta especie es más carismática y puede ser usada en jardinería. Es polinizada por mariposas y la planta completa alcanza los dos metros. Los científicos deben volver a campo para recoger más información y completar así el proceso de descripción de la nueva especie.
La imagen en las metodologías de los científicos
Aunque las cámaras trampa se utilizan en el mundo hace más de veinte años, su uso se ha incrementado en América Latina durante los últimos ocho. Los biólogos instalaron 17, que registraron la intimidad del bosque durante dos meses. Se capturaron imágenes de un puma (Puma concolor) con sus crías, lo que habla del buen estado de conservación de bosque; un oso de anteojos, un registro escaso para tierras bajas; una tayra (Eira barbara); un oso hormiguero arborícola (Tamandua mexicana), y tatabras (Pecari tajacu). En la imagen se observa un ocelote (Leopardus pardalis). Esta especie solo sale de día en lugares poco intervenidos como estos bosques de Anorí.
De excombatientes a coinvestigadores
En esta zona operó el frente 36 de las Farc, especialistas en minas antipersona y uno de los grupos más representativos que quedó en Antioquia después de la seguridad democrática y del paramilitarismo. Durante el proyecto tuvieron el estatus de coinvestigadores. Es decir, participaron en todas las etapas del proyecto. Antes de la expedición ayudaron a los científicos a elegir las rutas y se capacitaron en algunas técnicas.
En el trabajo de campo su apoyo fue vital para optimizar el tiempo y explorar el territorio. Luego de la expedición, estuvieron en los laboratorios de la Universidad procesando el material y haciendo la curaduría. Posteriormente, algunos de ellos ayudarán en la escritura de los artículos científicos. En la imagen, los coinvestigadores preparan las trampas antes de subirlas a los árboles.
Curiosidades mientras se espera
El equipo de la expedición viajó a Anorí y tomó una chiva por carretera destapada durante cinco horas hasta el último caserío, La Tirana. Allí esperaron dos días un permiso del ELN para entrar a la zona. Luego, caminaron seis horas más hasta el campamento de investigación, Iracales, en medio de la selva. En la imagen Juan Camilo Arredondo Salgar, herpetólogo de la Universidad EAFIT, comparte sus conocimientos ante un grupo de curiosos: Mudit Suri, de Naciones Unidas; Diego Calderón Franco, ornitólogo; Juan Pablo Benavidez, productor del documental Colombia BIO, y una niña de la comunidad.
La noche en el campamento
Al caer la noche, todos se reunían en el campamento Iracales para compartir las sorpresas del día y conversar sobre los hallazgos de sus colegas. Sin importar la novedad científica, eran parte de un colectivo que estaba descubriendo un territorio. Una semana antes de que empezara la expedición, los excombatientes de las Farc subieron y construyeron el campamento que alojaría a los investigadores. El día que el equipo de peces llegó a Iracales se reunieron 62 personas. En la imagen, los botánicos del Herbario de la Universidad de Antioquia organizan el material encontrado durante el día.
El laboratorio: el trabajo no termina en campo
Luego de la expedición, los coinvestigadores visitaron los laboratorios de las universidades EAFIT y CES para continuar con las pesquisas. Diseccionaron pájaros, secaron e indexaron plantas e identificaron especies con los cantos que habían grabado en el bosque. En la imagen, ‘Barbado’, un excombatiente, organiza algunos ejemplares en el laboratorio de EAFIT.
Colombia: potencia en turismo de naturaleza
Colombia es el país más biodiverso, por kilómetro cuadrado, y esto significa también que es rico en diversidad de experiencias turísticas. Esta expedición puede ser el punto de partida para el diseño de estrategias de reincorporación y desarrollo rural en torno a la biodiversidad. Sin embargo, desde que las Farc ya no ejercen la autoridad ambiental en esta zona, las economías ilegales del Bajo Cauca están llegando a estos territorios a explotarlos de manera indiscriminada. Andar el camino del turismo de naturaleza es prometedor, pero no está exento de retos como el desminado, los nuevos grupos armados, el ELN y la minería ilegal. En la imagen se observa un ejemplar de Habia guttutalis, un ave endémica de Colombia. Es típica de las tierras bajas y del piedemonte de esta parte de Colombia. Tiene un canto llamativo y colores de contraste.