Con la idea de poner en práctica lo que cada día aprenden y experimentan en los laboratorios y aulas de clases, unir capacidades y proponer un proyecto de más impacto, los estudiantes de los Semilleros de Holografía y de Artrópodos, ambos de la Escuela de Ciencias de EAFIT, se dirigieron a la entonces Dirección de Investigación de la Universidad en busca de una respuesta a su inquietud. El resultado de esa inusual, pero oportuna unión, vino meses después y fue Incomprendidos, la primera muestra visible de un nuevo campo investigativo en la institución abierto por la recién creada Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación. Consistió en una exhibición de animales invertebrados recolectados en Bahía Solano, municipio del departamento de Chocó, a partir de los cuales se crearon hologramas con los que los asistentes a la muestra tuvieron la posibilidad de interactuar.
Los visitantes al hall del bloque 38 de la Universidad pudieron observar el resultado del trabajo interdisciplinario y colaborativo entre biólogos y físicos, mediado por la creación artística. De esta manera propusieron que la ciencia y el arte, en lugar de ser polos separados, tienen muchos elementos comunes que pueden aportar a una nueva manera de presentar resultados de investigaciones y también a la divulgación científica actual.
¿Quiénes son los incomprendidos?
Llegar a la idea de la exposición fue un proceso de diálogo entre disciplinas del conocimiento que en forma tradicional han estado apartadas por las diferencias entre sus campos de acción: la física y la biología.
Tender el puente entre ambas y darle un sentido artístico a la iniciativa delos estudiantes de los semilleros fue el aporte del docente Alejandro Valencia-Tobón, quien, desde su formación en biología y especialidad doctoral en antropología social y medios visuales, se encargó de la curaduría de la exposición y de acompañar la propuesta hacia su resultado final.
Al principio los estudiantes pretendían hacer hologramas y exhibirlos, ya tenían la experiencia de haberlos mostrado en otros espacios como las ferias de semilleros. Sin embargo, esta vez buscaban algo diferente, que diera cuenta del diálogo de saberes y, a la vez, la intención de decir algo más allá de mostrar aspectos técnicos.
Para Maria Josef Lopera, estudiantede Ingeniería Física y una líder de la iniciativa, Incomprendidos “fue un proceso difícil al principio, pero muy enriquecedor para todos”. Afirma que no es frecuente que en el proceso académico en ciencias exactas se tenga que establecer diálogo con otras disciplinas. Sostiene que “conocer compañeros de otra carrera y saber cómo funcionan otras ciencias, me parece muy importante para nuestra formación”.
Durante tres meses estuvieron en la búsqueda de una dirección. El profesor Alejandro y los estudiantes estuvieron observando y aprendiendo de proyectos de todo el mundo en los que dos o más ciencias conversan para decir algo a través del arte. En medio de análisis, preguntas y discusiones empezaron a vislumbrar cuál sería el camino: encontraron que tanto hologramas como seres invertebrados comparten el rasgo de ser desconocidos, confundidos e, incluso, temidos y rechazados.
Puntos de encuentro
La holografía es un campo poco entendido porque suele confundirse con la fotografía en tres dimensiones, el cine 3D, la televisión tridimensional o ideas derivadas de la ficción del cine y la literatura que, en general, son ilusiones ópticas que dan al ojo humano la sensación de profundidad.
Las arañas, alacranes, erizos, cucarachas de mar, cangrejos, corales, ciempiés, hormigas y escarabajos que conformaron la muestra, comparten la característica de ser invertebrados, pero también son percibidos con aversión incluso cuando no representan peligro alguno si no son agredidos.
De esta reflexión surgió la idea de presentar la unión de estos dos campos poco comprendidos e invitar a las personas a admirar a esos seres vivos que, en otro contexto, posiblemente serían eliminados. Acordaron motivar a comprenderlos mejor observándolos como hologramas.
Daniel Ignacio Velásquez, profesor investigador de la Universidad EAFIT y coordinador del Semillero de Holografía, hizo parte de Incomprendidos acompañando a los estudiantes en la creación de esos objetos de luz.
