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EDICIÓN Nº 1 / Abril

Artículo

​¿Está temblando más últimamente?​



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Escrito por: Ana Beatriz Acevedo


​Hace pocos días a más de un colombiano lo despertó el movimiento de la cama. Mi papá pensó que el movimiento provenía de mi mamá, pero no, ella dormía profundamente mientras la cama se movía de un lado para otro. “Está temblando" –pensó mi papá. Mientras esto ocurría yo estaba manejando camino a la Universidad, razón por la cual no lo sentí; pero supe que tembló, pues en la emisora el presentador mencionó que había acabado de temblar. A los pocos segundos de enterarme del temblor recibí por WhatsApp el siguiente mensaje de un familiar: “Tembló. Se sintió duro, yo estaba acostado y sentí un movimiento horizontal moderado a fuerte, pero cortico". En otros grupos de WhatsApp también mencionaron el temblor, y en la Universidad parte de las conversaciones incluyeron el temblor, que se sintió en gran parte del país​.

​Para acabar de ajustar ¡a los tres días volvió a temblar! Esta vez, en el grupo de WhatsApp de los primos uno de ellos envió el reporte del nuevo terremoto junto con la frase “Van muchos en poquitos días”. Es verdad, ¿será que está temblando más? Pues no, no está temblando más, está temblando más o menos lo mismo. Es decir, si miramos periodos largos de tiempo podemos notar que los terremotos siempre han ocurrido y que, además, tienen frecuencias similares (ocurren aproximadamente con los mismos intervalos de tiempo). Eso sí, hay años particulares donde pareciera que la tierra decidió generar más terremotos, pero también hay otros donde hay “más calma”; pero al verlo a largo plazo, el promedio de terremotos por año se mantiene relativamente constante.

​Los terremotos, sismos o temblores (tres palabras para un mismo fenómeno) son una muestra de que la tierra está viva, de que la tierra se mueve. El interior de la tierra es mucho más caliente en el centro y esta temperatura va disminuyendo a medida que nos acercamos a la superficie. Y esta superficie, que se llama corteza, está agrietada en lo que se llaman placas tectónicas, las cuales están sobre un material que permite que se muevan. El movimiento de las placas tectónicas (acercamiento, separación o deslizamiento) hace que se acumule energía que con el tiempo se libera en lo que llamamos terremoto, sismo o temblor. Entonces, en aquellos lugares donde interactúan las placas tectónicas es donde ocurren los terremotos. Colombia se encuentra en un lugar donde interactúan las placas tectónicas Nazca, Suramericana y Caribe, razón por la cual es un país sísmicamente activo. Sin embargo, no todos los terremotos que ocurren en nuestro territorio son iguales: hay unos que ocurren frecuentemente y que liberan poca energía (la mayoría ni los sentimos), mientras que hay otros que no son muy frecuentes y que liberan tanta energía que pueden generar daños en la infraestructura y afectaciones en los humanos (muertos, heridos, desplazados).



​A nivel mundial cada año ocurren aproximadamente: un millón de terremotos que usualmente no se sienten; cien mil terremotos menores que se sienten la mayoría de las veces; diez mil terremotos “ligeros” que generan un movimiento perceptible; mil terremotos moderados de los que algunos generan daños en la infraestructura; cien terremotos fuertes que generan daños; 20 terremotos que generan daños importantes y pérdidas de vidas; un terremoto severo que genera un gran impacto económico y grandes pérdidas de vidas; y menos de un terremoto que genera destrucción en áreas grandes y pérdida masiva de vidas. Según el Servicio Geológico Colombiano, entidad que monitorea los terremotos en el país, en Colombia ocurren, en promedio, 2,500 terremotos al mes; sin embargo, la mayoría de estos terremotos pasan desapercibidos.​

​Yo dicto una materia que se llama ingeniería sísmica, donde estudiamos qué son los terremotos y cómo estos se relacionan con las personas y la infraestructura, buscando conocer los efectos que pueden generar los terremotos futuros en un lugar. El primer día de clase siempre le digo a mis alumnos: “este semestre tendremos a nivel mundial un terremoto importante que va a generar daños en la infraestructura y afectaciones humanas (muertos y heridos), y también tendremos un terremoto que nos moverá el piso en el país”. ¡En los casi veinte semestres que he dictado la materia nunca he fallado!, y no es porque yo anticipe el futuro, es porque no está temblando más, está temblando más o menos lo mismo.

​Aprovecho que hablé de anticipar un terremoto para aclarar que los terremotos no se pueden predecir: los conocimientos científicos actuales no permiten identificar con antelación el lugar y el día en que va a ocurrir un terremoto. Tal vez en un futuro se logre, pero por ahora no se puede. Lo que hacemos quienes nos dedicamos a los terremotos es estudiar la sismicidad pasada: registramos los terremotos que han ocurrido, cuánta energía han liberado, dónde se generaron y cada cuánto ocurrieron. Toda esta información la analizamos y de esta manera podemos identificar dónde puede temblar, cada cuánto y qué tipo de movimiento van a generar los terremotos que puedan ocurrir. Con esta información podemos decir si en un lugar se espera que los terremotos generen movimientos importantes del terreno. ¿Recuerdas que mencioné que en nuestro país no todos los terremotos son iguales? En Colombia los lugares que tienen mayor ocurrencia de terremotos se encuentran en las costas, alrededor de las cordilleras, y en un sitio muy especial ubicado en el departamento de Santander y conocido como el Nido Sísmico de Bucaramanga, donde tiembla casi todos los días (seis de cada diez terremotos que ocurren en el país son generados en el Nido de Bucaramanga). Ahora, es importante tener en cuenta que el movimiento del terreno que genera un terremoto no depende únicamente de la energía que se libera (lo que conocemos como magnitud), sino también de qué tan profundo es el lugar donde se libera la energía.



​El efecto de los terremotos en nuestro entorno depende, además del movimiento en el terreno que genera la energía liberada, de cuántas personas e infraestructura están en un lugar y de la capacidad de las personas y de la infraestructura para resistir las fuerzas que imponen los terremotos. Entonces, no necesariamente porque un terremoto es muy fuerte va a generar muchos daños, o porque es moderado no va a pasar nada.

​¿Aún después de leer lo anterior sientes que está temblando más? ¿Has pensado que últimamente tenemos mayor acceso a la información? Esta es una de las principales razones por la que en los últimos años sentimos que está temblando más. Anteriormente no era tan sencillo enterarse rápidamente de lo ocurría globalmente, ahora todo está a un clic. Sin la facilidad de información que tenemos actualmente solo nos enterábamos de los terremotos que generaban consecuencias importantes; en cambio ahora nos enteramos de esos terremotos y también de aquellos en donde “no pasa nada”. Adicionalmente, en las últimas décadas se ha aumentado considerablemente el número y la capacidad de los equipos de monitoreo sísmico, lo que ha aumentado el número de terremotos que registramos, incluyendo muchos terremotos que ni siquiera son perceptibles por los humanos.

​No está temblando más, está temblando más o menos lo mismo y vivimos en un lugar donde todos los días tiembla. Esto hace que en países donde ocurren sismos –como Colombia– debemos prepararnos para convivir con ellos, lo cual hacemos de varias maneras. En primer lugar, gracias a lo observado en sismos pasados, estudios e investigaciones, los ingenieros actualmente sabemos cómo diseñar y construir estructuras que tengan un buen comportamiento cuando ocurra un sismo, es decir, estructuras “sismo-resistentes”. Tal vez hayas oído hablar de estructuras “anti-símicas”, lo cual no es correcto. A una estructura “anti-sísmica” no le pasaría nada en un terremoto y esto es bastante difícil de lograr. A una estructura sismo-resistente no le debe pasar nada cuando ocurran sismos frecuentes, pero a medida que los sismos son más grandes (por lo tanto, menos frecuentes), la estructura va a empezar a experimentar daños, hasta llegar a un punto donde, sí el sismo es muy extremo, los daños pueden inclusive dejar inutilizada la estructura. Los ingenieros buscamos que la estructura se dañe de manera que se proteja la vida, que las personas que estén en ella puedan evacuar (aún si posterior al sismo hay que demoler la estructura). Los criterios para diseñar y construir estructuras sismo-resistentes se encuentran en normas de construcción. Colombia tiene estas normas desde 1984, que se han actualizado varias veces (1998 y 2010).

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​Desafortunadamente no todas las estructuras del país se construyeron después del año 1984 y/o siguiendo los criterios de la norma sismo-resistente. Aún hoy se siguen construyendo estructuras que no son sismo-resistentes. Lo anterior hace que en nuestro país (al igual que en muchos otros países en el mundo) exista una cantidad de infraestructura que carece de las características necesarias para tener un buen comportamiento cuando ocurra un terremoto. Esta compleja situación es nuestra realidad, y es un reto que con ingenio debemos buscar como mejorar. Acá aparece una segunda línea de acción que nos ayuda a convivir con los terremotos: debemos estudiar cómo está la infraestructura actual, cuáles son sus características, qué capacidades tienen para resistir un terremoto. Los resultados de estos estudios, unidos al conocimiento sobre la ocurrencia de sismos en un lugar, se combina para estimar los efectos que sismos futuros podrán tener en un lugar. Esto se conoce como la evaluación del riesgo sísmico, algo que en lo que podemos decir que EAFIT “está en la jugada”. El objetivo de estos estudios es conocer con antelación cómo está un lugar para identificar, entre otros, zonas donde se concentran estructuras más vulnerables (con capacidades bajas para resistir las fuerzas de los terremotos), dónde se concentra la población, qué tipo de infraestructura tendrá los mayores daños, si se espera que los sismos generen muertos, heridos, las pérdidas económicas que podemos esperar. Este conocimiento permite planificar, prepararse para la respuesta ante una emergencia y tomar acciones para disminuir el riesgo.

​Falta un tercer componente muy importante cuando vivimos en un lugar donde ocurren terremotos: la preparación individual. Ya sabemos que tiembla, también sabemos que no se puede anticipar cuando va a ocurrir un terremoto. Normalmente los sismos no son muy grandes, pero eventualmente llega uno que puede generar afectaciones importantes. Es necesario entonces estar preparado, lo que implica conocer el entorno que habitamos: cómo es mi vivienda, mi oficina, el lugar donde estudio. Cada que llegues a un lugar ten presente las rutas de evacuación. En tu casa asegúrate de que los corredores o espacios que llevan a la puerta no tengan objetos que impidan la circulación, que los elementos que se puedan caer estén sujetos y que el espacio sobre tu cama lo tengas despejado. Crea con tu familia un plan de emergencias: ¿dónde nos vamos a encontrar si ocurre un terremoto? Define con antelación ese lugar, pues ten presente que si ocurre un terremoto fuerte posiblemente no nos podremos comunicar. En caso de que este ocurra debemos estar atentos a las indicaciones de las autoridades, para lo cual es importante contar con un radio que funcione con pilas.

​Como ves, hay mucho por hacer con relación a los terremotos, y cada uno de nosotros debe aportar desde su rol (ciudadano, ingeniero, tomador de decisión, científico) para que, cada día, estemos mejor preparados para afrontar los sismos.​

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