En su perspectiva, “el diálogo de disciplinas fue sumamente abierto. Cuando estudiamos la técnica estamos muy preocupados por la parte física, pero en la medida en que la mejoramos podemos hacer hologramas que sean de interés para otro público. Cuando llegan los estudiantes del Semillero de Artrópodos con sus muestras, interesados en holografiarlas, empezamos a conversar porque teníamos un interés mutuo en lo que hacíamos”.
El cruce ciencia - arte
El Itinerario 2030 es la hoja de ruta institucional de la Universidad EAFIT, lanzado en 2018, que definió la línea de acción en todos los niveles para los siguientes doce años. Una de sus principales apuestas fue la creación de la Vicerrectoría de Descubrimiento y Creación, dependencia encargada de gestionar los procesos investigativos y los relacionados con las áreas de creación.
Para Catalina López Otálvaro, jefe de Planeación y Descubrimiento Formativo y participante de esta transición, con esta mirada había que encontrar la forma de alinear los procesos de descubrimiento con los de creación, para lo que era necesario comenzar a indagar lo que implicaba esa relación.
Este concepto ha ganado mucho espacio en la academia en los últimos años, pues busca responder a preguntas o problemas de investigación a través de una experiencia creativa que da lugar a obras, objetos o productos con valor estético y cuya naturaleza temporal puede ser efímera, procesual o permanente, de acuerdo con la idea que propone el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia (Colciencias).
En medio de diálogos, preguntas y discusiones empezaron a vislumbrar cuál sería el camino: tanto hologramas como seres invertebrados comparten el rasgo de ser desconocidos, confundidos e incluso temidos y rechazados.
Por una coincidencia afortunada, pero también por la indagación de la Vicerrectoría, la iniciativa de los semilleros llegó en el momento ideal cuando ambos estaban en posición de potenciar sus ideas y materializarlas en un proyecto como Incomprendidos.
Pero, más que coincidencia, para López la realización de Incomprendidos fue un reconocimiento al trabajo de muchos años de los semilleros y a los ejercicios de investigación formativa que desarrollan. También el mensaje para la comunidad universitaria que estos procesos tienen cabida dentro de la cultura investigativa de EAFIT y que se seguirán apoyando de manera decidida. Hoy, la investigación-creación se incluye en las convocatorias de proyectos internos, de semilleros y en las de Colciencias.
El Itinerario 2030 y el enfoque de sus directrices hacia la investigación-creación es la ratificación del concepto de Universidad como epicentro de la ciencia y la cultura, algo que EAFIT tiene claro desde hace mucho tiempo.
Incomprendidos fue, además, una experiencia significativa de aprendizaje para los estudiantes que buscaban mostrar sus poco comprendidos objetos de estudio. Al final, lograron algo más profundo: juntar ciencia y arte en un mismo propósito.
Curiosidad, entretenimiento y experiencia
“La biología y la física proveen evidencia para construir una visión ‘objetiva’ de la realidad y, por esto, el arte suele relegarse como un campo conceptual que solo brinda herramientas para comunicar los resultados de las investigaciones científicas.
El resultado fue una instalación cuyos elementos generaban preguntas en los visitantes, al mismo tiempo que los invitaba a interactuar con múltiples mecanismos para descubrir la identidad de los elementos exhibidos.
En últimas, todo el trabajo fue guiado por una idea sencilla: no podemos generar conocimiento si no tenemos como agentes mediadores la curiosidad, el entretenimiento y la experiencia”.
La técnica de la holografía fue inventada en 1948 por el físico húngaro Denis Gabor, quien recibió por ello el premio Nobel de Física en 1971, y originalmente buscaba mejorar la resolución de la imagen de los microscopios electrónicos.
Su trabajo tuvo mucho interés en un principio, pero pasó casi inadvertido durante cerca de 15 años hasta que la posterior invención del láser renovó el interés en la holografía y la transformó en un tema de investigación prioritario con diversas aplicaciones científicas y tecnológicas que se sigue desarrollando hoy.